*ADVERTENCIA: Contenido sexual.*
(POV LAW)
No era mucho. Más bien diría que había demostrado toda la inocencia en sus actos, por muy descarado y atrevido que hubiera sido.
Había sido un primer "beso" inexperto, dudoso, procurando tantear el terreno a explorar.
Yo tampoco había sido un hombre de mucha paciencia a lo largo de mi vida, y esta no iba a ser la excepción.
Había pasado demasiado como para que ahora volviera a actuar con la cabeza. Sabía perfectamente lo que conllevaba aquello que estábamos a punto de hacer, pero no era plan de frenar ahora mi cuerpo.
Sujeté al menor de las caderas a la vez que yo mismo me echaba hacia delante. Podría presumir perfectamente del poco esfuerzo que me costó, y mis abdominales no dirían lo contrario.
La cuestión es que conseguí recostar al muchacho sobre la cama, situándome encima de él y comenzando a besar sus carnosos labios.
Incluso atacando fogosamente cada una de las partes que los formaban, no profundicé el acto.
Ya ni el aire nos separaba.
Palpé con mi lengua la superficie de su ahora húmeda y roja boca con la intención de que la abriera, a lo que el renacuajo no puso oposición.
Alcé sus brazos por encima de su cabeza, sujetando ambos con una sola mano mientras me separaba para ver la tan inocente y erótica carita que mantenía.
Todo su rostro estaba bañado en un nuevo tono de rojez mientras apretaba sus ojos con fuerza para sentir más de mí. Pero lo que más resaltaba era el color rosado de la lengua que asomaba suplicante porque continuara con el beso que no llegué a darle.
No pude contener una pequeña carcajada al ver aquella escena tan lasciva para mis pupilas, a lo que el pelinegro reaccionó abriendo levemente sus marrones orbes.
Entonces su rubor se elevó nuevamente al caer en la cuenta de su forma de haber obrado, de haberse expuesto ante mí.
-¡¡Pero no te rías!! ¡Suéltame! ¡No me mires! ¡Eres tonto!- protestaba abochornado mientras se revolvía como un crío ante la vergüenza.
Acerqué mi boca a su oído a la vez que reforzaba el agarre de sus manos para que no tuviera dónde esconderse.
-¿Y si no quiero?- susurré de la forma más tentadora que pude allí en su oreja.
Con un lametón en aquella zona y un leve mordisco que le hizo retorcerse, empecé a cariciar el algo erguido bulto sobre sus pantalones.
-¿Te has excitado con solo besarme? Wow, eres todo un pervertido, Luffy-ya.
Sonreí de medio lado cuando lo oí suspirar en contra de su voluntad. Sin duda estaba tratando de hacerse el duro.
Descendí por su piel hasta llegar a su cuello, donde destacaban unas marcas rojas que atentaban en contra de mi orgullo como hombre.
No tardé en deslizar mi lengua viscosamente por aquella zona, dejando poco después la señal de que mis dientes habían pasado por allí.
El rojo de Kid se había vuelto mi morado.
Sin duda, esto no iba a pasar desapercibido. Y claramente no me importaba.
Las piernas del moreno temblaban ante mis incesantes caricias sobre su virilidad, que había tomado volumen y forma.
Volví a mantener las distancias con el menor para deleitarme con las distintas facciones que ponía al intentar luchar en contra de su naturaleza.
ESTÁS LEYENDO
Defenseless. [Law x Luffy]
RastgeleLa historia de un médico peculiar y un universitario rebelde. Law odiaba a los críos, eso lo tenía claro. Lo que no tenía tan claro era cómo habían llegado a ese punto. Quizás iba a permitirse disfrutar de esto un poco. A veces simplemente hace falt...