S.e.x, Drugs & Pop (Michael Jackson)

Capitulo 6

Aquel que se dice, aquel que comete, aquel que calla, aquel que alía

Un par de horas después me levante e hice todo aquello que la monotomía suponía, desayune, me vestí y me puse en el salón a leer un rato un relato sobre fantasía y magia, cuyo título era "Los ocho rostros de la oscuridad". Narraba sobre un chico solitario que, por obra del mago Burkan, le condena a no estar nunca más solo, un buen encantamiento, piensa el chico al principio, pero después se da cuenta, de que tras pasar pareja tras otra, cada cual esta más loca, por lo que el chico decide luchar para conseguir de nuevo su soledad.

El libro, parece describir la relación fama/famoso, unos lo desean, algunos lo consiguen, pero cuando lo tienen, solo anelan de nuevo sus momentos privados. Me pasaba a mi, a veces, a Michael, bueno, él siempre se ha sentido igual de solo, yo solo le pude poner un poco de remedio a ello entregandole mi amor...

Iba por la página 57 de las 100 páginas del libro en cuestión cuando llamaron a mi puerta.

Dejé el libro sobre la mesita de cafe, salí afuera, al jardín y me dirigí a un guardía de Neverland.

-Quiénes son?

-The Doners.

Me quedé confusa, no esperaba que vinieran de nuevo, no tan pronto.

-Vaya.

-Les dejamos entrar?

-Claro.

El hombre habló con su walkie talkie.

-Que pasen.

Espere en la entrada de casa hasta que les vi llegar acompañados de un guardia.

-Ya sabiamos el camino, tío.-le dijo John al guardia.

-Es simplemente por si acaso, esto es muy grande.-le dije a John sonriente.

-Tú tan guapa como siempre.-me dijo John.

-Hola, John, hola a todos.

The Doners se acercaron a mi y me saludaron efusivamente, el guardia se retiró solo.

-Qué haceís aquí?

-Oh, no querías vernos, podemos irnos.-dijo Cynthia.

-No, no me malinterpreteis, ha sido una sorpresa muy agradable.

-Qué bien hablas.-dijo Lucas, alias perroloco.

-Bueno, si.-admití.

-Hemos traído los descapotables, para que te vengas a dar una vuelta!-dijo Ricky alterado, seguramente había tomado alguna droga de diseño antes de venir aquí, espere que no conduciera él.

-Una vuelta? a dónde?-pregunte dudosa.

-A un bar que conocemos, son muy majos los que te atienden allí.

-Más majas son las birrillas, Cynthy.-le dijo John.

-Ya, eso también.

-Gracias por vuestro ofrecimiento, pero yo no bebo y, tampoco puedo irme, Mike vendrá a la hora de comer.

-Oh, venga ya, son las diez y media! nunca habíamos madrugado tanto! dos o tres horitas, solo y te traemos aquí de una pieza.-me animo John dandome una palmada en la espalda.

Analice sus intenciones, las cuales no parecían malas, quizás, aceptar, no me vendría mal para salir de la rutina, el libro podía esperar en su mesa de cafe.

-Vale, vamos.

En todo ese rato, solo Lucas, Ricky, John y Cynthia me habían hablado, Aaron no parecía soltar prenda, ni me había saludado si quiera.

Michael había hablado con él? no, Michael nunca hubiera hablado de un tema así con nadie que no fuera yo y, también, para la testosterona que no podía controlar, dudo mucho que como hombre que es le dijera a otro que su futura esposa a soñado con tener sexo salvaje con él. Elimine esa posibilidad de mi cabeza.

The Doners se chocaron las manos mutuamente y fueron directos a los descapotables.

-Esperad, nos vemos fuera, tengo que hacer un par de cosas antes de irme.

-Tira de la cadena!-gritó Lucas.

Mire asqueada y a la vez nerviosa, no quería, bajo ningún concepto, que alguien descubriera que era bulimica.

-Marrano, perro malo!-John le propino una colleja en la cabeza riendose muy fuerte.

Abrí la puerta de casa y me metí dentro.

Subí arriba para tomar mi bolso.

-A dónde va, señorita?-me preguntó una empleada que hacía la cama de nuestra habitación.

-Voy, con The Doners, a un bar.-le contaba mientras me miraba en el espejo y me acicalaba el pelo.

-Sí?-me preguntó sorprendida.

Se acercó a mi con las sábanas sucias en la mano para susurrarme al oído.

-Esta segura de lo que hace?

-Es un prejuicio eso que oígo, Lena?-le pregunte imitando a Michael.