Epílogo

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4 años después

Luego de que Andrés hizo lo impensable, besar al diablo de esa manera, ambos desaparecieron detrás de una pared de llamas azules, David y yo nos quedamos allí viendo como la enorme ceiba se consumía hasta el comienzo de sus raíces. El pueblo ardía aun, los demonios se habían ido, pero los cuerpos de la carnicería que habían causado aun seguían allí, una imagen horrible que jamás llegare a borrar de mi cabeza.

La policía no se hizo esperar, no sé cómo se enteraron de todo aquello, pero luego de casi una hora después que todo había terminado, llegaron. Uno de los oficiales nos vio al pie del árbol (que era lo único que quedaba de él) y nos llamo, David y yo sabíamos lo que pasaría si nos quedábamos allí, con todo un pueblo masacrado y en llamas, y sin tener una historia que pudieran creerse seriamos sospechosos en todo aquello, no nos quedo de otra que huir.

Corrimos juntos por el bosque, afortunadamente David lo conocía muy bien, sabia de sus secretos, como buen hijo de guardianes le habían enseñado que debía hacer en una situación así, cuando logramos dejar atrás a los oficiales David comenzó a mover las hojas al pie de un árbol y allí casi imperceptible al menos que supieras que allí estaba, había una pequeña trampilla que conducía a una caverna subterránea. Dentro estaba cálido y había comida, enlatados en su mayoría, David me explico que renovaban los suministros mensualmente en caso de una emergencia, para que los guardianes pudieran huir. Nos quedamos por 3 días y 4 noches allí abajo, nos movíamos con extremo cuidado, cuidábamos cada movimiento con suma precaución.

La noticia de lo que había ocurrido en el pueblo de Rusbel estuvo en todos los medios de comunicación por semanas, la llamaban "la peor masacre en la historia de la humanidad" un encabezado que de seguro vendió miles de periódicos amarillistas. En las noticias marcaban a dos sospechosos que huyeron de la escena del crimen. La primera semana cometí el error de llamar a mi madre, necesitaba escuchar su voz y contarle lo que había pasado, no me creyó ni una sola palabra y lo peor fue que me creyó culpable de toda esa matanza, eso me puso a mí como principal sospechosa, le dio a la prensa una cara a quien culpar y a mi familia una a la que odiar.

Al limpiar el pueblo en busca de evidencias, comenzaron a cavar en la tierra donde estaban las raíces de la ceiba, encontraron cientos de cuerpos, los cuerpos de las personas desaparecidas a lo largo de los años, publicaron una lista completa para que los parientes pudieran por fin descansar, en la lista de cuerpos encontrados estaba el nombre de Roger. El de Andrés no apareció en ningún momento, simplemente se había ido.

Y aun así aquí estamos en un motel barato de carretera, siendo una fugitiva de la ley acusada de crímenes que no son míos ni de nadie sobre esta tierra. Es víspera de año nuevo, todos en sus casas deben estar a la espera de que sea medianoche para abrazarse y desearse bendiciones por el año venidero, yo por mi parte estoy aquí en este sucio baño con las luces apagadas, iluminada solo por la luz de dos velas, David está afuera esperando mi señal por si algo llega a salir mal, en el espejo veo mi rostro con la horrible cicatriz, como si los recuerdos de esos dias no fueran suficientes. Solo espero poder haber hecho todo bien, que las cosas resulten esta vez, veo el reloj de mi muñeca para estar segura del momento justo de la media noche y pronuncio las palabras con los ojos cerrados, al abrirlos ella está allí, detrás de mí en mi reflejo, no volteo porque sé que en realidad no está detrás de mí, es solo una vision.

-Hola pequeña, hace tiempo que no nos vemos ¿Cómo has estado?

-Esto no es una llamada social, al menos no para ti.

-Ah entiendo el motivo de tu invocación, pero si no lo pides no puedo cumplirlo, un precio grande a pagar por solo unos minutos de conversación.

-¿Crees que tendré miedo de mirarme en un espejo y toparme contigo después de esto? no das miedo ni prendida en candela.

-Cuida tus palabras pequeña, no siempre luzco de esta manera, podría sorprenderte lo que puedo llegar a hacer.

-No importa la imagen que tomes, he visto suficiente como para no dejarme llevar por lo que mis ojos ven. Ahora cumplirás mi deseo -la emoción invade mi cuerpo, no puedo creer que esto esté a punto de pasar- quiero verlo en este instante.

-Como quieras pequeña, tienes una hora

La imagen de Luci desapareció detrás de mí y mi propio reflejo se fue difuminando poco a poco, hasta que yo ya no estaba en el, en su lugar apareció la silueta de un chico, el chico al que debo mi vida y al único por el que estaría dispuesto a ir al infierno y regresar, Andrés. Lagrimas de felicidad caían de mis ojos al verlo frente a mí, casi parecía como si el tiempo no hubiese pasado sobre el, estaba exactamente igual a como lo recordaba, el me dedico una sonrisa y logre salir de mi trance de felicidad. Aunque fuera por poco tiempo y aunque fuera esta la ultima vez que lo veria, valia la pena.

-Hola guapo.

-Hola Ana.

La Ceiba RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora