Tu no sabes que tanto. | Bastian Schweinsteiger.

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-Eres un completo idiota -lo reprendí con enojo. -¿a quién se le ocurre que puede casarse con una mujer que lleva menos de un año de conocerla? ¿tu cerebro funciona?
-Hey, Ness, ¿qué te pasa? Era solo una idea -

Si las miradas mataran ese idiota frente a mí hacía mucho tiempo estuviera tres metros bajo la tierra, me puse de pie y levanté mi plato de la mesa. Caminé a la cocina y comencé a lavar todo lo que utilizamos para cocinar, escuché sus pasos venir tras mío.

-Vanessa, ¿por qué reaccionaste de esa manera? -preguntó poniendo una mano sobre la piel desnuda de mi hombro, creo que no fue buena idea usar esa blusa. -puedes contarme lo que sea, somos mejores amigos.
-Tienes toda la razón, Bastian, y como tu mejor amiga te digo que hagas lo que tu corazón te dicte, solo así serás feliz -aunque el mío se rompa. -y yo no quiero más que tu felicidad.
-Van... -lo interrumpí.
-Estoy muy cansada, me voy a dormir  -besé su mejilla y corrí a las escaleras.

Mi habitación estaba junto a la de Bastian, tal y como siempre había sido desde el momento en que nos mudamos fuera de la casa de nuestros padres, él tenía 17 y yo 15 cuando se mudó a un departamento más cercano a las instalaciones del Bayern mis padres decía que vivía más con Basti que con ellos así que no nos dieron muchos problemas cuando a mis dieciocho decidí mudarme con él. Y aquí seguíamos, él con su trabajo de crack en el fútbol y yo de editora de la revista de deportes más famosa de Alemania.

Escuché que tocaron el timbre y los pasos de Bastian para abrir, me asomé a las escaleras para ver quien era, tampoco bajaría pues llevaba unos shorts que literalmente tapaban lo que debían ni un milímetro más y una playera de Bastian que me llegaba a la mitad de los glúteos.

-¡Mi amor! -Ana, adiviné. -¿como esta mi garbancito?

Me burlé internamente del apodo tan estúpido por el que le llamaba.

-Ana, que sorpresa -Bastian dirigió una mirada a las escaleras, donde me vio parada. Suspiró y volteó al suelo.
-¿Estás ocupado? -preguntó su irritante novia. -quería que pasáramos una linda noche juntos pero si no tienes tiempo esta bien.
-No es eso, es solo que... -¿por qué dudaba? Si hace unos segundos estaba seguro de pedirle matrimonio. -vamos a mi habitación.

Antes de que ellos subieran las escaleras yo ya estaba encerrada en la mía, me puse unos leggins negros y una blusa azul, una cazadora y unos tacones complementaban mi look.

-¿A dónde vas? -preguntó Basti cuando me lo encontré por las escaleras, llevaba dos copas y una botella de Moët.
-No sé, a algún lugar -iba a avanzar pero me detuvo del brazo.
-¿No se supone que estabas cansada? -fruncí el ceño.
-¡Garbancito! -gritó Ana desde la habitación del rubio.
-Te están llamando, garbancito -sonreí burlona.
-Esta platica la tenemos pendiente, Vanessa -antes de que pudiera avanzar tomó de nuevo mi brazo. -te ves hermosa.

Besó rápidamente mi mejilla y me soltó. Seguí mi camino sin responder.

...

-Nessie, -me llamó Grace, una gran amiga y escritora de la revista. -¿conseguiste la entrevista con Müller?

-La estoy editando, dame media hora y la envío a tu correo, faltan los últimos detalles y estoy eligiendo las fotografías -

-Seguro pondrás en las que sale Basti también, ¿o me equivoco? -elevó una ceja y yo le saqué el dedo medio. -¿ocurrió algo?

-Si, Basti se casará -respondí friamente, aun dolía el decirlo en voz alta, lo hacía más real. -con Ana, Dios mío, duro siete años, siete, con Sarah y jamas mencionó nada de matrimonio, honestamente comenzaba a creer que Bastian sería de ese tipo de jugadores como Mario Gomez, que cambian de novia pero nunca se casan.

El amor en tiempo de fútbol. |One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora