Capitulo XVI

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La suave luz del amanecer se iba colando por las finas cortinas, mientras que el aroma de la lluvia empezaba a penetrar las más finas barreras de aquella habitación. Se podía sentir el calor de otro cuerpo muy cerca del suyo, podía sentir como su cuerpo se encontraba fuertemente aprisionado entre las extremidades de la otra persona, y rápidamente sintió como una onda de calor empezaba a subir por todo su cuerpo.

Sintió como sus mejillas se teñían de un fuerte carmín, había recordado como había empezado su celo y como ya había pasado casi tres días, encerrados en la habitación, donde el mayor le había hecho el amor, y tan solo separándose cuando era hora de alimentarse.

Escondió su sonrojado rostro en el fuerte pecho de su vampiro, sintiendo como sus largos y fríos dedos acariciaban la longitud de su columna vertebral, mientras que repartía pequeños besos por sus cabellos.

-¿Cómo te encuentras? -Soltó un suave gruñido al sentir las suaves caricias por la longitud de su cuello, y movió ligeramente su cabeza, sintiéndose feliz al sentir como las caricias pasaban por sus orejas, soltó un extasiado suspiro al sentir como los labios del mayor empezaban a repartir suaves caricias. -Veo que he despertado a una bestia.

El menor soltó una ligera risa al ver que su cuerpo se había movido solo y ahora se encontraba a horcadas sobre el mayor, sus ojos no podían dejar de observar el perfecto cuerpo del mayor, pasó suavemente sus dedos por aquel lampiño y perfecto pecho, palpando cada pequeña marca, cada huella de su pertenencia, sonrió gustoso al ver como aquellas gemas ámbar le miraban con devoción infinita, y aquello le gustaba.

Empezó a repartir pequeños besos por toda aquella piel, sus dedos se movían solos, y sonrió interiormente al escuchar como su vampiro soltaba suaves jadeos, los dedos del mayor se enroscaron alrededor de sus cabellos y lentamente fue levantando su rostro, para complacer al mayor y besar sus labios.

Habían recorrido algunos pequeños locales de la pequeña ciudad, Edward observaba como su cachorro escogía con detenimiento cada pequeño recuerdo para su familia, no podía negarle nada, él tan solo permanecía de pie, esperando y observando que el menor terminara para poder dirigirse al aeropuerto.

-Eres mi hermoso pequeño niño. -Edward le dio un pequeño beso en la punta de su respingada nariz y le alborotó sus cabellos al ver como el menor hacía un tierno puchero, le gustaba verlo con las mejillas sonrojadas, le gustaba ver como inflaba sus cachetes cuando le obligaban a hacer algo.

-No soy un niño. -El menor había fruncido su ceño y cruzado sus brazos sobre su pecho. Molesto al ver como las miradas de las muchachas caían sobre su vampiro.

-Eso lo sé yo muy bien, cachorro. -El menor se sonrojó fuertemente al sentir aquellos labios muy cerca de su oreja, cerró sus ojos, dejando que sus manos se fijaran en la camisa del mayor, percibiendo aquel aroma varonil. -Te olvidas que soy el único quien ha visto tu cuerpo desnudo.

-Eres un –pervertido. -El vampiro tan solo pudo reír al ver como su cachorro se avergonzaba, entrelazó sus dedos y lo jaló suavemente hasta su cuerpo.

Aún era invierno y las personas iban sumamente abrigadas, pero ellos no podían sentir nada más que sus temperaturas corporales entrelazándose, haciéndose una. El menor apoyó su cabeza sobre el hombro del mayor y soltó un bostezo, tenía sueño, le dolían las piernas y podía sentir un leve entumecimiento en sus piernas, ya no quería esperar en aquella cola, y lo único que le alegraba era que su asiento se encontraba en la zona VIP. Sin ningún ruido y con comida de calidad, o aquello le había prometido el mayor.

-Vamos. -No podía quejarse, los asientos eran cómodos, el espacio era lo suficientemente grande y la comida no estaba mal, pero no podía dejar de observar como aquella mujer le lanzaba miradas coquetas a su hombre, a su vampiro.

Little pain  (yaoi-Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora