13. Tú

873 59 25
                                    

La decepción se hacia presente, y ahí me quedé de pie con mis amigas. Esperando a que él terminara de besarla.

Recordé lo que dijo

"-Tranquila, yo no dejaré que nadie te haga daño, nunca más-Dijo mirándome a los ojos-Ni siquiera yo mismo"

Y entonces se dio vuelta, nuestras miradas se encontraron, y otra lágrima cayó.

Esto no puede estar pasando. Es una mentira, no es real, no la besó; me repito mentalmente tratando de mantener la calma.

Pero.. ¿En serio debería seguir engañándome? Él me ha traicionado, y en mis narices.

Emma se fue moviendo sus caderas exageradamente mientras que Edward sólo estaba mirándome.

Yo solo estaba ahí de pie, pensando en la imagen de ellos y sus labios chocando. Wanda intentó tocarme pero evadí su roce en mi mejilla y mi cabello tapó toda mi cara, cosa que aproveché para liberar el aire que contenía, junto con jadeos de dolor y decepción, sin mencionar que mi llanto a este punto parecía un marea sin intenciones de cesar.

-Gabriela..- llamó Sol.

Yo solo pude gemir de dolor, y aunque ellas no me vieran, cerraba mis ojos con fuerza intentando borrar esa escena de mi cabeza.

Tomé aire, aún escondida tras mi cabello

-Déjenme sola- pasé mi mano por mis mejillas-, estaré bien.

Ni yo me lo creía.

-Gabriela no..- interrumpí a Wanda.

-Sólo déjenme sola- aparté el cabello de mi cara.

Se fueron.

Me mantuve parada allí mirando el suelo, estaba realmente sumergida en mis pensamientos, llorando con descontrol, pero sin demostrarlo totalmente. Lágrimas caían, pero mi expresión era neutral y mi ceño estaba fruncido.

Noto unos zapatos deportivos negros y de inmediato sé que está delante de mi. El nudo en mi garganta va en aumento y siento que me ahoga.

Levanté la mirada y él estaba mirándome sin ninguna expresión que pueda definir, no sé si está preocupado, triste o todo lo contrario de esas opciones. No expresa nada.

Pero entonces nuestras miradas se encontraron y sus ojos avellanas me miraron con pena, y fue en ese instante de segundo, cuando dos lágrimas imprevistas salieron de mis ojos.

-Yo..- empezó diciendo, pero comencé a negar repetidamente con mi cabeza y lo interrumpí.

-No, cállate- titubeaba mi voz.

-Quiero explicarte que sucedió- dijo frunciendo el ceño.

-No te preocupes, lo he visto todo, y no quiero que me vuelvas a dirigir la palabra más nunca en tu vida- mi voz era débil.

-No hagas esto Gabriela, por favor- dijo él.

-¿Que hice yo?- pregunté

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora