3: The Closer I Get To You

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—Sam... arriba, bello durmiente. Se había quedado dormido sobre mi regazo, el muy idiota.

—Un ratito más, Saph...

Sentí un cosquilleo de reconocimiento mientras saboreaba el recuerdo de mi nombre, de lo grandes que habíamos sido... juntos. Imparables.

—No sabes cuánto me gusta verte sonreír así —murmuró Sam.

Tras cerca de dos semanas en el programa, habían eliminado a Lucía y Carlos, y estábamos disfrutando del fin de semana.

Yo andaba bastante con Sam por ahí. Nos sentábamos juntos, dábamos paseos por el jardín y escuchábamos abundante música.

En cuanto a los demás, también andábamos con ellos, sobre todo Beatriz y Bárbara, que siempre andaban juntas, la chica nueva en nuestra habitación, Halina, y Marcos con un amigo suyo, un tal Nathaniel, que solía venir con nosotros.

Ya no me caía mal Jordi, como antes, y a menudo tenía alguna que otra charla con los jueces.

—Al...

—Hmm... ¿sí, pequeña?

—¡Levanta de una vez!

Se sobresaltó y se cayó.

Yo me empecé a reír muy fuerte, y de repente noté unos ojos sobre mí. Me giré y vi a Jordi darse la vuelta e irse.

Sam se levantó, se sacudió y me gruñó.

—Voy a ver algún libro de recetas —huí, antes de que mi cuerpo fuera la próxima cena.

Noté que Jordi me había seguido y que, cuando me senté con el libro en la mano dispuesta a leerlo, se sentó a mi lado.

—¿Cómo te va todo por aquí? —preguntó.

—Bien.

—Te llevas muy bien con Sam —en su voz se escuchaba algo de amargura.

—Y con todos...

—Siempre andas pegada a él.

—Ajá.

Seguí leyendo.

—¿Me estás haciendo caso?

—Con un 0,5% de mi cerebro -musité.

Me quitó el libro de las manos y me miró seriamente.

—¿Sabes que uno de los dos perderá, verdad?

—Si viniste a decirme eso...

—Sólo te digo que no te encapriches mucho con él, Alice.

—... Creo que esto es muy incómodo. Me tengo que ir, gracias por el consejo, chef.

—Tú dime Jordi.

—Vale. Puedes llamarme Ally.

Asintió y yo fui a mi cuarto a leer algo decente, mientras escuchaba la musica de Bea, es decir, a Melendi.

—Uhm... ¿chicas?

—¿Sí?

—¿Qué tal si...?

Les expuse un pequeño y maligno plan. Las chicas asintieron y se dedicaron a divulgar el mensaje.

De modo que llegó el día de la prueba. Hicimos un solomillo Wellington.

Yo me puse a limpiar la carne y a hacer el acompañamiento, un sofrito de setas y algo de verdura.

—¿Qué haces? —preguntó Jordi.

—Un sofrito de setas y verduras...

—Tiene buena pinta...

Holy shit! (Santa mierda!)—gritó Sam.

Ar' ya all 'ight? (Estás bien?) —le hablé con el acento cockney.

Heck, of course I am not! I just burned up my hand! (Joder, claro que no! Me quemé la mano!)

'old 'here! I'll be with ya right in a moment! (Aguanta ahí! Estaré contigo en un momento!)

Saqué las cosas del fuego y puse el solomillo, luego corrí hacia Sam y le vendé la mano como pude.

—'Ta babe (Gracias nena)

C'mon, move on! (Vamos, muévete!)

Puse a enfriar el solomillo mientras estiraba el hojaldre, luego puse el sofrito y el solomillo ya seco, pegando los bordes bien con el huevo y decorándolo con dos palabras de hojaldre: Eat me (Cómeme).

Lo puse en el horno caliente y me dispuse a esperar hasta que vi la cara de dolor de Sam al intentar levantar el solomillo para ponerlo en el horno con la mano quemada.

Fui a ayudarlo.

I don't need ya to 'elp me! (No necesito que me ayudes!)

Reconocí su voz de malvado.

Aye, ya do! So shut up and let me 'elp ya. (Sí que lo necesitas! Así que calla y déjame ayudarte)

Metí el solomillo en el horno y regresé al mío.

Ta, Ally. (Gracias, Ally)

'here's nowt to thank for, Sammy! (No hay nada que agradecer, Sammy!)

Saqué el solomillo del horno y lo coloqué en el plato. Tenía buena pinta.

'elp me out with this thing, please! (Ayúdame con esta cosa, por favor!) -me pidió Sam.

Aye, I'm on my way now! (Sí, ya estoy yendo!)

Ayudé a Sam a sacar el solomillo y ponerlo en el plato. Aún faltaban unos minutos.

I feel like an idiot. (Me siento como un idiota)

'hat's 'cause ya're 'n idiot, Sammy (Eso es porque eres un idiota, Sammy)

—'Ta, Ally. (Gracias, Ally)

Asentí y volví a mi sitio. Los jueces nos miraban extrañados y, tras probar todos los platos, le tocó a Sam.

—Está algo quemado, pero el hojaldre no está crudo -dijo Pepe.

—Tienes suerte de que Alice se preocupe tanto por ti -gruñó Jordi-, o el plato no salía.

Me tocaba.

Samantha sonrió al ver las palabras en el hojaldre.

Pepe lo cortó.

Probó el plato y lo mismo hicieron los otros jueces.

Me puse nerviosa al ver que no me decían nada.

—¿Tan mal lo hice?

—Al contrario —me sonrió Jordi—. El hojaldre perfecto, la carne en su punto, el sofrito no eclipsaba a la carne, y además una caligrafía muy buena.

Miré a Sam y le di un 'síp' cuando me hizo un gesto de pregunta.

—¿Sabes que esto es una competición? —Pepe me miró seriamente y asentí— Y aún así has sido buena compañera y has ayudado a Sam cuando se quemó.

—Lo único mal que hiciste fue hablar inglés. Tienes un acento cockney que es la ostia —se rió Jordi.

—Gracias, chef.

Se retiraron a deliberar y nos eligieron capitanes a Beatriz y a mí.

—¿Todos os las sabéis? —grité.

Yes, boss! (Sí, jefa!)

—Que no me llaméis así...

Todos se rieron, y Jordi me abordó, como de costumbre, para hablar sobre el plato. Yo simplemente pensé en la prueba siguiente.


Helado de limón y chocolate [Jordi Cruz] [Masterchef]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora