Capitulo VIII

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Los días habían pasado tan lentos, que las plomizas nubes habían cubierto el gran cielo, dejando al pequeño pueblo sumido en una completa oscuridad, mientras que el frío calaba los huesos de los más ancianos. Los jóvenes ya habían regresado a las clases, a la rutina de todos los días, mientras que los más ancianos se escondían dentro de sus casas, presagiando algo malo.

Desde que Edward se había ido de la manada, una fuerte lluvia había comenzado a azotarse contra el pequeño y casi desolado pueblo, dejando que la espesa neblina cubriera el tenebroso lugar.

La mirada amarillenta de Edward se había fijado, desde temprano en la mañana, en el espeso bosque que se levantaba a unos metros de la vieja escuela, intentaba ubicar la voz o el dulce aroma del pequeño cachorro, frunció ligeramente su ceño al sentir como la misma naturaleza le impedía ubicar al menor.

Él mismo sabía que esos días estuvo molesto, molesto consigo mismo, molesto con la mujer quien consideraba como su madre, molesto cuando Isabella se le acercaba. Cerró fuertemente sus ojos intentando canalizar su ira.

Pero no pudo evitar estremecerse al sentir como una suave y tiesa mano se afianzaba con fuerza sobre su hombro, obligándole a romper su concentración.

-He estado pensando que sería mejor si nos casáramos después de la graduación. –La voz suave de Bella se escuchaba emocionada.

Pero Edward tan solo fijó sus frías orbes en el rostro de la joven, y pudo darse cuenta que Lara y ella compartían casi la misma similitud de aquel rostro en forma de durazno, pero aquellos ojos que alguna vez destilaron dulzura, ahora mostraban cierta frialdad.

Aquel cuerpo y aquella voz seguían siendo el mismo, pero Edward no podía evitar sentirse extraño al ya no sentir la misma emoción con la que hace varias décadas la sentía.

El fuerte estallido de un relámpago explotó muy cerca de La Push, las luces del establecimiento explotaron con fuerza, mientras que el viento empezó a azotarse contra las ventanas, dejando que la lluvia ingresase por las rendijas.

Isabella frunció fuertemente su ceño al sentir como el cuerpo del vampiro se estremecía ante aquel fuerte sonido, llevó lentamente su mano hasta el hombro del mayor, intentando llamar su atención.

Los fuertes aullidos de la manada de lobos se escucharon como una suave y sonora canción, los estudiantes se habían puesto de pie, acercándose, hasta aglomerarse en las ventanas y poder observar como las bandadas de aves salían estrepitosas desde el bosque.

Edward se puso tan rápido de pie, que sin darse cuenta botó la silla al suelo, sus sentidos habían empezado a agitarse, y pudo escuchar, casi como suaves susurros, los pasos rápidos de Carlise.

Caminó tan rápido hasta llegar a la puerta del aula, decidido a salir de aquel lugar e ir en busca de aquellas personas que tanto amaba, pero frunció fuertemente su ceño y soltó un gruñido al sentir como alguien le sujetaba del brazo con una descomunal fuerza.

Fijó su mirada ámbar en aquella pequeña y blanca mano, y lentamente fue alzando su mirada hasta posarla en un extraño rojo que emanaba en los ojos de Bella.

-No vayas. –La voz de la chica sonó fría, mientras que esa mirada se mostraba penetrante, una parte de ti te decía que te quedarás con aquella persona que una vez el destino te separó, pero el rostro y la hermosa sonrisa de Jacob llegó. Tan hermoso y jovial.

Y casi pensó que Bella había podido ver tus pensamientos; sus ojos, de un escarlata brillante te miraron con odio, mientras lentamente iba soltando tu brazo.

Little pain  (yaoi-Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora