Capítulo 13:

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Giré mi cabeza sólo unos grados para poder verlo bien pero no podía porque su cara estaba muy cerca de la mía.

-¿Si te gusta?- le dije un poco tímida.

-Me encanta- dijo él dándose la vuelta para quedar frente a mi -se te ve muy bien.

-Compraré este entonces, bueno, lo dejo apartado y mañana lo compro.

-Seguro; mañana venimos. Mi hermana tiene razón, caes bien al instante.

-Jajaja ay que amor que es, ella, bueno, tú y ella me cayeron bien de inmediato.- dije viendo a mis pies -bueno, me iré a cambiar para que lo apartemos.

Me metí rápido al vestidor, sentía que mi corazón saldría de mi cuerpo, que mis manos y piernas las tenía como gelatína y que mi respiración era más profunda que si hubiera corrido un maratón.

Me quité rápido el vestido y me puse mi ropa, me di un vistazo rápido en el espejo y -wow- dije -mis, mis ojos son grises; jamás se me habían puesto grises.- tomé el vestido y abrí demasiado rápido la cortina y se escuchó como un eco.

Al salir de los probadores vi a una niña hablando con Kevin, parecía que le estaba coqueteando, no dejaba de tocarle sus brazos. Me sentí, extraña. Tenía una sensación como de adrenalina o algo asi en mi cuerpo, sentía una opreción en el pecho.

-Se llaman celos- dijo Eliza detrás mío -se nota en tu cara que te dan celos. Anda, ve con él y desmuestrale a esa tipa que mi bro no viene solo.- después se dio la media vuelta y se fue a donde Taiga a seguir viendo vestidos.

Yo no le quitaba la vista de encima Kevin, quería ver qué hacía o cómo se comportaba con ella, y me di cuenta de que, era un poco distante, seco y cortante; eso me dio cierta alegría en mis adentros.

Fuí al mostrador y aparté el vestido y fuí a donde Kevin y le abracé desde el cuello, se me hizo difícil porque es más alto que yo y me quedé de puntillas.

-Listo Kevin- le dije, pero lo solté de inmediato porque si era un poco cansado. -Ya apartaron el vestido y debemos venir mañana por él.

-Hecho Pavlova, voy mañana por ti a tu casa pasamos a comer y venimos por él ¿va?- No esperó respuesta mía, pues continuó diciéndole a la chica; -Ah Isabel ella es Pavlova, mi novia.- y finalizó con un beso en mi frente.

En el momento en que me presentó así mi corazón fue de prisa y mis mejillas se sonrojaron al rojo vivo cuando me dio ése beso; me quedé en shock no podía creer que me había presentado como su novia pero, ¿Por qué lo hizo?

-Mi amor, ¿Estás bien? Te ves pálida, bueno, más de lo normal.

-Si estoy bien Kevin no, no te preocupes ¿dale? Uhm te veo afuera junto con Eliza y Taiga, no tardes.- le dije y tomé la valentía que llevaba y le di un beso en la mejilla.

-No aguarda, ya vámonos de una vez. Adiós Isabel- dijo Kevin y tomó mi mano para salir juntos de la tienda.

Al salir me detuvo contra un teléfono público. -Lamento haber dicho que eras mi novia y también haberte dicho mi amor- dijo él sin soltar aún mi mano.

-No te preocupes ¿Okay? Sólo me gustaría saber ¿Por qué lo hiciste?- le pregunté y toqué su mejilla con la otra mano que él no me sostenía.

-Esque ésa chava me estaba coqueteando y me sentía un poco incómodo y no quería ser o verme grosero al alejarme de ella; después llegaste tú y fue lo único que se me ocurrió hacer.- dijo apretando mi mano y tomando la otra.

-Además- continuó -me gusta otra persona, talvés a ella no le gusto pero con el tiempo espero lograr que me quiera como yo a ella.

En cuanto dijo que le gustaba otra niña me sentí tan pequeña y frágil que me rompería en miles de pedazos; sentí como mis ojos se cristalizaban y se me hacia un nudo en la garganta y sabía que si decía una sola palabra mis lágrimas caerían sin parar.

-No te preocupes. Para eso están los amigos, para apoyarse en las buenas, las malas y las peores- le respondí y me lancé a abrazarlo por el cuello antes de que mis lágrimas salieran.

-Eres un amor de persona ¿lo sabías? Eres una niña muy especial que logra tener el cariño de las personas al instante.

Me abrazó por la cintura y me dio un beso en mi cabello y sólo sentía su respiración cerca de mi oreja. Sentí que nos quedamos ahí varias horas, pero sólo fueron minutos. Por alguna razón moví mi cabeza y le di un beso en el cuello; él respiró profundamente en ése momento y se separó -demonios- pensé -no debí hacerlo, solo logré que me soltara.

-Creo que debemos irnos bonita- dijo poniendo un mechón de mi cabello tras mi oreja. El tacto de sus dedos en mi piel hacia que sintiera un cosquilleo por el camino en que habían pasado y eso hacia que me sonrojara -Te sonrojaste de nuevo, me encanta cuando te pones así, la mancha que sale aquí ¿lo sabías?- dijo tocando mi mejilla, solo negué con mi cabeza y él se comenzó a reír.

-Ven nena; ay perdón neta no sé por qué te dije así Pavlova perdóname se me salió sin pensar- dijo un poco impresionado y se le notaban unas manchitas rojas bajo los ojos.

-Ay que hermoso, no te preocupes ¿dale? ¡Ah! Por cierto, ahora tú fuiste el que se sonrojó- y me acerqué a darle dos besitos en sus manchitas. -Oye, tu hermana ni Taiga están en la tienda, nos han dejado.

-De seguro Alex ya les llamó para decirles dónde estaríamos.

-Oh es cierto. Aguarda, me quedó la duda; ¿Cómo supiste en qué tienda estábamos?

-Jajaja yo lo sé todo, bueno no. Lucas me dijo a qué tiendas irían y me anduve pasando por cada una hasta que las encontré.

-¿Y por qué veniste a buscarnos?

-Porque no era buena idea que anduvieran tres niñas muy bonitas caminando solas en la calle- susurró en mi oído y me dio un beso en el lóbulo -Ahora señorita, ¿Me dejaría cargarla en mis hombros y llevarla hasta el lugar de la comida?

-No inventes. No cómo crees, qué tal que choco con algo o me caigo.

-No te preocupes, yo te cuidaré siempre.- se puso de rodillas al piso, me agarré de la cabina del teléfono y pasé mis dos piernas por sus hombros;

-Ahora dáme tus manos, no te preocupes que yo te sostendré.- me solté de una mano y se la di, la tomó tan fuerte que me dolía, pero era un dolor que se podía soportar.

Le di la otra mano y de inmediato la tomó, la gente se nos quedaba viendo, unos susurraban que hacíamos bonita pareja y que tiernos, otros solo hacían un sonido como "Awww" sentía que cada que hacían algo así me sonrojaba.

-¿Estás lista preciosa?- dijo él entrelazando nuestros dedos y le dio un beso a mis nudillos de mi mano izquierda.

-Lista, no. Pero ya estoy aquí así que hagámoslo- crucé mis piernas detrás de su espalda y en cuanto se paró sentí en mis piernas como los músculos de su cuerpo se contraían; pero al ver que si era muy alto apreté mis manos y piernas.

-No te preocupes, no te pasará nada, yo siempre te voy a cuidar...- dijo él y de inmediato, me sentí, protegida.

KEOVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora