Capitulo V

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Jacob salió lentamente de su casa pensando que encontraría a su padre en el jardín, como casi todas las mañanas lo hacía, las plantas desnudas de sus pies sintieron el frío de la arena húmeda, poco a poco sus ojos oscuros empezaban a notarse ese brillo tan característico en el menor.

Sus ojos oscuros observaron cómo la neblina había empezado a ocultar parte de las hermosas flores de su padre, una fuerte ventisca sopló, removiendo sus cabellos y sintió un dulce y varonil aroma, sonrió suavemente, mientras que su corazón volvía a saltar con fuerza, dejó que una sonrisa ingresó al frondoso bosque.

Nuevamente una sonrisa se plantó en su rostro al ver como Emmet se encontraba de pie, observando el gris cielo, con una pequeña sonrisa en su varonil rostro, los dedos de sus pie se pegaron en la humedad de la tierra y sumamente sigiloso caminó hacía aquel hermoso y gran ser.

-¡Emmet! –Y tan rápido como el viento saltó hacía los brazos de aquel hombre, quien había volteado ágilmente para atraparlo entre sus brazos. –Pensé que ya no te volvería a ver.

El vampiro sonrió suavemente al escuchar la suave y entristecida voz del menor, acarició los suavemente los sedosos cabellos azabaches del pequeño cachorro, mientras que una pequeña y triste sonrisa empezaba a surcar su rostro.

Recordaba cómo después de que su madre y Rosalie se fueron de casa, Carlise les había prohibido salir de casa, sin importarle que perdieran las clases, extrañamente tan solo el mayor era el único que salía en las noches, mientras ellos permanecían en sus habitaciones.

-Perdóname pequeño, no he podido venir antes. –El menor negó lentamente, sintiendo como el mayor le colocaba en el suelo, pero mostró un leve puchero, frunciendo su ceño y colocó sus pequeñas y suaves manos alrededor de su cintura.

-No es a mí a quién debes pedirle disculpas. –Emmet volvió a mostrar aquella sonrisa triste, sintiendo nuevamente aquella molestia en su pecho. –Seth está muy triste.

Emmet se sentó en una de las gruesas raíces que salían de los grandes árboles, dejando que el cachorro se sentara en su regazo, apoyó su quijada sobre sus azabaches cabellos y soltó un leve y cansado suspiro, rodeándole su fina cintura con sus gruesos brazos, dejando que el pequeño se relajara.

-Todavía puedes ir a hablar con él. –La voz de Jacob había sonado tan suave y delgada que Emmet se alegró de tener un gran oído y un gran aliado.

El menor sintió como el cuerpo de Emmet empezaba a estremecerse, soltó un suave gemido asustado, cuando sintió que el mayor se ponía de pie tan rápido que tuvo que aferrarse a los fuertes brazos del mayor, sintió como la mano de Emmet le colocaba detrás de su cuerpo y vio como sus uñas empezaron a crecer hasta formarse en garras.

Todo pasó tan rápido, casi en un abrir y cerrar de ojos, tan solo sintió una fuerte brisa removiendo sus cabellos y vio como Emmet se encontraba siendo aplastado por otra persona contra el tronco de un gran árbol, su corazón saltó tan rápido al ver como una cabellera cobriza se removía con el fuerte viento.

-¡Emmet! –Frunció su ceño al reconocer aquel aroma y corrió hacia aquel árbol, intentando separarlo, pero apenas tocó las manos de aquel hombre que golpeaba con fuerza a su amigo, se alejó con miedo. Dio unos pasos atrás al observar esas dos gemas rojas, llenas de sangre y furia.

-¡Jacob! –Tan solo fue un segundo para que Edward perdiera el control, sintió un fuerte golpe en su mandíbula, que le hizo salir volando hacía el otro extremo del lugar, quebrando en parte demasiados troncos de árboles.

Lentamente fue abriendo sus ojos, sintiendo como su sangre volvía a hervir al ver como Emmet movía desde los hombros, el cuerpo del cachorro. –Abre los ojos.

Little pain  (yaoi-Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora