Capítulo 2 - ¿Otro día normal?

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-Ya me voy, nos vemos en la tarde.

Después de decir esto, Jason salió de su casa y se dirigió hasta la estación de autobuses. Otra semana comenzaba, él odiaba los lunes porque le tocaban clases de lenguaje y matemáticas. Cuando llegó el bus, Jason subió y sacó de su mochila los apuntes de biología junto con su mp3 y sus audífonos, hoy tenía una importante prueba sobre el aparato respiratorio.

Se fue todo el camino repasando sus apuntes pero no pudo evitar desconcertarse al pasar por frente de la plaza donde encontró a Louise ayer. ¿Cómo estará Louise? Por alguna extraña razón, Jason no podía parar de pensar en ella.

Ayer, en la casa de los Wiegand, escuchó que ella se iba a juntar con Matthew ¿por qué la habría dejado plantada?

Entre que Jason pensaba en Louise y Matthew, llegó el bus a la escuela, rápidamente él cerró su libro y bajó del autobús.

Mientras caminaba hacia su salón se encontró con Ryder Ferguson, su mejor amigo.

-¿Estudiaste para la prueba?- preguntó Ryder.

-Sí, espero aprobar.

-Yo me sé todo, si quieres puedes copiarme.

-¿En serio Ryder?, espero no tener que hacerlo, pero cuento contigo- dijo riendo Jason.

Al llegar al salón, Jason caminó hasta su puesto y realizo su usual y monótona rutina: dejar sus libros bajo su pupitre, ordenar sus lápices y guardar su mochila al fondo de la sala. Ahora le tocaban dos horas seguidas de matemáticas. La profesora era realmente insoportable, escupía al hablar, no se le entendía la letra y sobretodo es sumamente estricta.

Este podría haber sido un día completamente normal y aburrido hasta que Jason vio entrar a Louise al salón. Ella se veía un poco demacrada, al parecer estaba resfriada. Acababa de usar el último pañuelo de su bolsita. Louise hizo la misma rutina que Jason, pero se le veía afligida, él pensó que podría necesitar pañuelos desechables. Jason se le acercó tímidamente y le ofreció una bolsita de pañuelos mentolados.

-Gracias, pero estoy con un resfriado y se me acaban muy rápido los pañuelos, – dijo ella con una sonrisa esplendida a pesar de su cansancio- mejor voy al baño a buscar para no gastarte los tuyos.

-No hay drama, yo tengo más – dijo Jason, cuando en realidad no tenía más.

-¿En serio? Muchas gracias. Eres muy gentil.

Cuando Louise pronunció estas palabras, Jason sintió algo nuevo dentro de su estómago.

-¿Dónde cogiste ese resfriado? – preguntó él, que en realidad sabía perfectamente que se había resfriado por el desmayo bajo la lluvia de ayer.

-Pues, no lo sé, creo que con la lluvia de ayer – dijo un poco nerviosa.

Jason le entregó los pañuelos y luego volvió a su puesto. Ryder se le acercó, había estado oyendo la conversación entre Louise y Jason.

-¿Hablabas con Louise? – dijo Ryder en un tono burlesco – parece que por fin te has enamorado...

-No digas tonterías Ryder, solo le ofrecí unos pañuelos.

-Casi nunca hablas con chicas y no le haces gestos amables.

-¡No es verdad!

-¡Que sí! – dijo Ryder riendo – no me mientas.

-Ah bueno, como quieras. Por lo menos yo no ando coqueteando con todas como tú.

Ryder le hizo una mueca a Jason.

-Bueno, Louise no es de mi tipo. Físicamente es bonita, pero su personalidad es demasiado introvertida y dulce para mí. Se parece más a ti, excepto por lo dulce – bromeó Ryder.

El rostro de Jason se volvió triste y sombrío.

-Tú sabes que no soy así por que quiera – dijo Jason cabizbajo.

-Lo siento Jay, no quería ponerte triste.

El timbre de colegio sonó y todos se ordenaron para esperar a la profesora de matemática.

* * * * *

Al terminar la clase de matemáticas, Louise se fue a hablar con Matthew que estaba con sus amigos.

-Matthew, ayer me dejaste plantada. ¡Era nuestro tercer cumplemés, y ni si quiera me llamaste para avisar! – dijo Louise furiosa. Pocas veces se le veía tan enojada.

-Nena – Matthew estaba con sus amigos y le puso un poco nervioso la escena que estaba montando su novia – lo que pasa es que ayer llovía y no había cobertura para llamarte.

-No me digas nena ahora. Ayer comenzó a llover después de la hora en que nos íbamos a juntar, me podías haber llamado antes. ¡Te esperé una hora bajo la lluvia! – Louise se estaba empezando a agitar.

-Louise, lo siento, fue mi error. Te prometo que no va a volver a pasar.

Louise no soportó más y rompió en llanto; Matthew la abrazó bien fuerte mientras le hacía cariño.

-Perdóname – le decía él a su novia mientras esta sollozaba en sus brazos.

Louise siempre lloraba en situaciones que la angustiaban.

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