Capítulo 22

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El señor y la señora Leyva no decían palabra, sólo ven a Kevin, como si estuviésen intentando decifrar algo en él.

-Bueno- dije poniéndome de pie -si ellos no me presentan yo lo haré, mucho gusto señor, mi nombre es Pavlova Mayers.

-El gusto es mío Pavlova ¿sabes? Tu nombre incluso tu apellido no son muy comúnes, yo soy Alexander, Alexander Leyva pero al ser un nombre muy largo dime Señor Alex.

-No exageres papá- dijo Kevin, -está bien- continuó el señor -dime como gustes.

-Muchas gracias, señor Leyva. Y tiene toda la razón no se escuchan muy seguido.

-Y bueno- dijo la señora Leyva -ahora si díganme, ¿cómo es que se conocieron?

-Fue el primer día, iba discutiendo con Eliza en el auto y no me di cuenta que estaba el semáforo en rojo y si mi hermana no me grita que me detenga pude haberla atropellado.

-Lo bueno es que no lo hiciste, entonces se hicieron muy buenos amigos desde ése día- comentó su papá.

-Si, pero no sólo eso- continuó Eliza -pasa algo entre Kevin y Lova, se gustan y ya son novios.

-¿Cómo que novios?- preguntó su padre poniéndose de pie -tú no puedes estar saliendo con ella, debes estar con Katya, ella si es alguien que está a tu nivel.

-¡No te voy a permitir que le hables así a Pavlova!- dijo Kevin -Ella es una grandiosa chica ¿sabes qué es lo que más me gusta de ella? Que es diferente al resto de chicas que conozco y con las que he salido. Además, nunca saldría con Katya porque es muy igual a otras y Pavlova si es de mi nivel como tú lo llamas, y aunque no lo fuera ¿qué? A mi no me interesa el dinero como a ti.

-¡No me hables en ése tono Kevin!- continuó su padre -¡Tú harás lo que yo digo y punto!

-¡No! Ya te he hecho caso durante muchos años, ésta vez no lo haré.- finalizó, me tomó de la mano y me subió corriendo hacia su habitación.

Nos sentamos en su cama, Kevin no dice ni una palabra, me ha tomado de almohada porque se recostó sobre mis piernas, lo único que se me ocurre es tocarle el cabello ¡Oh por Dios! Es tan suave, lo tiene más cuidado que yo.

-Lamento eso- dijo alfin -supuse que sucedería algo así.

-No te preocupes. Ya estoy acostumbrada a que las personas no estén a gusto conmigo.

Se levantó y metió su mano en mi cabello para tirar ligeramente de él y de nuevo me besa, lo hace con tanta pasión y seducción. Ya no puedo respirar pero no lo detengo; cada vez se hace más y más intenso, me ha quitado el saco y lo arrojó al suelo, me tomó de las piernas sin despegarse de mi boca y me acomodó al centro de la cama, baja sus labios dando besos en su recorrido hacia mi cuello mientras acariciaba mis piernas.

-Kevin esto, esto no está bien.- le digo. -no es correcto.

Se detuvo y me ayuda a enderesarme -lo siento.- dijo él.

-No te preocupes, te quiero muchísimo pero aún no es el momento.

-¿Quieres ir a caminar?- finalizó él cambiando de tema.

-Si, por supuesto. Sólo deja voy a cambiarme a mi casa que con esto no me puedo mover a gusto y luego intentas violarme.- le dije para que se riera.

-Ay ya perdón, es que me pones débil.- terminó de decir.

Salimos de su cuarto y el bajó para hablar con sus padres, yo subí a la habitación de Eliza por mi ropa y todas las cosas que traía un día anterior.

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