(POV LUFFY)
¿Ya era jueves? Cada día volaba más rápido. Quizás por el hecho de que Torao se pasaba más a menudo a saludarme, o simplemente a quedarse un rato conmigo.
El tío Shanks había venido todos los días a verme también, aunque siempre se marchaba pronto debido a su trabajo. De hecho era toda una suerte que pudiera estar conmigo al menos unos minutos, ya que viajaba con frecuencia al extranjero.
Hace dos días que ingresó mi compañero de cuarto. Mejor dicho, compañera. Es una chica de pelo castaño y ojos... no sé, tampoco le presto mucha atención. Sólo sé que se llamaba Annie Brown. Inglesa creo que dijo.
Dicen que las mujeres occidentales tienen enormes pechos, pues esta es una tabla.
Para mi desgracia, Torao se encargaba de ella también. ¿Y por qué desgracia? Pues fácil, porque se pasaba todo el día hablando de él y haciéndose la tonta cada vez que entraba a vernos para llamar la atención.
Desde su llegada el doctor había dejado de darme las chocolatinas que acostumbraba a regalarme a escondidas. Ahora parecía más arisco.
Bufé de tan sólo pensar en su cambio tan radical. Ojo lo que cambia la gente cuando hay terceras personas delante.
-Eh, Luffy, esto es importante, hazme caso. Que tú llevas más días aquí que yo, dime lo que sabes- seguía insistiendo la mujer-.
Y me harté.
Me arranqué la vía del suero del tirón. Total, había oído esta mañana que ya no me hacía falta. Aparté las sábanas de golpe poniéndome los zapatos mientras y la miré, estaba confundida.
Cogí la bolsa donde se suponía que estaba mi ropa, la que mi tío me había traído. Y con el camisón aún puesto, fui hacia la puerta.
-Luffy, vuelve. Voy a avisar al doctor Trafalgar- "amenazó" con una sonrisa de tonta que delataba lo feliz que se encontraba-.
-A tomar por culo ya, hombre.
Abrí el trozo de plástico que se interponía entre mi libertad y yo, y lo crucé.
Bueno, intenté. Me había chocado con el bien definido pecho del hombre que había estado cuidando de mí.
-Auch- me quejé sobándome la cabeza-.
-¿Dónde va una pulga como tú sin mi permiso?- preguntó con ese tono tan sexy que tenía.
-Tu amada te espera ahí dentro. Yo dimito. Cómete sus babas, practica sadomasoquismo con ella. Pero por favor, mátala antes de que ponga crías.
Oí una risa escaparse de sus labios. Al acto, su mano se enredó entre mis cabellos desaliñados. Vaya aspectos tenía, la verdad.
-¿Cuántas chocolatinas son necesarias para conseguir que te quedes?
-¿Perdona? ¿Me estás intentando sobornar?- gruñí.
-No lo intento- contestó, mostrándome tres tabletas de chocolates enteras-.
Refunfuñé algo que ni yo mismo entendí y cogí tal manjar apresándolo contra mi cuerpo.
-Qué hacías aquí- cambié de tema-.
-Venía a quitarte todo el cableado que te traías- dirigió su vista a mis brazos, manchados un poco debido a la brutalidad con la que me los arranqué-. Aunque veo que te las has apañado bien tú solito.
Me cubrí inútilmente la herida, si se podía considerar así, y le dediqué una mirada desconfiada.
-Trafalgar, ¿eres tú? El pequeño Luffy se ha ido de aquí. He intentado detenerle pero...- mintió vilmente la cotorra una vez se había lanzado a los brazos del doctor.
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Defenseless. [Law x Luffy]
RandomLa historia de un médico peculiar y un universitario rebelde. Law odiaba a los críos, eso lo tenía claro. Lo que no tenía tan claro era cómo habían llegado a ese punto. Quizás iba a permitirse disfrutar de esto un poco. A veces simplemente hace falt...