-Ay que linda; lo bueno es que eres mi hija.
Dejé la tabla, mi mochila y la de Kevin en la banca que está antes de entrar a casa; -Perdón mamá, esque no esperaba que estuvieras en casa porque dijiste que saldrías con amistades.- ella es de estatura media, piel blanca con ojos café su cabello es de un negro intenso con chinos, no parece mi madre.
-Pues si, pero estaba esperando a que llegaras, hace mucho que no te veía- dijo ella dándome un beso en la frente.
-Mamá, solo fueron tres días; tampoco exageres.
-Ya está bien. Y, ¿quién es él? ¿por qué no vienes con Lucas?- preguntó mi madre viendo a Kevin de arriba a abajo.
-Lo siento, él es Kevin; es nuevo en la prepa & vive dos casas abajo.- dije tomando a Kevin del brazo; -Kevin, ella es mi madre Valeria.
-Mucho gusto señora Mayers- dijo Kevin.
-Ay por favor- dijo ella asintiendo con la cabeza -llámame Valeria.
-Bueno, ¿qué es lo que debo comprar, mamá?- le dije recargándome en su hombro. -Dijiste que la lista estaba en la mesa de entrada pero no la veo.
-La lista de las compras está en la barra de la cocina; Kevin, ¿No gustas tomar algo antes de que se vallan?
-No muchas gracias señora Valeria, de hecho venimos de comer y so...- decía Kevin pero mi madre lo interrumpió; -¡¿Qué te ha pasado en la pierna Pavlova Louise Mayers!?
-Rayos- pensé -se ve realmente molesta y preocupada; nunca la había visto así.
Tragé saliva y subí mi calceta para cubrir la herida -esque Kevin y yo veníamos en la avenida patinando pero chocamos con la acera y nos caímos; no fue nada grave, caí sobre de él y no me di cuenta que tenía una cortada en la rodilla.
-Ven, vamos adentro para que te ponga un poco de pomáda o algo y tú jovencito- Dijo ella dirijiéndose a Kevin con una mirada que parecía se lo comía vivo; -ve al baño y revisa haber si no tienes alguna herida, y ya después se van a comprar todas las cosas.
Fuímos a la sala, mi madre bajó mi calceta y sacó el botiquín; primero me puso en la rodilla un líquido rojo y luego una pomáda que olía a manzanilla o algo por ése estilo al principio no ardía pero después de un rato se sentía como si picara.
Kevin llegó después de unos diez minutos y se sentó junto a mi madre; -Señora Valeria, solo tengo unos raspones en la espalda, ¿eso cuenta como herída?
-Claro que cuenta como herída- dijo ella; -quítate la playera y dáte la vuelta para ponerte un poco de pomada.
-Wow- pensé -mi madre si que tiene momentos en que es muy controladora.
-Ay no cómo cree señora, que pena.- dijo Kevin tapando su cara con un cojín.
-Kevin, soy doctora, así que no hay problema.
Él se dio media vuelta y se quitó la playera -que mierda- pensé y me levanté rápido del sofá a la cocina por la lista y un poco de agua; podía ver como se contraían los músculos de Kevin cuando hacía algún movimiento.
Sus músculos son marcados, pero no como los de modelos o luchadores, no, más bien son de que le gusta hacer egercicio pero no en exceso, se ve muy bien.
Terminé de tomar el vaso de agua pero seguía en la cocina viéndolo a distancia y al cabo de unos segundos me di cuenta de que él me veía y se reía; inconcientemente estaba mordiéndome mi labio me comencé a reír y para distraerme serví dos vasos de jugo de naranja para mi madre y Kevin.
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KEOVA
Novela JuvenilPavlova, una chica mexicana de diecisiete años que un día conoce a Kevin cuando estuvo a punto de atropellarla y se da el clásico "amor a primera vista". Ellos creen que antes de ése día no se conocían pero el pasado dice más. Los secretos que tuvie...