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Una Noche De Tormenta

— ¡Oh no! Se aproxima una tormenta — se lamentaba Aiko, sentada al borde de la ventana mientras miraba el cielo gris con una mueca en el rostro

— será mejor ir a nuestro escondite Nero — advirtió la chica a su querido perrito color marrón claro con manchas blancas en sus patas y orejas. Este le respondió con un ladrido y la chica fue a cerrar las ventanas, pero un rayo alumbro el cielo y luego un fuerte trueno retumbo en toda la torre, lo que provocó que la chica pegara un fuerte grito, y su amigo ya no se encontraba en el pequeño salón.

— Nero, Nero ¿Dónde te metiste? — preguntaba la chica mientras buscaba a su amiguito por todos lados con los oídos tapados por los fuertes truenos que se oían y los gritos que ella misma pegaba, lo siguiente que vio fue su amiguito afuera, corriendo en medio de la lluvia — No puede ser ¡Nero, vuelve aquí por favor! — gritaba desesperada la chica pero su amigo ya no se encontraba cerca — ¡Demonios! — maldijo mientras otro trueno sonaba y pegaba un fuerte grito — ¡maldita tormenta! Tengo que ir por Nero, pero le tengo miedo a las tormentas — dudaba la chica, debido a su pánico a las tormentas, agregando el hecho de que jamás había abandonado aquella torre en la que se encontraba — ¡Al diablo con todo, Nero es más importante que todo esto! — dijo la chica agarrando su capucha bordo, y tomando mucho valor salto por la ventana y comenzó a correr con todas sus fuerzas siguiendo el aroma que el pequeño había dejado impregnado en sus ropas.

Corría y corría como si su vida dependiera de ello, gritando desesperadamente el nombre su amigo perruno. Seguía su aroma, debido a que tenía un olfato muy agudo, hasta que notó que había salido del bosque.

Tenía miedo, y mucho, jamás había abandonado su casa y menos en una noche tormentosa, pero aun así siguió buscándolo. Con sus agiles piernas, pego un salto al techo de una casa y comenzó a seguir el rastro de Nero por los techos, le sería más fácil verlo si iba por arriba, pero su cabello largo, que le llegaba hasta los pies, por la lluvia se le mojó, enredándose entre sus pies provocando que cayera desde el techo de una casa de tres metros, lastimándose la rodilla izquierda y el hombro — ¡Maldición! — gritó frustrada, mientras curaba sus heridas— Perdí el rastro de Nero ¿Y ahora como hago? — se quejó frustrada, era imposible encontrarlo con una tormenta como esta, la lluvia borro el rastro del pequeño Nero y la chica estaba sentada curando sus heridas en el suelo mientras sollozaba en medio de una furiosa tormenta. Tenía miedo, frío y estaba muy pero muy triste, ya que su amigo se había perdido y ella era incapaz de encontrarlo, se sentía culpable por no haberlo cuidado bien. Pero decidida a no rendirse se levantó, limpiando sus lágrimas, aun sin el rastro de Nero, ella no se rendiría, porque el que no arriesga hasta el final, no gana, y no quería rendirse y dejar que su pequeño amigo perruno se perdiera en una noche fría y tormentosa, donde los truenos furiosos espantaban a cualquier animalito indefenso. Aún con su pánico a las tormentas, y temblando por el miedo de encontrarse en un lugar desconocido, trenzó su larguísimo cabello magenta con escalas de azules y violetas, envolviéndolo en un recogido despeinado, y tapándose la cabeza con la capucha bordo, retomo la búsqueda de su pequeño amigo Nero.

Saltando árboles, alcantarillas y edificios altos y bajos, iba la chica buscando a su amiguito, hasta que sintió el aroma conocido de su amigo y lo siguió, las esperanzas de encontrarlo la ponían feliz.

Su aroma la condujo hasta una enorme mansión, cuyas rejas negras y antiguas daban un toque tenebroso al lugar, más la tormenta eléctrica — Muy bien, el rastro del aroma de Nero proviene de aquí, ¿Tan lejos se pudo haber ido ese chiquitín? — se preguntaba a sí misma — Sí que das problemas, el lugar que elegiste para esconderte — se quejaba — Supongo que no queda otra, todo sea por ti Nero — respiro hondo, y de un salto, paso de largo la reja aterrizando con sus pies, y contemplo el lugar — Da miedo este lugar, se parece a los típicos castillos que nombran las historias de mis libros — sonrió complacida ya que sentía que estaba viviendo un escenario propio de la fantasía.

