Cuando llegamos al restaurante de comida rápida en el centro, aun no podia creerlo.
Shawn señaló una mesa y yo asentí mientras caminábamos hacia ella.
-Quiero una de esas ¿y tu?-, preguntó.
-Igual, gracias-, le sonreí y lo mire dirigirse hacia la caja para pedir nuestra comida.
Era difícil seguir molesta, aun dolía comenzar a entender que esperaba demasiado de él, más de lo que quería admitir, pero no iba a desperdiciar mí tiempo a su lado, aun más si había sido idea de Shawn.
Parecía que era como decía la tía Alexis, después de una tormenta el cielo es más azul, hoy había sido uno de esos días buenos; Scarlett habia pegado un chicle en el cabello de Daisy, tal y como ella lo había hecho con una chica de primero el dia anterior, todos oímos los lloriqueos de la porrista mientras llamaba a sus amigas para que fueran a su casa a ayudar con la emergencia, Nick me habia propuesto algo estupendo y Shawn parecía diferente hoy, a pesar de que no habíamos hablado sobre la noche de hace tres días, todo parecía mucho mejor.
-¿En que piensas?-, preguntó a mi espalda.
-Estoy contando todas las calorías que esta comida me dejara-, dije en mi mejor acento ingles y el se hecho a reír sentándose frente a mí-. Deben de ser muchas-, le asegure remilgada y el volvió a reír, haciendo que deseara besar sus labios entreabiertos. Parpadee tratando de alejar esos pensamientos, no era ni el momento, ni el lugar y quizás tristemente, él no pensara en los míos. Para un beso se necesitaban dos.
Iba por mi tercera gran mordida cuando él termino de contarme sobre su entrenamiento, con un entusiasmo quizá demasiado perfecto. Sabía que los problemas con su papá aun no se habían arreglado pero no habíamos vuelto ha hablar de eso. Respiré hondo dejando la hamburguesa sobre el papel.
-¿Hablaste con él?- pregunté. Ambos sabíamos a quien me refería.
Tardó bastante tiempo en contestar, antes mordió su propia hamburguesa, bebió un trago de refresco y miró por la ventana.
-No, no mas de lo esencial, ¿podemos cambiar de tema?- preguntó mientras sentía como si me hubiera lanzado lejos.
Asentí distraídamente y busqué en mi mente algo para llenar el silencio.
- Nick me contó sobre un concurso de fotografía, es a nivel seccional, esta tratando de convencerme para que entre-, le dije con una sonrisa sincera en el rostro al recordar el entusiasmo del enamorado de Scarlett.
-Pues parece que ya te convenció- dijo sin mirarme antes de volver a dar otra mordida a su comida.
Su tono no dejaba lugar para una conversación cordial.
-¿Sabes lo que le pasó a Daisy hoy? - preguntó de repente mientras yo fruncía el seño. El concurso de fotografía habia sido descartado por la porrista, miré la mitad de mi hamburguesa, había perdido el apetito.
-No, si... creo que si-, contesté al final y él solo me miró por un momento.
-¿Qué es lo que crees que le pasó? -, preguntó.
-Tal vez alguien le puso un chicle en el cabello-, murmuré enfurruñada. Lo miré cuando el bufó.
-Por Dios __________, ¿le pegaste un chicle en el cabello?- preguntó molesto.
-Me he perdido, ¿Cuándo he dicho que fui yo?- repliqué.
-Pareces culpable- aseguró.
No pude contar con eso, para bien o para mal él me conocía mejor que nadie y aunque pareciera culpable, me dolía que estuviera tan molesto por algo que le había pasado a Daisy.
-No he sido yo, ha sido... Scarlett y si me preguntas se lo merecía, ella le hizo lo mismo a una chica de primero ayer-, terminé mientras él se limpiaba los labios con la servilleta.
-Vaya, no conocía tus instintos vengativos-, murmuró levantándose. Lo vi ir hacia los sanitarios mientras le contestaba con la voz entrecortada.
-Y yo no sabía que Daisy tenía un protector.-murmuré sin que él pudiera escucharme ya, mirando hacia la ventana.
Me dejó en mi casa con un tibio adiós. Titubeé al abrir la puerta de la camioneta y a pesar de que una parte de mí se odiara por ello, me acerque a él y le di un beso en la mejilla al bajar del jeep.
A fin de cuentas, mi corazón no entendía, seguía queriéndolo igual.