3. Tierra Trágame

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El día continuó como todo un día en el Instituto

Un sentimiento entre desespero por salir al baño ya que la profesora no lo permite en su clase, fastidio por no poder entenderle, sueño porque te ponen tanta tarea que no puedes echar ni la siesta y hambre ocasionada por todo lo anterior.

Pero el hecho de que mis amigas estuvieran aquí conmigo quitaba de mi mente el sólo pensar que estaría en la sala de castigo.. y sola, que lo volvía peor.

Anabella y Heidi trataron de meterse en problemas, ¿Quieren saber cómo?

Pues Heidi trató de que la castigaran de la manera.. ¿cómo decirlo para que no suene tan mal?

Vulgar, sí, creo que así luce menos asqueroso, lamento decir eso así de Heidi, pero..

¿Quién a estas alturas se atraganta de saliva con su novio en medio pasillo? Sí, Heidi.

Peter y ella mantienen una relación desde hace siete meses. Están enamorados, los entiendo, pero eso fue realmente asqueroso.

Anabella, trató de insultar a los profesores indirectamente pero no funcionó. Oh, y casi lo olvido, vomitó por tratar de salvarme de eso que pasó en la mañana, pobre.

Sol y Wanda estaban ayudándome con los últimos detalles de mi fiesta de dieciséis años, ellas decidían que maquillaje me vendría mejor cuando abrieron la puerta del aula y todos dirigieron la mirada hacia allá.

-Permiso profesora Juliette- dijo él, oh por Dios, está en el aula.

Actúa natural, actúa natural Gabriela, me repetía mentalmente.

-Gabriela no mires-dijo Wanda-, que si lo haces te mueres-dijo con la voz ahogada.

¿Y saben algo? Miré.

¡Santa madre!

Estaba a muy pocos metros de mí, y ¡sin camisa!, me quedo sin aire mientras mi mirada lo recorría.

Las chicas me miraban, todas, me acariciaban la espalda y Sol susurraba cosas, pero no escuchaba nada.

Mi cabeza sólo podía emitir el sonido de un coro de Iglesia cantando «Oh» y vaya, morderme el labio era inevitable.

-Gabriela-dijo Sol- oye, deja de mirarlo así.

Desvié la mirada, no por lo que decía Sol sino porque la vista ya estaba establecida en lugares que no podré mencionar.

-¿Pero cómo se atreve a entrar así a mi salón de clases jovencito?- dijo Juliette enfurecida.

Oh no, Oh no.

-Relájese profesora, no es para tanto- sonrió mostrando su bella dentadura.

Me giré a ver las demás chicas de mi clase, unas boquiabiertas, y otras intentando tomar fotos.

Sí, lo típico.

-¡Está desnudo!-dijo de nuevo la profesora fuera de sus casillas-¡Salga inmediatamente de mi clase!- lo regañó alzando la voz.

-Escuche un momento, no me iré, necesito que me corrija la tarea-dijo tratando de calmarla. La profesora levanto una de sus cejas y se cruzó de brazos.

-Profesora vengo de la clase de educación física, y hay calor-dijo excusándose del regaño.

-Oh, y cuando llegaste aún más aumentó el calor.

Miraba mi cuaderno y sentí la mirada de todos.

¿Qué acaba de pasar?

-¿Cómo se te ocurre decir eso en frente de él?- dijo Anabella en mi oído.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora