Heridas.

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(POV LUFFY)

No me separé de su cuerpo, lo apreté con más fuerza aún.

Mantuve el silencio para que prosiguiera con lo que fuera que tuviera que decirme.

Pero parece que no tenía la intención de continuar con sus palabras, por lo que cerré los ojos, dejándome llevar por el calor de sus brazos, que ahora me correspondían.

Sentía que mi cuerpo seguía gritando por sí solo. Sabía perfectamente que llevaba roto mucho tiempo ya, que había actuado como si no me hubiera percatado de ello.

Pero sus labios sobre mi frente recompusieron lo que tanto me había empeñado en sacar adelante, haciendo que volviera a latir por alguien.

Aún tenía las marcas de Kid quemando en mi piel, esas que ahora provocaban que me repudiara yo mismo. Agradecía que él el mayor estuviera allí, si no me habría arrancado ls piel con tal de no tenerlas allí.

La mirada del moreno no decía lo contrario. Había pasado de disgusto a rabia en cuestión de segundos.

Dejando de lado el hecho de mi desnudez, ahora más que nunca recogía la calidez de Torao. Aunque poco después fue deshecha, justo en el momento en que el abrazo se rompió.

Al mirar hacia arriba, aún con los rastros de las lágrimas en mis ojos, pidiendo las explicaciones que me debía, me arropó con la chaqueta que traía puesta, cubriéndome tanto el cuerpo como el alma.

-No quiero estar aquí...- confesé con las manos en mis muslos mientras los observaba con desaprobación y asco.

Yacía sobre mis rodillas ignorando el hecho de que el mayor ya estaba en pie. Mas no impidió que su morena mano se posara sobre mi mejilla prestándome todo el apoyo que necesitaba.

Volví a cerrar los ojos intentando evitar el puchero que se me escapaba ante tal acto. Busqué más aquel calor acariciándome yo mismo con ella cual cachorro solitario.

Sabía que no podía ser más penoso, pero de verdad, su tacto era el único que podía borrar las quemaduras del fuego que me arrasó.

Gracias a lo concentrado que estaba en prolongar aquel roce, no pude percatarme de la mirada lastimosa y de dolor que me había dedicado Torao al verme en tal mal estado.

-Quédate en mi casa, por favor- susurró-.

Abrí fuertemente los ojos dejándome volver a la realidad. Esa en la que el día anterior había sido rechazado sin tan siquiera haberme confesado, en la que me encontraba solo, en la que vivía con miedo.

-Por favor- repitió, cambiando la lástima por preocupación-.

¿Tan mal estaba como para haber conseguido que alguien tan frío y ajeno como él hubiera sucumbido a esto?

Como pude, me levanté. Los pinchazos sobre mis caderas se intensificaron, recordándome todavía más lo sucedido. Evité que presenciara mi dolor arrastrando la vista hacia el suelo.

No tardó en tomar mi mano y sacarme del apartamento en dirección al suyo. Agradecí el hecho de que fuésemos vecinos, aunque sabía perfectamente que lo que la gente pensara de mí era lo que menos me iba a afectar a partir de ahora.

Acabó llevándome a su baño, donde empezó a registrar todos los objetos punzantes del lugar, tomándolos todos consigo.

-Quiero que te bañes. Utiliza el tiempo que desees, relájate, siéntete limpio de nuevo. Voy a prepararte algo de comer. Bajo ningún concepto hagas algo raro- advirtió en un tono serio, dando a entender con ello y las cuchillas de su mano que no cometiera ninguna locura-.

Defenseless. [Law x Luffy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora