Capítulo 30.

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Estaba acostada debajo de la cama evitando llorar cuando sonó mi celular, no quería escuchar a nadie pero era Lucas y a él no lo podría dejar colgado.

-Hola Lucas-. Le dije con la voz ronca.

-¿Estás bien? ¿No te hizo daño, verdad?- dijo con tono preocupado, me gusta.

-No, estoy bien;- mentí -estoy muy bien, sólo confundida. Te necesito.

-¿Quieres que valla por ti?

-¿Dónde estás?

-Estoy en mi casa, vine a cambiarme; no me sentía a gusto.

-Por favor ven por mí, necesito un abrazo de alguien.

-Siempre te daré más que un abrazo, te daré amor y toda mi vida como hasta ahora. ¿En qué parte de la casa estás?

-Bajo mi cama, ¿iremos a alguna parte?

-¿Qué te parece huir?

-Me gustaría, pero no es correcto, aún tengo que arreglar las cosas con él; ¿qué sucedió con Kevin?

-Mejor te cuento cuando salgamos, estoy ahí en veinte minutos. Te quiero.

-Te veo aquí, no tardes por favor; te quiero más-. Y le colgué, salí de abajo y me limpié la nariz. Aún se escuchaba la fiesta, su música, risas y sus pláticas típicas.

Estaba en el baño haciendo lo que todo ser humano necesita hacer cuando me llegó un mensaje de Lucas "estoy saliendo de mi casa, ya no tardo".

Me miré al espejo por última vez y guardé en una mochila algo de ropa: dos shorts, un pantalón, una playera blanca, roja y otra morada, un par de tenis y ropa interior.

Me puse una chaqueta de piel, me quité los tacones que usaba para salir descalza y no hacer ruido.

Me acerqué al escritorio para guardar en la mochila lo demás: celular, audífonos, cargador, llaves. Di media vuelta y ahí estaba, recargado en mi puerta; Rogelio.

-¿Qué haces aquí? - le pregunté sin ocultar el rencor.

-Bájale a tu tonito mi amor, ya lo dijo tu padre; debes ser buena conmigo porque estaremos juntos-. Dijo sin ocultar su tono de burla.

-Já, si claro. Antes que ser tu "amor" preferiría besar a un mono-. Me colgué la mochila y lo empujé fuera de mi habitación y le dije desde la puerta -Oh espera, supongo que sería lo mismo el besarte a ti y a un mono-. Finalicé y le cerré la puerta en la cara. Revisé mi celular y tenía un mensaje de la tía Cassy "lo lamento nena, no pude ir a la cena; me lastimé la pierna y por obviedad no puedo conducir hasta la Ciudad, espero te la estés pasando bien. Te quiero Pavlova."

Le iba a responder pero me llegó un mensaje de Lucas: "listo, ya estoy afuera de tu casa; iré prendiendo tu auto; no tardes". Me confundí, -¿cómo encendería el auto sin las llaves?- Salí por la ventana, sabiendo que Rogelio aún estaría en el pasillo y no quería ver a las personas que están dispersas por toda mi casa.

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