Capitulo 1: Camino a casa

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Ya estaba entrada la noche y las calles del pueblo de Rusbel ya estaban desoladas, el pueblo era la perfecta mezcla entre lo colonial y la arquitectura moderna, algunas de las casa tenían un aspecto antiguo que te hacia preguntarte como seria la vida en esos tiempos donde todas las casas eran de ese estilo. Aquellas casas que no resistieron el paso del tiempo fueron reemplazadas por unas nuevas que no compartían ese aspecto colonial, eran más de arquitectura del siglo XXI, ese choque le daba al pueblo una sensación de que el pasado y el presente se juntaran y aportaba una vista única

A lo lejos se lograba divisar al joven Roger que regresaba de su trabajo en un nuevo bar de motociclistas que fue fundado a unos veinte kilómetros del pueblo, como el joven estaba acostumbrado a la rutina de regresar a casa a tan altas horas de la noche la soledad y poca iluminación del pueblo no le causaba temor alguno, ya que no temía de cosas sobrenaturales (nunca creyó en ellas) tampoco temía por su seguridad, ya que al estar tan alejado de la ciudad, la delincuencia no se hacía presente en el pueblo.

Mientras que caminaba hacia su casa, que estaba situada a unas cuantas cuadras de la parada de autobús, el joven pensaba en su día, recordó aquel cliente que le guiño un ojo mientras le entregaba una cerveza y el mismo cliente que le siguió al baño en su descanso, estando los dos dentro, el cliente se inclino a darle un beso a Roger pero este le atestó un golpe en la entrepierna, tan fuerte que le vio caer al suelo, Roger paso por encima y justo antes de salir del baño se volvió y dijo -Lo siento galán, estoy apartado- y le mostró un anillo en su mano derecha.  Al recordar eso soltó una carcajada que contuvo a la mitad por miedo de despertar a alguien con ella.

A medio camino de llegar a su hogar se detuvo junto a un enorme árbol de Ceiba que siempre le había llamado la atención pero esta vez logro ver que algo nunca había notado, pequeñas tiras de tela color rojo colgaban de las ramas del árbol, acerco su mano para tocar una, pero escucho un ruido que no dejo que continuara, dirigió su mirada hacia donde provenía el ruido y le extraño ver a una anciana que se acercaba a él que justo a un metro de distancia se detuvo. La anciana lucia un tanto extraña, con aires nerviosos, iba descalza sobre el césped y estaba vestida con un camisón blanco, su piel era tersa y con las arrugas propias de una anciana, sus cabellos iban recogidos con un gancho en lo alto de la cabeza pero solo sostenía unos pocos, el resto caían con delicadeza sobre sus hombros y rostro, eran de color ceniza y algunos completamente blancos su rostro no se lograba ver muy bien debido a la sombra del árbol, la anciana parecía de unos 65 o 70 años...

-¿Que haces fuera tan tarde?- Dijo la anciana antes de que Roger terminara de observarla.

-¿Como dice?- Le pareció extraño que una anciana que jamás había visto en los 6 meses que tenia viviendo en el pueblo le hablara de una manera tan personal, como si se conocieran hace mucho -Solo estoy de camino a casa.

-Me refiero a que haces en estas calles tan tarde, teniendo presente que hoy es 14 de mayo.

Roger recordó una historia que le contó una vecina en una de las pocas reuniones del pueblo a las que asistió, ante el recuerdo soltó una risa incrédula a la que la anciana no respondió.

-¿En verdad cree en esas tonterías? -pregunto Roger- Son solo supersticiones estúpidas, además no podía faltar al trabajo, hoy pagan doble.

-La incredulidad de los jóvenes suele ser tan estúpida, creen que por vivir en tiempos modernos los recuerdos del pasado no pueden venir a por ellos.

-Mire señora es tarde debo irme -dijo Roger de manera irritada- y creo que usted también debería irse, ya es tarde y olvide esa historia falsa para dormir.

-Pues deberías empezar a creer en ellas.

Eso fue lo último que dijo la anciana antes de abalanzarse encima de Roger con una fuerza y una rapidez impropias de una anciana, la visión que tuvo el joven no fue agradable, vio como las facciones de ancianita indefensa se convertían en algo que jamás habría imaginado, su cara era ahora una mezcla entre una calavera y una serpiente, su tez se volvió grisácea y unos enormes dientes afilados surgían de una boca que se volvía desproporcionada a su rostro, las cuencas de los ojos ahora eran huecas, Roger sintió algo clavarse en su pecho, intento gritar, pero lo único que logro soltar fue un grito ahogado. La criatura que hacia unos segundos era solo una anciana había cambiado por completo, las ropas que vestía estaban desgarradas y yacían en el suelo, su cuerpo alargado era de color negro y cubierto de cicatrices, sus piernas eran como las de una rana pero terminaban en un par de pezuñas, una larga cola surgía del final del cuerpo, sus brazos largos y con manos de solo tres dedos de largas garras filosas como navajas que ahora se clavaban en la piel del joven Roger.

La criatura desgarraba la piel mientras esta borboteaba sangre a montones, Roger por fin logro soltar un grito de dolor, lo que hizo que la criatura se detuviera por un segundo.

-CALLA-

Vocifero la criatura con una voz que parecía masculina pero en parte demoniaca y acto seguido arranco la lengua del joven con un sus garras de un solo zarpazo, para luego llevársela a la boca . El joven vio como la criatura saboreaba su sangre, el movió la cabeza con desesperación y dolor, un dolor insoportable un  dolor que se intensifico mucha más cuando siento esos enormes dientes masticar y desgarrar la carne de su abdomen para luego destajar sus órganos, la sangre salía a chorros, Roger supo que este era su fin.

Con sus últimas fuerzas saco su teléfono celular del bolsillo y llamo al último número marcado. Se escucho el tono de marcado tres veces seguido de una voz -Hola es Andrés estoy ocupado en este momento deja un mensaje y te llamare- seguido de un *BIP*. Con un último rayo de luz en sus ojos alzo la mirada hacia la luna y sus ojos se apagaron.

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