A pasos lentos y suaves se aproximó a la mansión. De repente su corazón dio un golpeteo, sorprendiéndola, y un extraño sentimiento de la invadió — ¿Qué diablos fue eso? — se preguntó, confundida. Creyó que tal vez estaba un poco cansada, así que respiro hondo, tratando de calmarse un poco.

Notó que su pulso se había normalizado, y llegó a la puerta principal, mirando a todos lados procurando que nadie la vea, forcejeó la puerta tratando de abrirla, pero no había caso.

Dando un suspiro de derrota, se apoyó en la puerta rendida, y esta se abrió sola, provocando que la chica casi se cayera dentro de la mansión y pegando unos trotes, entro sigilosamente mientras la puerta se cerraba sola - Digno de las historias de terror - dijo y tembló un poco por el miedo que le ocasionaba el lugar y el fuerte trueno que había sonado unos segundos antes, pero se puso erguida, y escurrió su ropa mojada por la lluvia.

Mientras caminaba a paso sigiloso, contemplaba la casa por dentro, lujosa, grande y cara, con unas escaleras de lo que parecían un material de mármol y en el centro de la entrada una enorme lámpara araña dorada, una casa digna de gente rica y de alta sociedad, con niños malcriados, llenos de lujo y con sus típicas personalidades egocéntricas y vanidosas, es como solían describirlos los libros que ella leía, y como ella se los imaginaba.

Sus piernas comenzaron a temblar cuando escucho un sonoro ruido, como si golpearan algo — ¿Así que después de todo había alguien en esta casa? — se preguntaba a medida que avanzaba hacia el lugar de donde provenían las voces, pero un fuerte trueno y el grito de una mujer la desestabilizó y llegó casi corriendo al lugar, deteniéndose a observar la escena que tenía ante sus ojos.

(Narra Aiko)

Llegué al lugar de donde provenía el grito y vi a una chica rubia tirada en el suelo con la rodilla sangrando, rodeada de 6 chicos misteriosos, que la miraban como si la fueran a atacar.

Por alguna extraña razón, eso hizo que mi corazón volviera a acelerarse, cosa que era extraño, pues no sufría de problemas cardiacos. Restándole importancia a mi situación seguí observando lo que tenía ante mí.

— ¿V-vampiros? — susurró aterrada la rubia de ojos rosados.

— ¿QUE? ¿Vampiros? ¿De qué habla esa chica? — pensaba, pero al ver sus ojos rojos y sus colmillos caí en la cuenta de que ellos eran vampiros — ¡No jodas! — chillé, y automáticamente tape mi boca con ambas manos para que nadie me escuchara ¿Vampiros de verdad? Y yo que creía que solo existían en las novelas y cuentos sobrenaturales, valla ¡Menuda sorpresa me llevé al entrar en este lugar! Si no fuera porque Nero se escapó... ¡ALTO! Yo vine aquí buscando a Nero, no para escuchar conversaciones ajenas... pero algo me decía que tenía que seguir escuchando la conversación, y si ese "algo" era mi maldita curiosidad.

El olor de Nero se sentía más fuerte en ese lugar y debajo de uno de los sillones, pude observar la colita marrón con una mancha blanca en la punta, ahora tenía que esperar a que todos esos sujetos extraños se fueran y así tomar a Nero y salir de aquí cuanto antes.

Mientras pensaba una manera de cómo recuperar a Nero, observe como la rubia saco algo de su bolsillo —¡Toma esto! — gritó mostrando un rosario de plata con una gema rosa en el centro, y los 6 chicos comenzaron a burlarse de ella, acotando cosas como que "los humanos son realmente ingenuos al creer en una fantasía como esa de que los vampiros son vulnerables a las cruces sagradas y a la luz de sol" y no sé qué más — ¿Pero quién se creía ese idiota de anteojos? — susurraba molesta al comentario del idiota antiojudo, y si, es que me daba bronca la gente rica, no por envidia, sino por sus actitudes egocéntricas y vanidosas.

Noté que todos los vampiros estaban sedientos de sangre, dispuestos a beber su sangre, y la chica tiritaba de miedo. Tenía que salvar a Nero, pero tampoco podía dejarla sola.

— Bueno Aiko, solo será por esta vez — me dije a mi misma, y salí de mi escondite, plantándome ante esos vampiros, quienes me observaban sorprendidos.



✝ Bloody Kiss ✝ ||Diabolik Lovers||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora