CAPITULO XVI: Mi decisión.

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La noche es fría, sigo en letargo tendido en mi cama mirando el infinito en aquel rincón perdido de mi cuarto. Las horas oscuras del día se me han hecho eternas y aunque mi cuerpo me solicita un poco de descanso, mi mente se niega a bajar la guardia, ya que cualquier debilidad puede ser ocupada por el enemigo. Al otro lado de la habitación se encuentra recostado dentro de un saco de dormir, aquel muchacho que me juró amor eterno mientras planeaba con mi mejor amiga el peor ardid del cual he sido parte. No tuve otra opción que aceptar alojarlo aquí y como suponía no he podido conciliar el sueño. ¿Él lo habrá logrado o está desvelado del mismo modo que yo?

Durante estas horas por mi cabeza han transitado las imágenes de Rodrigo y del nieto de la directora. Ambos han sido importantes en mi vida, uno entrometiéndose sin reparar en esfuerzos, cuidándome como nunca antes lo había hecho y llenándome de emociones tan profundas, que nunca nadie antes me había incitado a percibir. Por otro lado se encuentra aquel que en silencio me vigiló la infancia entera, que conmovió mi alma con su ternura y paciencia, pero que con aquel acto me destruyó intensamente. ¿Qué es lo que siento por cada uno? Por más que lo intento no puedo descifrar el enigma que se ha convertido mi corazón, porque aunque el alemán lleva la ventaja no puedo dejar de pensar en Felipe, si no sintiera nada por él ¿por qué ahora no puedo dormir sabiendo que lo tengo tan cerca? ¿Pero por qué me siento como si le estuviera siento infiel a Engdahl? No tenemos una relación formal, cualquier idilio con otra persona no significaría una infidelidad.

Son casi las tres de la madrugada y mi estómago me solicita que ingiera cualquier alimento que encuentre en mi camino, así es que me levanto y camino despacio en dirección a la cocina. En aquel trayecto paso cerca del saco de dormir donde se encuentra el chico de ojos azules y lo quedo observando un momento. ¡Malvado! ¿Por qué tú si puedes dormir y yo no? Se ve tan sereno y relajado, nadie pensaría que acaba de perder todas sus pertenencias. Me enojo por ello, pero luego quedo embobado al darme cuenta lo guapo que se ve mientras descansa. Su cabello negro alborotado, su piel clara y aquellos labios que no son grandes, pero si dejan entrever algo de su existencia, delgados pero varoniles. Es una imagen muy bella, pero el recuerdo de aquella fiesta inunda mi mente y debo seguir con mi camino para no cometer una locura.

Bajo las escaleras intentando no producir ningún sonido fuerte, no quiero despertar a nadie a estas horas, ¿cómo les explico que no puedo dormir porque Felipe está cerca de mí? Ni siquiera yo podría responder esa pregunta, por lo que no quiero estar envuelto en aquel conflicto. Llego cerca de la cocina y para mi sorpresa esta está iluminada por su potente luz. ¡Hay otra persona desvelada! Pero cuando me acerco a la puerta de aquella habitación me entero que no es una, sino que dos. Conversan a través de susurros, pero es tanto el silencio que puedo escucharles perfectamente. Resultan ser mi padre y mi abuela, quien diría que estarían conversando tan secretamente y además a estas horas.

-No creas que por haber alojado a Yolanda en tu casa lograrás que deje de reprocharte por tus errores en el pasado. Sabes muy bien que si por mí dependiera, mi hija sabría la verdad hace ya muchos años, pero en consideración a ti y a la delicadeza de mi pobre Ignacia, no lo he hecho.- Mi abuela parece estar muy enfadada y aunque no los vea, sé que está observando a mi padre de una forma penetrante, intentando indagar sus reacciones ante tal ataque. ¿Errores del pasado? ¿A qué se estarán refiriendo? ¿Qué tan grave pudo cometer para que mi abuela se comporte así? ¿Es la razón de sus constantes discusiones? Miles de preguntas nacen en mi cabeza mientras los escucho conversar. –Sé que te has quedado callada porque no quieres hacerle daño a mi esposa, y te lo agradeceré el resto de mi vida, pero creo que ha llegado el momento de decir la verdad, es el tiempo preciso... No puedo seguir viéndola, sabiendo que le oculto algo tan importante...- Mi padre aparenta estar acongojado, realmente aquel tema le complica y si es así, debe ser algo sumamente sensible para mi madre, de lo contrario, ya lo hubiera revelado hace mucho. Ellos siempre se han contado todo, hasta los secretos más íntimos, por lo que escuchar que Alejandro le ha guardado un secreto, me sorprende de sobremanera. –Ni se te ocurra. Habíamos acordado que ella nunca se enteraría de esto. Sabes por todo el sufrimiento que ha tenido que soportar por el hecho de no ser madre y enterarse ahora que tú tienes un hijo con una de tus antiguas novias la destrozaría. ¿Tú si pero ella no? No te permitiré que le arruines la vida, además... por las condiciones en que terminó tu relación con aquella mujer aquel joven tampoco sabe que eres su padre, le has ayudado económicamente todos estos años, pero él no sabe de tu existencia... ¿significa que si ahora quieres contarle todo a mi hija es porque le revelarás la verdad a aquel muchacho?...- ¿Qué? Es mucha la información que he recibido en tan poco tiempo. ¿Mi padre tiene un hijo con otra mujer? No puede ser, es simplemente imposible, por algún motivo me adoptaron.

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