15: Adiós con el corazón

1.2K 47 4
                                    

Salí del cuarto sonrojada y me apoyé contra la puerta.

-¿Alice? ¿Ocurre algo? -preguntó Pepe.

-¿Eh? N-No, nada...

-Pues vamos, es la prueba de eliminación.

Me fui corriendo y llegué al plató.

-Habréis notado que Gabriel no está aquí. Por ciertos motivos -Eva me miró- se halla detenido.

Asentimos y los del delantal blanco subimos.

-Bueno, esta prueba de eliminación es muy especial, ya que cocinaréis para vuestros padres. En tu caso, Sam, será para tu prima.

Nos tensamos de inmediato. Aclararé esto: nací en Rusia, mis padres murieron cuando aún tenía 4 años, la familia de Sam me adoptó y sus padres fueron asesinados. Nunca supe de alguien más en mi familia, ya que sus padres no tenían hermanos.

Luego, nos recogieron en una mafia, donde crecimos hasta que pudimos escaparnos del lugar y conseguimos una vida normal.
Sin embargo, un grupo rival nos atrapó y, debido a cierto tipo de tortura, desarrollamos nuestra "bipolaridad". Unas semanas más tarde, por accidente, Sam mató a su jefe y yo casi mato a una compañera. Por esto fuimos despedidos y perseguidos. Nos cambiamos de identidad y huimos a Europa.

Vimos entrar a un montón de gente hasta que reconocí a una de ellas: Ela Millicevna, hija del capo de la familia Milicevic. Y no, nada que ver con el de 30 seconds to Mars.

Sam también la reconoció y comenzó a preocuparse, no queríamos que nos destapara. Ella sonrió y fue hasta Sam, le dio dos besos y se quedó allí. Llevaba un atuendo un tanto extravagante, del tipo que llevas cuando eres rica.

Sam sonrió forzadamente, nervioso.

-¿Te llevas bien con tu prima? -le preguntó Jordi.

-Eh... no hablamos mucho últimamente.

-Si no la quieres, me la puedo quedar yo -le sonrió el chef.

Apreté los puños. Era de esperar, aquel imbécil solamente jugaba conmigo.

-Qué rápido te recuperaste -comentó Pepe, y noté el doble sentido.

-Bueno, aún me duele -me miró directamente-. Pero lo superaré. No puede dolerme toda la vida, ¿no?

La cual será bastante corta si te pones a tiro.

Sam alzó la vista hacia mí como gritando 'Socorro'.

Le sonreí, dándole ánimos, y Jordi explicó qué debían hacer: un plato con el color azul como predominante.

Sam estaba nerviosísimo cuando cogió los ingredientes, de modo que se dejó varios.

La verdad es que yo también temía las represalias de la mujer que, en aquel momento, me miraba con una sonrisa torcida.

Ela llamó al juez más joven y le dijo algo, señalándome. Yo me tensé completamente cuando el chef me miró y asintió.

-Alice -me llamó Jordi.

Sam lo miró fijamente, tan nervioso que se cortó un dedo sin percatarse.

-¿S-Sí?

-¿Podrías bajar un momento?

Asentí y bajé.

-Al parecer es tu prima también, ¿no?

Todos se miraron, confundidos.

-Eh... sí.

-¡Ve a saludarla!

Fui hacia ella y nos abrazamos.

-En cuanto esta farsa acabe, lo perderéis todo.

Tragué saliva y me alejé. Entablamos una pequeña charla hasta que los platos estuvieron listos.

Trajeron los platos y vimos el de Sam. La salsa estaba quemada, y había algunas cosas crudas.

-Quien debe abandonar las cocinas de Masterchef es... Sam.

Bajé de la galería de un salto y lo abracé.

Él fue hacia los jueces, hizo una reverencia y se marchó tras Eva. Yo me senté a su lado.

-¿Hay algo que quieras decir?

-Sí, yo... te amo, pequeña.

-Yo también, grandullón.

-No lo entiendes -sonrió tristemente-. Esto es más que amor fraternal.
»Tú siempre estuviste ahí. Incluso cuando éramos niños, te desvelabas para ayudarme. Aunque fueras la más pequeña, fuiste tú quien me ayudó a superar la muerte de papá y mamá. Tú me apoyaste en todo momento y yo te admiré siempre. Eras fuerte e independiente, y siempre estuve orgulloso de ti.
»Y todo esto hizo que te amara incondicionalmente. Por mucho tiempo creí que era lo normal, que un hermano quisiera a su hermana, pero poco a poco me di cuenta de que era algo más.
»Porque cuando te perdí, fue como si me arrancaran el corazón. Y cuando volví a verte, fue como si la vida volviera a tener sentido. Te amo.

Dicho esto, me besó. No tuve el valor de rechazarlo, porque no quería hacerle daño. Me alejé lentamente y sonreí, con lágrimas algolpándose en mis pestañas.

-I'm sorry, I'm so sorry... (Lo siento, lo siento mucho...)

Él compuso una sonrisa rota y se levantó.

-Adiós.

Fue el adiós más doloroso de mi vida. En cuanto salió por la puerta, caí de rodillas, llorando.

Tenía que ganar. Por él.


Helado de limón y chocolate [Jordi Cruz] [Masterchef]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora