8. Rosquillas

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Desperté a la mañana siguiente con un dolor de cabeza zumbador por lo cual me mantuve como cinco minutos en mi cama con los ojos cerrados recordando todo lo que pasó ayer..

-Caerás a mis pies, Bonnet- dijo mirándome a los ojos muy seguro de lo que decía.

Vaya, si sólo supiese que ya lo estoy; pero no se te hará fácil Edward House, no te haré las cosas tan sencillas, aún si lo que sientes por mi sea una atracción momentánea.

Lamentablemente sé como eres y lo más triste y capaz que pueda suceder es que sea una más de tu lista.

-Es imposible pero eso no quiere decir que el destino te la juegue diferente.

Esas palabras resonaron en mi cabeza haciéndome pensar en la idea de un Edward y una Gabriela sonriendo, besándose, abrazándose y .. de algún que otro encuentro íntimo, definitivamente Cincuenta Sombras de Grey me ha afectado, es imposible no morderme el labio pensando en la idea, porque es muy probable que Edward sea el dios del sexo.. su cuerpo deja mucho a la imaginación, aparte de que es jodidamente perfecto.

Abrí los ojos y me levanté poco a poco de la cama para no marearme y revisé la hora, casi las dos de la tarde marcaba el reloj que se encuentra en la pequeña mesita de mi habitación.

Me dirigí al baño de mi habitación, y me quedé parada en frente del espejo del lavabo y comprendí que era un zombie; despeinada, con los párpados casi cerrando mis ojos, mi pijama de Pokémon, y mis pantuflas color rosa.

Escuché pasos en mi habitación.

-Gabriela ya.. - comenzó a decir mamá entrando en el baño, por lo cual la miré.

Eché una carcajada.

-¿Que sucede mamá?- dije mirándola divertida.

-Parecías una loca haciendo esas muecas- sonrió.

Comencé a reír y tomé su celular.

-Acércate mamá.

Coloqué la cámara y le indiqué que hiciera una mueca al igual que yo.

-Somos unas dementes Gabriela- dijo riendo.

-Ay mamá, no tanto.

-Una vez le dimos un susto a tu padre haciéndonos las muertas disfrazando a tu abuela de la asesina, y tu padre estuvo doce horas inconsciente- me miró levantando una ceja.

-Sí, estamos dementes mamá.

Las dos comenzamos a reír recordando lo que sucedió en aquel año, todo fue un plan de mi abuela, la cual quería vengarse de papá por no comprarle los tomates para la cena, lo sé es extraño, pero también fue muy divertido, exceptuando la parte del terrible momento que pasó mi padre.

-La comida está lista y Andrea ya está aquí, arréglate y bajas- dijo notablemente emocionada tomando su celular.

-¡Oh Dios! No puedo creerlo, ya me arreglo.

*****

-¿Esa es mi prima? ¿Gabriela? ¡Estás horrenda!- dijo colocando una mano en su mejilla con una sonrisa.

-¿Andrea? ¡Tu estás peor!- eché una risita y baje las escaleras lo más rápido que pude.

-¡Ay te adoro!- dijo corriendo hacia mi con los brazos abiertos.

-Yo mucho más Andy.

Nos sumergimos en un abrazo lleno de todo sentimiento, Andrea vive en España, un poco lejos de aquí de Nueva Orleans, Andy es pelirroja y un poco alta, sus ojos son marrones, y es como mi hermana mayor, y sólo me lleva un año.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora