XXIII

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18 de octubre, 2009.


He recibido una carta de Noah.

«Querida Annalisa,

lamento no estar ahí para tu pronta recuperación, no estar ahí para abrazarte, para desearte los buenos días, para agarrarte la mano cuando tengas miedo. Porque, ¿sabes algo? Yo sé que tú estarás bien dentro de poco tiempo, tengo fe y tengo la esperanza aún latente de que pronto estaremos fuera de estos centros y desintoxicados de tanto dolor.

Y volveremos a sonreír, te lo prometo.

Esto no está siendo nada fácil, a veces quiero salir corriendo y saltarme todos los muros para llegar a ti. Pero las cosas no son como uno quiere, a veces tenemos que aguantar algunas para ver cuán fuerte somos. Y este es nuestro desafío.»

El Diario de AnnalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora