¿Qué se supone que estoy haciendo? El movimiento del bus intenta despegarme de aquellos pensamientos que abruman profundamente mi cabeza. De repente llega Felipe diciéndome que ha encontrado a mi madre biológica y yo sin siquiera meditarlo con cuidado, acepto viajar en su búsqueda, a aquel pueblo tan lejano donde supuestamente se ha ido a esconder. ¿Una mujer millonaria que tuvo que dejar a su hijo por la presión social de ser una madre soltera? ¿Una reina de un imperio lejano que perdió a su hijo por la venganza de un poderoso hombre? Eso es lo que siempre los niños huérfanos piensan al idealizar a sus progenitoras, pero nunca fue mi caso. Siempre he sabido que aquellos son solo cuentos añejos de gente inocente, jamás pude creerlos. Una madre que no podía alimentar a su pequeño hijo recién nacido, una mujer que jamás sintió apego por aquel a quien engendró a causa de una estruendosa realidad ¿qué más puedo pensar de alguien que me abandonó sin siquiera darme la oportunidad de amarla?
-Fui día tras día hasta el orfanato donde te dejaron, quería que me dieran un indicio sobre tu madre, pero aquella mujer, doña Alicia, no quería ayudarme en mi investigación... Al final, parece que de tanto insistir me dio una pequeña pista... Eugenia Alfaro, así es como se llamaba su mejor amiga en la infancia y la misma quien años después le trajo un pequeño niño de ojos verdes para que lo cuidara un par de meses, ya que debía resolver un asunto muy importante en el sur... pero como era de esperar, jamás regresó...- De la nada mientras seguíamos viajando en el bus, Felipe decide contarme lo que estuvo haciendo por casi dos semanas. Eugenia Alfaro... es ese el nombre que debía haber memorizado desde pequeño como aquella a quien más amaba en el mundo, a quien le haría las manualidades en el colegio para el día de las madres, aquella que abrazaría cuando tuviera pena. ¿Qué debo hacer para no comenzar a llorar? Creí que era un tema superado, pero tal parece que aquella herida aun no cicatriza. -¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te esfuerzas tanto por encontrar a mi madre?- De repente una duda asalta mi mente y debo recibir una respuesta, todo esto ahora comienza a parecerme extraño. –Bueno... en realidad... pensé que te sentías un tanto desplazado desde que todos se enteraron que soy hijo de Alejandro. Vi tu mirada aquella noche mientras Ignacia me abrazaba y supe de inmediato lo que estabas sintiendo... ¿Sabes? Tus palabras me hicieron recapacitar y creo que le daré una oportunidad a aquel hombre, quizás sea buena idea tener un padre... pero antes de ello quiero que tú también encuentres tus orígenes... Espero que no te incomode mi decisión...- Veo el brillo en sus ojos azules y me es imposible enojarme. Le conozco y sé que lo ha hecho con una buena intención, aunque no sé si el resultado será el esperado.
Tres horas transcurrieron antes de llegar a aquel recóndito poblado, sumergido en lo más hondo de la nada. El frío cala mis huesos cuando me bajó del bus y me encuentro de pie delante de aquel paraje tan agreste. La neblina cubre el campo a nuestro alrededor, no podemos definir claramente cómo es el paraje, simplemente debemos seguir el sendero hasta encontrar la casa que le han señalado a Felipe que es la indicada. –Doña Eugenia tiene un hostal en el pueblo, así que iremos a alojarnos allí esta noche con el pretexto que estamos de viaje... No podemos llegar presentándote como el hijo que abandonó... debemos ir tranquilamente...- Aquel es el plan que el presidente del centro de alumnos ha calculado. Parece sencillo a primera vista, pero no sé qué sucederá cuando la tenga frente a mis ojos, cuando pueda percibir el alma de quien me engendró hace dieciséis años.
La casa es de adobe, pintada rústicamente de blanco, su techo es de una opaca teja roja que en contraste con las paredes pareciera resaltar el estilo campestre. En la entrada nos encontramos con muchas hortensias que nos guían hasta la puerta, la misma que Felipe toca fuertemente para señalar nuestra presencia. Esperamos un par de minutos que me parecen una eternidad. Mi corazón palpita incesantemente, está desbocado ante tal escenario, ante una de los actos más importantes de la obra de mi vida. De repente la puerta se abre y nos encontramos frente a una mujer madura, un tanto más pequeña que nosotros, no es delgada pero tampoco regordeta, parece una señora normal, su piel está tostada y su cabello es negro, pero lo que más me sorprende son sus profundos ojos verdes, los mismos que puedo reconocer cada mañana al ver el reflejo de mi rostro en el espejo. –Buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar?- Es la forma en que Eugenia nos saluda, no es necesario que se presente, ya que sus orbes lo han hecho por ella y me han dejado en claro que es la mujer a quien buscamos.
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El Chico Perfecto
RomanceMateo García es el chico perfecto, capitán del equipo de fútbol y de básquetbol, presidente del centro de alumnos, conocido por su popularidad con las chicas y por sus impresionantes calificaciones. Todo lo que uno posee es gracias a sus esfuerzos...