#8: Hasta el cansancio . -Parte 1

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16/Enero/2013

12:44 PM

-Cierra la maldita boca Nathan. No hables, no quiero que me dirijas la palabra si no tienes una explicación.

-Gracelyn, yo...

-Tú mentiste. No quiero escucharte más. ¿Eso es lo que haces cada vez que "vas a la lavandería" o cuando "sales con los chicos"?

-Tienes que escucharme, espera. -Él se acercó y estuvo a punto de tomar su brazo para detenerla pero luego alejo las manos lentamente y las llevo a su cara, Gracelyn lo miro asqueada- No te vayas aun, necesito...

-¡¿Para qué debería quedarme?! ¿Quieres que me quede en primera fila viendo cómo te besas con esa cualquiera? Quien sabe que otras cosas haces o planeabas hacer con ella hoy, no quiero ser un impedimento para que te diviertas con la zorra más quemada de la universidad amorcito, sabes, haz lo que quieras con ella o con cualquiera, eres libre querido, no me busques, no te molestes en llamarme y no olvides usar protección, nunca se sabe que tipo de enfermedades podría tener tu amiguita, que tengas una buena vida Nathan. Y por si no te quedo claro, terminamos imbécil.

-Espera Gracelyn, déjame explicarte.- Parecía realmente devastado mientras ella caminaba a su coche ignorándolo- Mierda, tienes que escucharme, yo te amo.

Subió al auto y reviso la hora en el celular.

-Cuando amas a alguien no lo traicionas de esa manera, toma nota para el futuro. Ahora, ¿Serias tan amable de moverte del camino? Créeme que en este momento no me pensare mucho pasarte el auto por encima.

Arranco el auto con el a muy poca distancia de las ruedas, terminar su relación no era parte de los planes que tenía para ese día. Siendo cumpleaños del abuelo Petter, había estado muy ocupada toda la mañana arreglando el jardín de sus abuelos y yendo de un lado a otro a hacer las compras que hacían falta, cuando todo estuvo listo decidió visitar a su novio un rato antes de regresar a casa para arreglarse y dirigirse a la fiesta junto con Mason, Lilian y Leah, pensó que una sorpresa de su parte lo haría feliz, no se imaginó encontrarlo con Aria Becher compartiendo saliva en el sillón donde jugaban monopoly y veían películas.

De todas las chicas de la ciudad el había elegido a la única que no soportaba ni en pintura, no lo vio venir. Siguió conduciendo hasta que llego a la linda casa en donde vivía con su familia y aparcar afuera. Quería bajar del auto lo más pronto posible, necesitaba aire y si conducía por el camino que llevaba a la casa solo aumentaría su desesperación por bajar, así que bajo a la acera y tomo largas y profundas respiraciones, había sentido la necesidad de bajar para no explotar, cuando estuvo frente a Nathan sintió la necesidad de huir, temía sentir esas sensaciones todo el día. No quería explotar, no creía que Nathan mereciera una reacción de su parte.

Puso la combinación de seguridad en el tablero para poder entrar. La puerta se abrió después de unos segundos. - Mejor tarde que nunca -se dijo, le parecía mejor haberlo descubierto y saber que no era la persona que ella pensaba a seguir con su relación y convivir con el mientras la engañaba, se preguntó cuánto tiempo habría estado ciega ante la realidad, aunque lo había visto con sus propios ojos le parecía imposible, nunca pensó que Nathan sería capaz de algo así.

Sentía tristeza y coraje, pero no tenía ganas de llorar mientras comía helado ni sentía que su mundo acabaría como en las películas que incluyen corazones rotos, y no tener ganas de llorar la hacía sentirse peor de alguna forma, se suponía que su primer corazón roto debía dolerle de ese modo. Era un alivio y una tortura a la vez. No quería estar así en un día importante para su abuelo.

Abrió la puerta con sus llaves y se dirigió a la cocina buscando a Lilian.

-¿Mamáááá?- Gritó extendiendo la a.- ¿Dónde están? ¿Mason? ¿Hay alguien en casa? - Abrió el refrigerador buscando una barra de chocolate. Se encogió de hombros al pensar que el chocolate se acercaba un poco al helado y que no era una total falla de mujer despechada. Rió al pensar en haberse autonombrado "mujer despechada". Salió de la cocina y subió las escaleras buscando a su familia, no estaban por ninguna parte así que entro a su habitación para tomar un baño y comenzar a "ponerse linda" como su abuela le decía cada vez que debía arreglarse. Encontró varias notas en su escritorio, en la puerta del closet y en las ventanas que decían que leyera la nota que estaba sobre su cama, la cual decía que habían tenido que irse más temprano a recoger más cosas para la fiesta y que se arreglarían en la casa de los abuelos.

Líos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora