Mysterium (Wigetta)

Capítulo 17: Visiones (Parte 2)

PARTE 2

Narra Samuel

La tarde había caído cuando estuve de regreso en casa, Marie estaba preparando la cena. Teo me acompañaba para dar fe de lo que decía. Tenía que enfrentarla y saber todo desde el punto de vista de alguien que fue observador de todo.

Entramos en la cocina y ella notó nuestra presencia de inmediato. Se volteó y nos saludó indicándonos que la cena estaría lista pronto. Trague grueso y trate de hacer que las palabras salieran de mi boca.

—Marie, tengo que hablarte de algo —me miró como si supiera ese algo, apagó la estufa y dejó su delantal y cucharon sobre el mesón.

—Sabía que este día llegaría, tardó un poco, pero estaba feliz por eso. Te diré todo lo que tengas que saber mi niño.

Marie comenzó a contarnos como sus ancestros habían dedicado a observar a los descendientes para prevenir cualquier incidente con un ente externo. Esto la hacía ver como la mala de la historia, pero nos explicó que ella no estaba de acuerdo con esto, ella trato a toda costa evitarlo, pero no podía decirle directamente lo que le aguardaba. Ella explicaba que la mayoría de los provenientes del original no conocían su destino sino mucho después de dar un nuevo niño o niña a la lista, siempre era el primogénito el desafortunado.

—Tú madre lo supo justo después de tu nacimiento, yo traté de persuadirla lo más que pude para que evitara salir embarazada, nunca pude decirle el por qué, eran cosas que tu madre no podría entender y cosas que yo no podía decir, no sin antes terminar muerta. Ella tenía solo 20 años en ese entonces, sus padres habían muerto dos años antes... yo... yo no podía decirle esas cosas, me rompía el corazón —decía mientras intentaba no romper en llanto— fue mi culpa que ella muriera, por no advertirle, por no detenerla. Pero de no haberlo hecho, no te tendría hoy aquí... pero ahora estas pasando por lo mismo que ella. Oh, eres tan joven y bueno, no deberías pasar por esto Samuel —dijo mientras se levantaba de la silla donde se había sentado y se dirigía a la ventana de la cocina, miraba al vacío de forma melancólica.

—No fue tu culpa Marie —le dije para tranquilizarla— yo también tenía miedo de hablar de esto contigo hasta que aquella visión de ti y mamá hablando sobre el libro se me presentó —Marie volteó a mirarme, ahora lucía confundida y exaltada.

— ¿Tuviste una visión? Oh no, esto es malo, muy, muy malo. Las visiones son solo un don del original. Por lo clavos de cristo esto no puede ser verdad, no mi muchacho. Dios ¿por qué? No mi hombrecito.

—Marie ¿qué sucede? —se había quebrado, el llanto y sollozos se mezclaban, no entendía que le sucedía.

—Samuel, esto que te voy a contar nos pone en mucho peligro. Esas visiones, son un don, una especie de habilidad del original. Poder ver el pasado a través de objetos de gran valor sentimental de otros. Tú no puedes, no, no debes. No —Marie lucía impaciente e inestable, estaba desesperándose.

—Marie, cálmate, ya lo sé todo. Sé que destino me depara, que cosas tengo que enfrentar, pero necesito tu ayuda para encontrar el libro. Si yo soy ese original entonces yo seré capaz de abrirlo. Pero antes, deberías saber todo lo que he vivido estos últimos meses.

Comencé a contarle como el medallón había aparecido en mi cuarto el primer día de clases, los cuervos mientras iba camino al instituto, mi relación con Guillermo desde ese primer día, la vez que un ciervo muerto había aparecido en la mitad del pueblo con un símbolo similar al del medallón, la verdadera razón por la que Teo había desaparecido del pueblo por meses, lo que había pasado en el baño del instituto con el tal Gabriel (qué jamás volvió a aparecer), la noche que llegué tarde por estar en el instituto, la Sphysis que trato de matarme, el viaje que hice para salvar a Teo del Ydarj, los dos ancianos que había conocido, Walter y el de la cabaña, cada pequeño detalle se lo conté sin escatimar en tiempo.