Capitulo 1

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El beso

Se podía mirar nuestras preciosas sonrisas en los labios. Michael de vez en cuando se tocaba la comisura de los labios, era su tipico gesto justo antes de darme un beso.
Él era mi corazón y, para siempre, la esclava de este. Yo para él, era la niña de sus ojos, aquella chica dulce que le preparaba unas ricas y apetitosas
tostadas en la mañana por muy temprano que se tuviera que ir a trabajar. Si yo notaba que se levantaba de la cama, yo también lo hacía. Y se que
le gustaba desayunar en mi compañía, como a mi me gustaba que me regalase besos antes de irse. Era un perfecto intercambio de amor.

-Me quieres?-me preguntó sin previo aviso, mientras admiraba mis ojos, los cuales siempre vi corrientes, pero a él le parecían especiales.

Yo le miraba fijamente a esos ojos que miraban los mios, para responderle con total sinceridad y confianza.

-Quererte no es lo suficiente.

Expresiono una encantadora sonrisa timida y se limpio esos labios sonrientes con el pañuelo de seda.

-No puedo responder a esas lindas frases que me dedicas, me dejas encandilado, completamente loco.-me decía dejando el suave pañuelo verde de nuevo en su regazo.

Mire mi taza que contenía zumo, como tratando de adivinar el futuro en ella, pero en realidad, era un movimiento coqueto para que Michael me regalase
ese beso que tanto deseabamos los dos.

-Quedrás salir esta noche?

-Sí, por supuesto.-levante mi mirada de la taza y le guiñe un ojo, mientras movía lentamente mi cuerpo en la silla, cual mecedora, ya que mi cuerpo no
podía esperar más para recibir sus dosis de cariño que Michael le proporcionaba.

-Quiero llevarte a un lugar precioso, se que te va a encantar.-me devolvió el guiño, haciendo que mi corazón se acelerase como una bomba a presión.

Las salidas con Michael siempre eran realmente especiales, un día,me llevó a un precioso campanario en Roma, era un viaje de negocios en el
que me llevó con él y se esforzó al máximo en el trabajo solo para conseguir encontrar tiempo para mi, fue uno de sus primeros gestos rómanticos en el noviazgo.


Me llevó con los ojos vendados a lo alto del campanario, guiandome con suavidad y llevandome en brazos en los escalones, como un perfecto caballero
andante sin necesidad de corceles u armaduras, aunque yo al principio me negaba a que me llevase en brazos, pues me parecía abusar de él, pero logró
convencerme y no dejó en ningún momento que me cayera, era fuerte, más de lo que parecía pero dulce, muy dulce, como un bombón de pastelería.

Una vez llegados en lo alto, me soltó suavemente y me quitó la venda de los ojos, permitiendome ver de nuevo su dulces facciones.

-Estás lista?

-Sí.-contesté emocionada.

-Mira abajo.

Obedecí su orden y mire.
Abajo, había tanta gente, cada uno con un trozo de cartón de distintos colores, que
unidos formaban la palabra "te quiero, Julia" y bellas palomas blancas que liberaron haciendose juntar con el sol y las nubes del mismo color.

-Para mi? Oh Michael.-le abrace efusivamente.

-Esto solo es una pequeña demostración de lo mucho que te quiero, solo una bella parte de Roma, sin embargo mi amor por ti gira en todo el universo.

Aquel día llore de felicidad.

Volví a la realidad después de ese pequeño recuerdo y mire de nuevo las manos de Michael, que estaban posicionadas sobre el pañuelo.

-En qué piensas?

-En aquel día en el que me llevaste al campanario, dónde por primera vez me sentí la mujer más afortunada del mundo.-suspiré con aire enamorado.

-También lo recuerdo, quería hacerte algo grande y especial.

-Lo hiciste.-le dije levantando mi taza y dandole un pequeño sorbo.

Michael quitó sus manos del pañuelo para darle su último mordisco a la tostada con mermelada y mantequilla.

-Estaban deliciosas, como siempre.

-Gracias.

Volvío a pasarse el pañuelo por última vez por su boca, torturandome lentamente, ansiaba sus labios.

Al fin pusó el pañuelo en la mesa y se levantó con los brazos abiertos, una señal de que me iba a dar lo que yo pedía.

Me levante y seguí el recorrido de sus brazos, hasta llegar a su pecho y luego a sus labios.

Me tocaba el pelo como si tocase el suave tacto de una pluma y rozaba sus labios con los mios como si estuviera besando petalos de rosa.

-Te vere pronto.

-Eso deseo.

Me miró por última vez, se dió la vuelta y caminando pequeños pasos se desvaneció de la habitación. La rutina había comenzado.

S.e.x, Drugs & Pop  (Michael Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora