Capítulo 1:

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Eran las 6am cuando sonó la alarma de mi celular  para de nuevo ir al primer día de prepa, pero ahora en tercer semestre, ya me había acostumbrado a despertarme tarde por las vacaciones realmente no quería levantarme pero tenía que hacerlo.

Me levanté y me dirigí al baño a tomar una ducha; al salir me puse unos jeans negros ajustados una camiseta negra con sonriente el gato de Alice in Wonderland mi sudadera y unos vans.

-Mi cabello está hecho un asco- pensé, lo tengo demasiado largo donde la mitad de arriba es lacio y la mitad de abajo con ondas, así que decidí dejarlo suelto para que se seque naturalmente, y como mi piel es muy pálida, no me gusta mucho el maquillaje así que sólo me puse un poco de crema en la cara y los labios para que no se me partieran y ya estaba lista.

Bajé a desayunar creí que estarían mis padres, pero no -que raro- pensé, con todo el sarcasmo posible. En la barra de la cocina encontré una nota que decía: "Hija, buenos días, tu desayuno está en la nevera caliéntalo y suerte en tu día, te quiere, mamá".

Hice bola el papel y lo arrojé a la basura, no tenía ganas de desayunar sólo tomé una manzana; me fijé en la hora y éran 06:45am tenía todavía una hora y quínce minutos libres ya que las clases inician a las 08:00.

Así que me eché a correr a la sala y salté a uno de los sofas para caer acostada, estaba viendo un documental del Titanic cuando algo saltó a mis piernas, era mi gatita Sophia.

- Eres un amor de mascota - le dije mientras la acariciaba. Comenzó a sonar mi celular era mi mejor amigo Lucas.

- ¡Hey Lova! ¿Cómo estás? - dijo con su entusiasmo de siempre.

-Bien gracias Luke ¿y tú?

- Vivo- dijo y soltó una risa -oye ¿paso por ti a tu casa para irnos juntos?

- ¡Si seguro! - le grité al teléfono

Soltó un quejido en broma y continuó -está bien pero no me dejes más sordo, son diez para las siete, paso por ti en media hora. - y colgó, adoro estar con él, es como el hermano que nunca tuve, seguí viendo la T.V mientras lo esperaba.

Decidí marcarle a mi madre para saber dónde estaban ella y mi padre, pero no entraba la llamada, sólo me manda directo al buzón; supuse que estarían en algún viaje de negocios o se fueron antes a sus trabajos.

Sophia no dejaba de maullar y de chocar su cabeza contra mis piernas, subió de nuevo al sofá y parecía como si quisiera quitarme mi celular.

-¿Qué tienes, bebé?- le dije acariciando su cabeza y dejando mi celular sobre la mesa -¿Tienes hambre? Wow, debo estar loca si estoy hablando con un gato.

Me levanté y fuí a la cocina para darle de comer a Sophia, tenía demasiada hambre porque de inmediato se subió a la barra a comer sus croquetas.

-¡Pacha!- grité dando pequeños golpes en mis piernas para que mi perrita viniera, de inmediato entró corriendo por la puerta principal, pacha es una pequeña bulldog que me regaló mi tía al cumplir 15 años. -¿Tienes hambre, mi gordita? Genial, ahora estoy demente por hablar con un perro.

Le eché croquetas en su recipiente junto con agua y a Sophia le puse leche, comencé a ver mi celular, faltaban 10 minutos exactamente para que Lucas llegara por mi.

Estaba viendo mis fotos con mis amigos todos ya se habían ido, se mudaron de Estado, dejaron de hablarme y se molestaban cuando no hacía lo que ellos quieren; porque no fumo, no tomo alcohol, casi no me gusta salir a fiestas y eso les molestaba por eso se alejaron de mí.

Ya casi lloraba al recordarlos -no es importante —pensé —esos no eran verdaderos amigos.

Subí rápido las escaleras a mi habitación y para distraerme hice el aseo, tendí la cama, levanté mi pijama y lo eché al cesto; pasé al baño antes de que Lucas llegara y al salir me vi al espejo, literalmente, me asusté al verme.

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