Capítulo veintiséis.

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(Favor de leer no final, les podría interesar)

Final


Su habitación estaba justo como la recordaba la ultima vez, solo que en esta ocasión al entrar no sentía la opresión, el miedo y las ganas de salir corriendo; yo quería esto, era el final de semanas confusas, dolorosas y duras.

Miré la playera de Shawn y me acerqué mientras él movía nuestros dedos entrelazados, cuando tomé la orilla de la prenda con mi mano libre se quedó muy quieto y solo respiró profundamente antes de que yo la quitara, observé las líneas de su torso, la forma de sus músculos que se marcaban en su cuerpo.

Me separé un poco y llevé mis manos hacia mi propia blusa, sacándola por mi cabeza rápidamente, él me miró y sus ojos calentaron cada poro de mi piel, el corazón parecía salirse de mi pecho y las lombrices habían perdido la cordura.

Lentamente se acercó de nuevo, su piel se sentía caliente contra la mía, sus labios lentamente llegaron hasta los míos, besando suavemente y lento, muy lento.

No hablamos porque sabía, ahora, que él entendía, nadie más podría hacerlo, pero él si.

Nuestras manos trabajaron juntas en los pantalones ajenos, batallamos con los botones y riéndonos de nerviosismo y expectación, nos besamos de nuevo deshaciéndonos de los estorbosos vaqueros ya en los tobillos al caminar.

Casi sin darme cuenta estábamos sobre su cama, aun con la ropa interior, enmarcó mi rostro con sus manos y me besó, llevando su lengua dentro de mi boca, tentando a la mía. Comencé a gemir, sin controlar los sonidos que salían de mi boca, mientras sentía su cuerpo presionar el mío y una de sus manos delinearlo con extrema delicadeza y lentitud.

-Te quiero- susurró en mi oído y yo solo bebí de ese sonido, no estaba preparada para las palabras pero estaba dispuesta a grabar cada una de las sensaciones.

Mis manos fueron a su cabello, los mechones castaños que tanto amaba, busqué otro beso febril y húmedo, un tanto desesperado mientras podía sentir su excitación contra mi cadera.
Me estremecí, la humedad entre mis piernas aumentaba y un pequeño latido se alojaba justo ahí, cada vez más insistente. Recorrí su espalda con las manos hasta llegar a la orilla de su ropa interior, se estremeció contra mí y su boca marcó un camino de besos hasta mi cuello y hasta más abajo, besó mis pezones por sobre la tela del sostén y desee que lo quitara, pero no lo hizo. Llego hasta mi vientre besando y jugando con mi ombligo, su lengua se divertía bailando con mi piel, haciéndome cosquillas, haciéndome sentir bonita y como gelatina, todo al mismo tiempo.

Finalmente besó mi ropa interior haciendo que gimiera bajito su nombre, volvió a acostarse sobre su costado, a mi altura. Busqué otro beso fugaz que me dio de buena gana dejándome ir al minuto siguiente mirando cada uno de mis movimientos, me quité el sostén lentamente; primero los tirantes, luego el broche, todo seguido por sus intensos ojos. Me recosté de nuevo sobre el colchón y esperé casi temblando, no por miedo, por dudas o sensaciones nuevas, lo esperé a él y todo lo que significaba. Shawn engancho la orilla de mi ropa interior con sus pulgares y la bajó antes de hacer lo mismo con la suya, se alejó murmurando algo entre dientes que no pude distinguir y regresó colocándose un condón.

Me quedé medio hipnotizada mirándolo mientras se recostaba de nuevo. Un final y un inicio. Abrí mis piernas lentamente y él acercó una mano acariciando con sus dedos mi humedad, esparciéndola, haciéndome cerrar los ojos con las sensaciones. Coloco un dedo dentro de mí y me acaricio tan íntimamente como nadie lo había hecho, ni siquiera él, unió otro dedo, haciéndome retorcer y murmurar su nombre una y otra vez.

OTRA OPORTUNIDAD. »Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora