9: I'm so sorry

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(N.de la A.: Esa imagen tenía que ponerla. Y no es un fotomontaje)

[Jordi's POV]

Cuando la vi caerse, todo mi enfado se esfumó. La cogí en brazos y la tumbé en el sofá, preocupado.

Vi a Sam acercarse y ponerle la mano en la frente. Unos segundos más tarde salió disparado hacia la cocina.
Los demás aspirantes no habían entendido nada de lo ocurrido.

Me senté junto a Ally y me quedé mirando su rostro. Reparé en su nariz, pequeña y respingona, que sangraba abundantemente pese a los pañuelos que le habíamos puesto. Observé la mancha en forma de corazón bajo uno de sus ojos. Sus ojos, que estaban cerrados, pero que sabía que eran del color de las orquídeas y en los que tantas veces me había perdido, y su cabello, completamente blanco, aún era cruzado de vez en cuando por alguna luz azul.

Entonces cedí a la tentación y miré sus labios. Aquellos carnosos labios que cada vez que los miraba hacían que me entraran ganas de besarla.
Dejé que mi vista se deslizara por su cuello, visiblemente expuesto. Que se recreara en la curva de sus senos, para luego recorrer su vientre y sus piernas.

-Cómo me gustaría besarte ahora mismo... -musité.

Qué idiota que soy. Echándole en cara que me sedujera, cuando fui yo el idiota que se enamoró y tuvo miedo de reconocerlo.

¿Cómo carajos me enamoré de ella en poco menos de un mes?

Mis pensamientos fueron oportunamente interrumpidos por Sam, que se acercó a la chica para depositar un tierno beso en su frente.

Se separó y la miró, expectante. No ocurrió nada.

El hombre la miró brevemente, antes de volver a besarla, esta vez en los labios.

¿Qué cojones hace este... energúmeno besando a mi chica?

Lo aparté de ella, y le di un puñetazo. Bueno, lo intenté, porque me agarró las muñecas y me empujó antes de hablar:

-Mira, chefcito, más te vale mantenerte lejos de Saph antes de que te corte lo que sea que tienes entre las piernas, lo ase y se lo sirva en la cena a mi perro. ¿Lo pillaste o lo tengo que decir en el idioma de los imbéciles que no saben tratar bien a las mujeres?

Tragué saliva y asentí, reconociendo los síntomas de un ataque de ira, el cual desapareció al oírse una débil tos.

-Funcionó -suspiró aliviado Sam-. Temí que no lo hiciera.

-¿Qué hiciste, Al?

-Darte un beso -se rió el pelirrojo-. Como el príncipe azul.

-¿Volviste a tomar aquella cosa asquerosa para que tu saliva fuera milagrosa? -bromeó Ally.

-Sólo hace que se te quite el estrés. La próxima vez desmáyate en modo normal.

-¿Tan malo es besarme, Sammy?

-Para nada, pequeña. Pero la bebida es asquerosa.

Ally le brindó una sonrisa deslumbrante. Hice amago de acercarme, pero la amenaza de Sam (o Al, o como se llamara realmemte el tipo) y las cosas horribles que le había dicho a Ally me lo impidieron. En su lugar me di la vuelta y corrí a refugiarme en el plató.

-¿Ocurre algo? -la voz de mi viejo amigo me paralizó.

Sin dudarlo, se lo conté todo.

-Es un hecho -murmuró Pepe-. Eres el mayor idiota en la historia de la humanidad.

-Lo sé -suspiré-. Ni siquiera sé por qué me cabreé tanto.

-Deberías disculparte con ella.

-Ya, claro, si Sam no me mata antes... Además, ella no me querrá ni ver.

-¿Qué piensas hacer? ¿Esconderte hasta que por algún milagro se olvide? Vivís prácticamente al lado. Grabamos un programa.

Eso me dio una idea.

-¿Ya está decidido dónde va a ser el próximo programa?

-No, como enfermaste se descolocaron los planes.

-¿Podemos arreglar las cosas para ir a...?

Le expuse mi plan y él me asintió.

Llamamos al productor y esperamos a que se pusiera en contacto con la banda.

Nos sentamos a esperar y pronto nos pusimos a charlar. Mientras discutíamos acerca de si era mejor la película "Ocho Apellidos Vascos" o la serie "Allí Abajo", el productor nos avisó que podríamos grabar donde yo quería.

-Igualmente, Dani Rovira es un gran actor. No puedes compararlo con ese Jon Plazarola de la serie.

-Pero la serie te hace reír más -repliqué-. Sobre todo cuando piensan que el tipo es gay y sale con Robert, esa parte me mató.

Sonreí al recordarlo.

-Bueno, ahí tienes razón -se rió Pepe.

Me uní a sus risas de buena gana y le agradecí mentalmente que me hubiera hecho olvidar, por breves instantes, que en poco tiempo iba a tener que enfrentarme al odio y el desprecio de una persona que, en apenas tres semanas, se había fabricado un espacio en mi corazón.

Helado de limón y chocolate [Jordi Cruz] [Masterchef]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora