6. Besos y baile

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No dejé que respondiera alguna cosa, quería y necesitaba irme. ¿Qué carajo había dicho Alice? Esa mujer seguramente tiene la silla de George desgastada y a punto de romper ¿y yo no puedo darme un sano beso en medio de un patio vacío?

Ya un poco lejos del instituto, pensaba montada en mi patineta que casi me besa, casi lo beso, casi..

CASI, JODER.

¿Significará algún instinto de deseo el que hablara de mis pechos? Por favor Gabriela, ¿a cuántas le dirá lo mismo?. Estaba felizmente decepcionada, ¿es eso posible?

-Oye Gabriela, ¿por qué tan sola?

Dijo levantando un poco la voz ya que estaba en su auto manejando a la par de mi patineta, sacándome de mis pensamientos.
Sí, Edward.

Giré mi cabeza como Linda Blair en «el exorcista» y me quedé mirándolo, lo cual ocasionó mi choque y caída.

¿Otra vez en un día?

-Maldita sea, Gabriela- frenó ruidosamente y salió enseguida de su auto.

-Mi cabeza joder, me duele- dije cerrando los ojos y tocando mi sien.

-Gabriela, ¿estás bien?- dijo cargándome en sus brazos, pero aún en el suelo.

-¿Te parece que estoy bien?- dije con un hilo de voz- salva mi.. ¡Joder!-gemí de dolor enojada por haberme caído así.

-¿Qué, qué quieres decir?- dijo preocupado-¿qué quieres que salve, cariño?- preguntó insistiendo.

-Salva mi patineta- dije intentando mirar otra cosa que no fueran sus labios.

-¿En serio Gabriela? ¿No tienes otra cosa por la cual preocuparte?- dijo un poco molesto.

¡¿Tú que sabes?! ¡Te tengo en frente, estoy en tus brazos y lucho para no besarte, gilipollas!

-Oh, créeme que sí, tengo que llegar a casa cuanto antes- dije soltando mi cabello de la coleta, el dolor es insoportable.

-Tranquila cariño yo te llevo, ¿estás de acuerdo?- preguntó

Contigo iría al fin del Mundo si fuera posible, Edward.

Empezó a reír.

-Que halagadoras tus palabras Gabriela- ayudo a levantarme.

-¿Dije eso en voz alta?- tuve la tentación de preguntarle mientras sacudía mis rodillas y mi falda.

-Uhm.. sí -se rascó la nuca.

-Yo.. yo no quise decir eso-traté de arreglar la situación- es decir, me encantaría ir contigo a cualquier lugar, pero vamos, al fin del Mundo es muy lejos- dije nerviosa- por ahora llévame a mi casa.

Me miraba con una sonrisa de medio lado.

-Deja de mirarme así- me ruboricé evitando mirarlo.

-Eres tan hermosa- pronunció en voz baja.

Bajé la mirada, sonreí un poco frunciendo ligeramente el ceño.

-Lo siento, yo no.. -suspiró- vamos, te llevaré a casa querida dama- dijo y sonrió.

Se alejó y tomó mi patineta, me hizo una seña con su cabeza para que me subiera a su auto deportivo blanco, y lo más increíble fue.. que abrió la puerta para mi.

***

Llegué a casa, y mi madre me sermoneó porque el soplón de George la llamó para avisarle de mis dos días de castigo, pero no estaba en lo mas mínimo preocupada, en realidad, otra cosa ocupaba mis pensamientos.. El chico que tanto amo dijo que yo era hermosa, vale.. fue muy inesperado, pero aunque estuviera incómodo en todo el camino y me dijera que no era su intención decirlo en voz alta en casi el todo el trayecto, creo que algo en él y en mí cambió desde hoy.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora