Edward está besándome, y se siente mejor que ver a Peter y Heidi, sus labios son tan dulces como un chocolate y sus brazos rodean mi cintura subiendo por mi espalda evitando que me separe de él, subí las manos hasta alrededor de su cuello, acercándolo más a mí.
-Gabriela-dijo-. Me va a resultar adictivo estar así de cerca- dijo juntando nuestras frentes.
Suspiré jadeando, ¿cómo es posible que tenga ese efecto en mi? Que toda mi piel se eriza por cualquier cosa que haga o diga. ¿Qué le digo? Estoy sin palabras.
-Esto no debió de haber pasado- dije bajando un poco la cabeza, evitando así que nuestras frentes se junten y que nuestras respiraciones se mezclen.
-¿Qué dices?- parecía atónito a mi respuesta- pensé que esto era mutuo- dijo dándome un poco de espacio, soltando su agarre en mi espalda.
Yo sólo negaba con la cabeza y el ceño fruncido.
-¿Qué es «esto» para ti?- dije señalándonos- ¿qué es mutuo según tú? Si apenas el día de hoy nos conocimos.
-Gabriela, dime que no sientes esa corriente de sentimientos cuando estamos cerca y me retracto de lo que he dicho- dijo mirándome a los ojos.
¿Era hora de ser sincera? ¿realmente sincera?
-Sí, créeme que la siento, lo que yo siento.. -pausé un momento para mirar sus ojos color avellana- Edward yo..
Dudaba en contarle realmente lo que siento corriendo el riesgo de ser rechazada y juzgada, o ser aceptada y vivir una hermosa relación con el chico que ha atrapado todo mi ser ¿la vida real será como en las novelas?
Se acercó a mi y con sus manos tomó mi cara y acariciaba mis mejillas, por lo que toqué sus codos.
-Gabriela-dijo- sólo dime-buscaba mi mirada que fue directamente a él.
¿Valentía? ¿Donde estás cuando te necesito?
-Tengo miedo- dije.
-Sólo dilo- insistió.
-Yo estoy.. enamorada de ti-dije y mis ojos comenzaban a picar-. Edward, cuando llegaste a El Instituto Álamo todo en mi cambió, mis primeros y últimos pensamientos eran dirigidos hacia ti-dije y las lágrimas comenzaban a salir- y lo siguen siendo.
Él estaba tan sorprendido como yo por lo que acababa de confesar, pero no dijo nada.
-Siempre pensé que esto jamás podría suceder-seguí hablando- que esto pasara, que me besarías, que me dijeras todas esas cosas.
Me soltó y se separó.
-Sin embargo, sólo llevamos menos de doce horas hablando y llegas a mi fiesta, me halagas, me besas y luego dices sentir algo-dije- ¿cómo puede ser eso posible, Edward? No tiene sentido- lo miré pidiendo una explicación razonable.
Se pasó la mano por la cara y suspiró, luego se quedó callado por lo que me pareció cuarenta y cinco segundos, no decía nada, y no me miraba ¿qué le sucede?
-Edward.. dime algo- me acerqué y se alejó.
Su silencio me abrumó, me miró y comprendí, él no sentía lo mismo.
-Entiendo.. soy un tonta- me reí sin humor-, que tonta maldita sea.
Me giré y tape mis ojos con la mano izquierda
-Sólo soy una estúpida niña de dieciséis años entiendo perfectamente- tomé aire-, no soy el tipo de chicas con las que sueles acostarte y salir.
Pasé mi mano de los ojos a la boca, e intentaba hacer el menor ruido posible de verme aún más destruida. En cambio él, no emitía una sola sílaba.
ESTÁS LEYENDO
Amor Prohibido
Teen FictionÉl es súper popular, deseado por todas las chicas del Instituto Álamo. ¿Ella era invisible a la vista de él? Ella lo amaba y deseaba en secreto Hasta que un día todo cambió, el destino se alineó y los juntó ¿Años de diferencia y opiniones harán qu...