Capitulo XIV

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La fuerte ventisca ya había cubierto toda la ciudad, ya no se podía ver los hermosos colores de las luces, ni oír los villancicos, el helado viento había calado lo más profundo de sus huesos, mientras que olor putrefacto de los cuerpos descompuestos yacían tirados en las calles como montón de basura.

El olor a sangre se podía sentir en todo el aire, llenando cada vez más sus pulmones, ya empezaba a marearlo; podía sentir como las ganas de matar corría por sus venas, era consiente de cada sutil movimiento, de cada aroma, llevó lentamente sus dedos hasta sus ojos y pudo sentir como derramaba pequeñas lágrimas de sangre, pudo observar como en sus garras se encontraba la sangre seca de los seres que ya había matado.

Podía sentir el sabor a sangre podrida en su boca, sus colmillos habían atravesado aquella piel tan fría y dura, no recordaba cuantos había matado, pero podía sentir la energía de aquellos seres fríos. Podía percibir cada movimiento antes de que atacaran, podía sentir la energía recorriendo por su sangre.

Se detuvo delante de aquel vampiro, sus ojos rojos llenos de sangre, le observaban con furia y ganas de matarlo; su lobo interior soltó un gruñido, mientras que su otra mitad sacaba sus colmillos y sus afiladas garras.

Sin detenerse a ser consciente de lo que hacía, se lanzó contra Aro, sus garras atravesaron el rostro del vampiro, pero sintió como era empujado hasta caer de en el duro suelo, rugió suavemente al ver como de la blanca mejilla se derramaba pequeñas gotas de sangre; pudo escuchar la voz de Edward llamándole, pero no le hizo caso y siguió atacándolo.

-Nunca serás lo suficientemente fuerte para él. -Jacob sintió como Aro empezaba a ahorcarlo, intentaba concentrarse en las voces de su interior, intentaba conectarse con sus dos partes. Pero soltó un fuerte aullido cuando sintió como su interior era brutalmente desgarrado por las delgadas manos de la vampiro.

Podía observar los hermosos colores del atardecer, el aroma a sal y el sonido de las olas golpear contra las rocas, podía escuchar las voces de sus padres, las risas de los niños de su manada, podía ver las siluetas de su familia. Sintió como sus pies desnudos se colaban entre la arena y como poco a poco el agua empezaba a cubrirlos, el viento soplaba suavemente contra su rostro, sus pies tan solo caminaban lentamente, siguiendo la suave luz del sol, una pequeña sonrisa se plantó en su rostro al sentir como el agua empezaba a cubrir su cuerpo.

-¡Jacob! -Lentamente fue deteniendo su andar, y fue consciente de que el aroma a mar había cambiado, sus pulmones ya no se llenaban de aquel cálido aroma, ahora era un olor a cobre, un aroma a sangre.

Su cuerpo empezó a agitarse, llevó sus manos hasta su cuello, sintió como empezaba ahogarse, la sangre empezó a llenar sus pulmones, podía sentir como su corazón empezaba a latir fuertemente, abrió sus ojos y vio todo rojo, lágrimas de sangre salían por sus ojos.

Sintió como su lobo empezaba a desvanecerse, pero su otra mitad seguía de pie, observándole. Alzó suavemente su mano y agradeció que su vampiro la tomara, el frio empezaba a recorrer sus huesos, ya no podía sentir nada, su corazón cada vez iba apagándose, y lo último que pudo ver, fueron dos ojos rojos, podía ver como sus labios se movían, pero ya no escuchaba nada, y lentamente fue consumiéndose en aquella cálida oscuridad.

-¡Jacob! -El grito ensordecedor de Edward se dejó escuchar por todo el lugar, sus manos se aferraban fuertemente al delicado y congelado cuerpo de su cachorro.

Había visto en un segundo como Aro incrustaba su mano en el interior del menor, para luego arrojarlo por el acantilado, no pensó en nada, solo en saltar y atrapar su cuerpo, no quería pensar que ya era demasiado tarde, no quería pensar en que aquel corazón había dejado de latir, no quería ver como aquellos hermosos ojos se iban cerrando lentamente.

Little pain  (yaoi-Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora