Capitulo XI

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Sabía que había muchas maneras de amar, era sabio decir que para el amor no existen las fronteras. Era doloroso saber que talvez tu otra mitad se encontrara en la otra parte del mundo, o que muy posiblemente su amor hubiese terminado bajo tierra. Cuando el amor era por imprimación, era algo más fuerte; era algo que muchos o que la mayoría no podían explicar, tan solo cuando sucedía era que lo podías vivir, pero aun así seguía siendo difícil de explicar.

Como explicar que siendo un lobo, tu imprimación terminó siendo un vampiro, uno de esos seres que tanto habías odiado y temido. Como explicar que tu padre era un vampiro y que en tu sangre corría las dos sangres más fuertes. Ante los ojos de los demás seguías siendo un cachorro, un cachorro sumamente fuerte, pero un cachorro después de todo.

Te habías ocultado en tu habitación, intentando no oír las voces de tus padres y del resto de la manada, no podías apartar tus pensamientos de aquel preciso momento, no podías percibir que tu otra mitad se encontrara bajo tierra, era algo que no podías aceptar. Pasaste con fuerza sus manos por tus ojos, limpiando con brusquedad las lágrimas que seguían cayendo de tus ojos pardos y saltaste por tu ventana.

No sentiste dolor cuando tus huesos se rompieron a la hora de dejar salir tu lobo interior. Tus cuatro patas tocaron la tierra fría y sin siquiera pensarlo, te llevaron hasta el acantilado, aún podías sentir el aroma de tu imprimación, aún podías percibir como tu otra mitad seguía latiendo en tu interior.

-Él aún está vivo. -No giraste tu cabeza, la voz de Alice sonaba tan suave, pero sabías que también le dolía, ninguno de ellos aceptada que Edward hubiera muerto. -Lo puedes sentir. ¿Verdad?

Sentiste la energía de Emmet y Jasper se acercaban a la vampira, pero tu mirada seguía fija en el agua, las olas azotándose con fuerza contras las rocas. Ninguna persona hubiese sobrevivido a una caída como aquella.

-Ellos te desean a ti. -Los tres vampiros se habían sentado al frente del gran lobo, Jacob había escondido su cabeza entre las patas delanteras, no podía evitar sentirse deprimido. Al pensar que todo aquello había sido su culpa. -Ellos ya saben la verdad, ahora todo depende de ti.

-Si deseas saber como funciona tu otra mitad. Tu mitad vampiro. -Jacob alzó su cabeza. Desde que se enteró de ello, nunca le había importado saber como funcionaba su otra mitad. Asintió con fuerza haciendo sonreír a los tres vampiros.

-Debemos partir cuanto antes. -Jacob se puso de pie al oír como unos ligeros pasos se acercaban a ellos. Observó como sus padres iban acercándose, y pudo sentir el dolor de Billy creciendo en su interior, cerró sus ojos al sentir la suave caricia de su padre entre sus orejas.

-No te impediré ir. -Su voz sonaba suave, Carlise sabía lo que su otra mitad estaría sufriendo. -Pero deseo que te cuides. Aquí estaré esperándote. -No deseaba sentirse triste, pero no podía evitarlo, pasó su hocico por el rostro de su padre, sintiéndose seguro al recibir sus caricias. -Y ustedes tres. -Los tres vampiros ya se habían puesto de pie, y en silencio veían la escena. -Cuídense.

Alice le había enseñado a poder concentrarse, podía observar pequeñas partículas del tiempo, podía ver cortas escenas de su pasado. Pero no pasó mucho tiempo para que pudiera observar pequeñas escenas del futuro, eran cortas, pero Alice había estado sumamente sorprendida de que lo aprendiera en tan solo cinco horas.

No pudo descansar, Jasper rápidamente le enseñó a percibir las emociones y sentimientos de los demás, aquello lo había parecido más fácil, su mitad licántropo le había facilitado aquella tarea, había practicado cambiar las emociones en el cuerpo de Emmet.

-Esto tan solo es una pequeña parte de todo lo que puedes hacer. -Alice había tomado el rostro de Jacob entre sus manos, intentando confortarlo, cuando apenas tocaron la ciudad de Toscana. -Ahora depende de ti encontrar tu fuerza interior.

Little pain  (yaoi-Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora