Capítulo nueve.

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¿Cómo estas tía?- , pregunté al teléfono con la primera sonrisa sincera en días, tal vez si tenia la oportunidad lograría unirme como voluntaria y me iría de la ciudad, eso sería lo mejor. Era mucho más sencillo que enfrentarme a todo lo demás.

-Yo estoy genial, mucho mas bronceada que antes, deberias verme-dijo con una sonrisa en su voz mientras yo apenas alzaba las comisuras de los labios.

-Me alegro mucho- murmuré.

-¿Te alegras de que me haya tostado toda la espalda?-, preguntó burlona.

-No, no de eso, lo siento-, dije sonriendo.

-¿Cómo estás cariño?, tu mamá dijo que estas enferma pero te oyes perfectamente para tener la gripe- acusó.

Me maldije por no cuidar los detalles, la tía Alexis no creería que un resfriado que me habría incapacitado de ir a la escuela por tres días se quitaría de la noche a la mañana.

-¿Me creerías si te digo que sucedió un milagro?-, susurré con los ojos cerrados.

-Cuéntame ______________-pidió mi tía con voz suave.

Me limpie una lágrima que recorría mi mejilla tan solo de pensar en pronunciar las palabras.

-Shawn no me quiere- fue todo lo que pude decirle.

-Cariño ¿estás segura?-, preguntó con voz escéptica.

-Lo escuché cuando lo decía tía, y yo sólo no puedo verlo, no ahora, me duele demasiado-, terminé.

-Sé que debe dolerte mucho ______________, pero esconderte no solucionara nada, debes enfrentarlo y preguntarle, al menos haz que lo diga en tu cara, haz que diga que no te quiere, a ver si se atreve- dijo mi tía Alexis como una guerrera llamando a la batalla, me hizo reír entre lagrimas-. Quizás lo sorprendas y te sorprendas-, murmuró.

Me despidió haciéndome prometer que no seguiría fingiendo resfriados para huir de los problemas. Pasé el dia ¨recuperándome¨, mirando por la ventana la mayor parte de la tarde y recordando las palabras de la tía Alexis: ¨Haz que te diga que no te quiere¨.

A pesar de que el solo hecho de tenerlo enfrente me hacia querer correr en dirección contraria, la verdad es que deseaba que tuviera el valor de decírmelo en la cara, que tuviera el valor de decirme que me habia hecho el favor, queria que él se sintiera mal como yo me habia sentido.

Una parte de mí gritaba que eso no era suficiente, pues yo estaba muy herida en el fondo.

Yo lo queria, por eso dolía tanto.

¿Y si pudiera hacer que él dijera lo contrario?

Que admitiera que me queria, que sentía algo por mi, lo que fuera, solo lo justo para que yo pudiera lastimarlo igual a como él me habia lastimado.

Miré como el cielo fue volviéndose oscuro hasta que la noche cayó por completo mientras mi mente seguía trabajando, mi corazón se habia rendido demasiado lastimado para discutir.

Le estaba dejando todo a mi cabeza.

¿Podría hacerlo?

¿Queria hacerlo?

Sabía en el fondo que lastimar a Shawn me lastimaría a mí pero aun asi me pasé toda la siguiente hora buscando el mejor conjunto de ropa con el que pudiera volver a la escuela.

Justo antes de ir a dormir mi móvil sonó, él habia llamado a la casa estos días, pero gracias a que yo se lo habia pedido, mamá habia contestado y le habia informado que no era necesario que me visitara.

Contesté respirando hondo, mirando la falda sobre el cobertor.

-¿Hola?- murmuré.

-¿______________? ¿Cómo estas? Te escuchas mejor- dijo Shawn precipitadamente.

-Si, ya estoy mejor, un poco-, contesté con voz monótona.

El silencio al otro lado de la línea fue de varios segundos.

-¿Iras a la escuela mañana?- preguntó Shawn finalmente.

-Supongo, solo fue un resfriado Shawn, no quedé invalida-, contesté cortante.

-No te oyes como tú- admitió después de un rato.

-Quizás porque tengo sueño, nos vemos mañana-susurré entre dientes.

-Buenas noches ______________- alcancé a escuchar antes de colgar la llamada, enterrar el rostro en mi almohada y prometerme que sería la última vez que lloraría por él.

OTRA OPORTUNIDAD. »Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora