Capitulo XII

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Edward llegó al local acordado y caminó hasta la mesa donde se encontraban sus hermanos, pudo sentir las miradas de todos sobre su persona, y se dio cuenta que talvez debió haber huido antes de que lo encontraran. Se detuvo un momento esperando a que el cachorro le alcanzara, pero en su interior le decía que algo estaba yendo mal; giró levemente su cuerpo al ver que su cachorro no llegaba.

Llevó su mano hasta la altura de su corazón, sabía que este había dejado de latir hace muchos siglos, pero no podía evitar sentir un horrible retorcijón. Jacob no estaba cerca. No podía olerlo, no podía sentirlo.

-¿Dónde está? -Emmet se había acercado a él y deseó no haberlo escuchado, pero no pudo evadirlo al sentir que Alice y Jasper se detenían detrás de él.

-¿¡Qué mierda le hiciste¡? -Edward se vio siendo golpeado por Emmet, sintió como su cuerpo se golpeaba contra las baldosas de la plaza. A ninguno de ellos les parecía importar que las personas se detuvieron a ver la pelea. Al mismo tiempo que Alice y Jasper se detenían muy cerca de Emmet, pero en ningún momento se entrometieron. -¡Él estaba triste, deprimido y ansioso de volver a verte! ¡Pero tú, maldita sea!

Emmet se alejó del cuerpo de Edward, apretó con fuerza sus manos, intentando en vano que la furia desapareciera, deseaba descargar toda su furia en el bonito rostro de su hermano, pero necesitaba alejarse, antes de que alguien sospechara.

-No puedo sentirlo. -Alice le había tendido su mano intentando ayudar a levantar a Edward. Ella lo sabía, sabía que algo así iba a pasar, pero muy en el fondo había esperado que el lazo que ellos dos mantenían, les ayudase a encontrar al menor.

-Tal vez su imprimación se esté rompiendo. - Jasper se detuvo no muy lejos de ellos, pudo sentir como los sentimientos de Edward empezaban a desprenderse. Sabía que aquello era imposible, aquel lazo era irrompible, pero talvez Edward no lo supiera.


Toscana era sumamente hermoso, con sus pasajes estrechos, y las casas de piedras con sus ventanales y puertas de maderas, las enredaderas cubriendo parte de sus altas paredes. Podía quedarse minutos, hasta horas observando los hermosos paisajes del páramo. Los altos árboles de pino, la tierra cubierta de verde. Talvez no fuera La Push, pero le hacía recordar aquellos días en los que era un pequeño niño y corría por la orilla del mar.

Su corazón latía con fuerza, sabía que talvez estaba perdido, pero ahora nada de eso le importaba, sus pies tan solo le hacían caminar, sin un rumbo fijo. Arregló la bufanda que cubría su cuello, hasta llevarla a parte de su nariz. Nunca le había gustado el frío, su cuerpo se sentía entumecido, pero eso no le importó, siguió caminando, observando cada flor, cada árbol.

Podía imaginarse viviendo alejados de todos, en una pequeña casa de piedra, cubierta por flores, en lo alto de una pequeña montaña. Cerró lentamente sus ojos y su corazón galopó con fuerza al sentir como algo pequeño y frío caía sobre su nariz. Abrió lentamente sus ojos para observar como pequeños copos de nieve empezaban a caer, con extrema lentitud, cubriendo cada parte del hermoso horizonte.

Fue tan solo un corto segundo, pero pudo oír como unas fuertes pisadas se acercaban a él, cerró sus ojos, esperando el momento exacto para atacar, pero se vio siendo tumbado por un enorme perro Rough collie. Su sedoso pelo caía cubriendo el joven rostro de Jacob, quien no pudo evitar reír al sentir como el animal se sentaba sobre su estómago para empezar a lamer su rostro. Sin saber muy bien que hacer, pasó suavemente sus manos por todo el espeso manto, palpan con suavidad su cabeza, entre sus dos altas y plegadas orejas.

-¡Tutto! -A lo lejos pudo escuchar la voz de un hombre, pero el animal no se alejó de él. Su cuerpo se estremeció al tener el par de ojos del can sobre los suyos. Su cuerpo se estremeció casi sintiendo que el animal podía observar su interior. -Lo lamento mucho.

Little pain  (yaoi-Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora