XXXV

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30 de noviembre, 2009.


He terminado, al menos por este año, las citas con el psicólogo. Ojalá no vuelva a recaer de nuevo a ese abismo del que tanto me está costando salir.

¡Dios, ayúdame, a no tener más esos tormentosos pensamientos!

He de contar también que he dejado de cortarme, ahora es cuestión de pararme frente a un espejo y sentir siquiera algo de amor por quien se refleja en él.

Odio los espejos, creo que son una forma cruel de decirte a ti mismo que la apariencia importa. Ojalá nunca los hubiesen inventado, ojalá todo el mundo aprendiese a vivir con lo que es, independientemente de lo de afuera.

Tengo los cascos puestos, he salido a tomar un poco de aire fresco, creo que escribir desde mi habitación se había convertido en una rutina y las rutinas se hicieron para romperse. Hay que experimentar cosas nuevas, escuchar música nueva, bailar siquiera algo que te haga gritar, abrazar a cuantos estén, dejar ir lo que nunca fue tuyo.


El Diario de AnnalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora