✝ Bloody Kiss ✝ ||Diabolik Lovers||

XVII

✝¿Pistas De Un Pasado?✝

Ambas entraron a un cuarto extraño, los ojos curiosos de Aiko vagaban por las paredes, que estaban todas descuidadas, se notaba que era una especie de cuarto abandonado, él cual no se habían tomado la molestia de acomodarlo y ordenarlo, pues habían joyas esparcidas a lo largo de una mesa, junto a un joyero. Era un cuarto muy viejo y descuidado.

— Este no es el sótano Yui, es solo un cuarto abandonado — suspiró desanimada la pelimagenta, ya estaba cansada de investigar todas las habitaciones.

Al ver que la rubia no le prestaba atención a lo que ella hablaba, cosa que era raro porque Yui nunca la ignoraba o la dejaba hablando sola, volteó a verla, notando que esta última se encontraba pálida observando la ventana. Al verla así, un escalofrío le recorrió por la espalda, miedo, giró en su dirección y lo que vió la dejo helada: en el balcón había una mujer de espaldas, su cabello lila largo le llegaba casi al suelo, y tenía puesto un vestido negro aparentemente escotado ¿Quién mierdas era esa mujer? Por alguna extraña razón a Aiko le daba miedo, y le provocaba sensaciones indescriptibles.

La mujer se dio vuelta en una milésima de segundo, asustándolas; Yui cayó de espaldas contra una biblioteca que había allí, sosteniendo su corazón con fuerza y quejándose de dolor

— ¡Yui! ¿Estás Bien? — preguntó Aiko con tono preocupante.

— S-Si... Creo que sí, sólo... Siento que me duele él corazón — respondió la rubia, respirando de manera dificultosa.

— ¿Qué demonios fue eso? — comento la de cabellos magenta ayudando a Yui a levantarse. Ambas miraron hacia él balcón, notando que la mujer de antes ya no estaba, razón por la cual soltaron un suspiro de alivio, quizás solo fue su imaginación no? pensaban, pero esa mujer daba muy mala espina.

La rubia miraba él suelo, y noto que había un libro tirado, y del cual sobresalía una fotografía.

Ella se agacho tomando él libro entre sus manos; era un diario con una foto de su padre y ella cuando era una bebé.

A su vez, Aiko encontró en la mesa donde estaban esparcidas todas esas joyas caras y de alta calidad, una cajita musical negra con detalles dorados, que llamo mucho su atención y la tomo entre sus manos, soplando él polvo que había en esta.

Al terminar de quitar el polvo, intentó abrirla, pues la curiosidad de saber qué es lo que había adentro la carcomía, pero tenía un pequeño candado dorado en forma de corazón, lo cual le impedía abrirla.

Rozó el candado entre la yema de sus dedos finos, y una especie de flash cruzó por su mente por unos milisegundos, haciendo que la pelimagenta se tambaleara y cayera de rodillas al suelo abrazando aquella misteriosa cajita musical entre sus manos. Su corazón latía muy rápido, y otra vez, esa sensación la invadió, nostalgia.

En ese mismo instante, una rubia de ojos rubí se encontraba leyendo el diario, aparentemente de su padre.

— "Yui me da felicidad"

"El hecho de que no sea realmente mi hija no significa nada ahora".

"Solo estoy agradecido por esta gran bendición cada día que vivo" — Leyó Yui en voz alta, sorprendiendo a Aiko, quien se encontraba metida en su mundo prácticamente — ¿Qué significa esto? ¿Mi padre en realidad no es mi padre? — La rubia le dedicó a su amiga una última mirada llena de desconcierto y desesperación antes de desvanecerse del gran shock emocional que acababa de llevarse.