Capítulo veintitrés.

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No lo serás...

¿Eran palabras de despedida?

¿Debería sentirme feliz?

Porque hacia muchas semanas que no recordaba sentir el pecho burbujeante de la felicidad como cuando tomas una Coca Cola muy fría. De hecho desde hacia días ya no sentía nada, estaba congelada a la espera de que algo me sacara de mi entumecimiento.

No deseaba sentir otra vez ese dolor agudo o la rabia hacia él, pero queria sentir algo, cualquier cosa que me dijera que estaba avanzando y no que todos me estaban dejando atrás.

Alguien golpeó mi brazo haciéndome recordar que estaba en medio del pasillo repleto de estudiantes.

Todos se movían a la siguiente clase, avanzando, ¿entonces por que yo no podia hacerlo?

Comencé a caminar sin siquiera notarlo, con la mente aun en sus palabras.

Una despedida, había sido una despedida, debía serlo si después del torbellino de días de tenerlo apareciéndose casi hasta debajo de la alfombra, de pronto Shawn me había dejado en paz.

Cuatro días, casi una semana sin siquiera un intento de conversación, lo habia visto fugazmente a lo lejos, y él aparte de una media sonrisa en respuesta no habia intentado nada más. De nuevo, ¿debería de sentirme feliz por eso? La lógica gritaba que si, pero me estaba cansando de ser tan racional. ¿De que servía pensar con la cabeza si no me sentía mejor?

Un grito agudo captó mi atención a lo lejos, otro chico volvió a golpear mi brazo impaciente por acercarse a mirar lo que sea que hubiera pasado, di la vuelta hacia el pasillo de donde habia provenido el femenino y aturdidor sonido antes de pararme en seco, la gente se estaba amontonando alrededor de Daisy completamente llena de pintura amarilla, era como si se hubiera echado un bote encima, ella se quejaba entre maldiciendo y lamentándose, dando pequeños grititos sobre la calidad de su ropa y sus zapatos, yo estaría mas preocupada por sus libros que estaban en igualdad de condiciones.

Parecía que la típica broma abre casillero habia tenido una nueva victima, salvo que hacia mucho que no veía que sucediera.

Todos comenzaron a murmurar, a reírse y hasta a alabar al genio que lo habia planeado, comencé a reírme sin poder evitarlo, sé que debía de contenerme, pero al final casi era justicia divina, ademas la pintura jamás habia matado a alguien, quizás con la esperanza que hasta la hiciera más humilde.

Negué con la cabeza alejando los pensamientos vengativos y estaba por girarme y alejarme de ahí cuando Shawn se hizo espacio entre los estudiantes amontonados.

Se acercó a Daisy con cara seria y mirada critica, observó al casillero y suspiró, aquello parecía casi un acto teatral.

-Nadie puede escaparse de una inocente broma, ¿verdad, Dai?- dijo Shawn mientras todos empezaban a reír, ella gruñó apretando los dientes y se alejó con otras porristas siguiéndole apresuradas, Shawn no hizo caso de las burlas hacia la chica llena de pintura, sólo miró alrededor como buscando algo y al final sus ojos se encontraron con los míos, aquello fue suficiente para saber que él habia sido. Alejó sus ojos y después desapareció entre el mar de estudiantes que ya iba tarde a clases, alguien jaloneó de mis hombros obligándome a girarme.

-¿Qué pasó? Siempre me pierdo todo-murmuró Scarlett mientras yo reía sin saber por qué.

- ________ ¿Qué pasó?- preguntó de nuevo.

-No lo sé- admití totalmente sincera.

Al final mi amiga se terminó enterando por las más de 12 personas que presenciaron la creación artística de cierto bromista, Scarlett que desfallecía de gusto y no lo ocultaba, tanto que cuando Nick se unió a nosotras en el estacionamiento para llevarnos, mi amiga sonrió y sin más tomó su cuello con una mano y le dio un ligero pero definido beso en los labios.

-¿Y eso por qué? - le preguntó Nick acomodándose los lentes sin ocultar la enorme sonrisa en su rostro.

- Lo de Daisy no será la unica cosa buena en mi dia, ¿no has oído de eso de que cuando pasan cosas buenas haz cosas buenas? Y todo eso- murmuró ella algo nerviosa haciéndome sonreír.

Ojala Max hubiera podido quedarse un poco más y ver esto.

Cosas buenas, tal vez.

OTRA OPORTUNIDAD. »Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora