10. Confesiones y Helado

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¡A la mierda Andy!

Coloqué mis manos detrás de su cuello y me dejé llevar por él, por sus caricias, y sus manos que viajaban arriba y abajo por mi espalda.

Es en éstos momentos donde detesto ser baja de estatura.

Gemí ligeramente.

-Dime que me amas, Bonnet- pronunció separándose de mis labios

Su respiración estaba agitada y tenía sus ojos clavados en mí, con una mano en mi cintura, sus cabellos están más desordenados que de costumbre, y sus labios ligeramente hinchados y húmedos

-Te amo Edward.

Se acercó de nuevo a mi y mordió mi labio inferior.

-Te quiero, Gabriela.

Cerré mis ojos, escuchando cada sílaba de esas tres palabras, y luego los abrí de golpe.

Me miró y su cara se tornó seria.

-Esto que siento, realmente es porque no nos conocimos exactamente ese día que choqué contigo en la sala de castigo.

-No entiendo de qué hablas Edward..- dije frunciendo ligeramente el ceño.

Me besó castamente en los labios y acarició mis mejillas con las dos manos.

Me sonrojé ligeramente reprimiendo una sonrisa.

-En tu fiesta me pediste explicaciones; ¿cómo es posible que sienta esto?- preguntó soltando mi cara.

Asentí recordando.

-Hubo una vez en una clase de química donde la profesora necesitaba mi ayuda, y entonces te vi, y me parecías la chica-soltó un poco de respiración bajando la mirada-.. más dulce que jamás había visto; estabas confundida con la fórmula estequiométrica, mordiendo ligeramente el lápiz, y durante esas dos horas ni siquiera una mirada de reojo me diste, y eso me entristeció, pues siempre es sencillo para mi tener la atención de otras chicas.

Recuerdo ese día perfecto, no lo miré porque lo había visto hace un rato antes en una esquina con Karina, besándose mientras él tocaba su trasero sin vergüenza.

Se separó de mi, caminó y levantó su cabeza, mirando hacia arriba.

-Y entonces, joder-se quejó y se quedó en silencio, de nuevo-Edward- lo miré-.. dime.

Miró sus dedos.

-No entendía como era posible que te tuviera en la mente por tantos días Gabriela, quizá semanas; te busqué en el registro del Instituto para saber tu nombre, pero me rehusaba a aceptar que quizá me atrajera esa chica de ojos azules, porque no me gustan esas cosas de el amor- dijo despacio mirándome-. Olvidé ese tema y seguí haciendo lo que normalmente hago, andar de fiesta con Lionel y.. otras cosas.

Ya imagino que cosas.

-Pero luego te conocí, y descubrí que eres más dulce y empalagosa de lo que pensaba.. Una gran besadora, y divertida.

Se mordió el labio inferior.

-¿Por qué me dijiste que no podíamos estar juntos en mi cumpleaños?- pregunté en voz baja.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora