El amor en tiempo de fútbol. |One Shots.

Teenage dream. | Santiago Arias.

Me desperté y miré el reloj, marcaba las 4:32 am, de nuevo estaba teniendo esas sueños idiotas.

-¿Santi? -escuché la voz de mis sueños.
-Ay no, ahora si estoy volviéndome loco -susurré.
-¿De que hablas, Santiago? -preguntó la chica y voltee a ver de dónde venía la voz.

La vi, estaba mirándome desde su lado de la cama; llevaba el cabello castaño atado en un moño mal hecho, sus ojos a penas y estaban abiertos pero me observaban detenidamente.
No podía reconocerla más que por mis sueños, no sabía su nombre ni como la había conocido, mucho menos que estaba haciendo dormida a mi lado.

-Vuelve a dormir, bonita, solo son sueños -acaricie su mejilla y ella tomó mi brazo para que lo pasara por su pequeña cintura.
-Descansa, gordo -susurró antes de volver dormir.

Cuando desperté estaba solo en la cama, sabía que había sido un estupido sueño, no tenía una mujer de semejante belleza para mí solo; era prácticamente imposible. Luego de la traición de Karin me estaba costando trabajo abrirme con las personas, ella era la viva imagen de la infidelidad y del cinismo.
Me puse de pie y caminé al baño, abrí el cajón donde guardaba mi cepillo de dientes y había una secadora para cabello y una plancha de cabello. Comencé a abrir todos los cajones, maquillaje, espejos, cosméticos, cepillos, todo de mujer. Voltee a ver la habitación, era mi casa eso estaba seguro, pero ¿por qué había cosas de mujer?

-Santi, corre amor, se te hará tarde para entrenar -entró la misma chica de ayer, llevaba una bata abierta sobre su lencería. -¿estás bien?
-Claro, -ella intentó acercarse y yo di un paso atrás chocando contra el lavabo. -estoy bien.
-Está bien, ya es tarde -susurró confundida y salió de la habitación.

Lave mis dientes y cara intentando que el agua me quitara toda esta confusión y me devolviera las memorias sobre es preciosa mujer que vivía conmigo.
Luego de vestirme con mi ropa de entrenamiento yo bajé a la cocina; ahí estaba ella, seguía en lencería lo que me permitió ver su perfecto cuerpo. Una cintura pequeña, un abdomen plano y unas piernas para morirse eran solo una parte de la perfección de esta mujer. Tenía una pequeña S tatuada sobre el hueso de su cadera del lado derecho. Sin que se diera cuenta busque un tatuaje similar en mi, lo encontré en el mismo sitio solo que había una N, ¿cuál sería su nombre? ¿Natalia? ¿Natasha? ¿Nadia?

-Ten, Santi -puso en la barra un plato con fruta perfectamente picada y un jugo de naranja que según se veía estaba recién exprimido.
-Gracias, preciosa -no podía hablarle por su nombre, no lo sabía.

Al terminar ella me dio un beso que yo le correspondí suavemente, se sentía exactamente igual que en mis sueños.

-Nos vemos en un rato, lindura -acaricie su mejilla.
-Te amo, Santi -
-Te amo más, amor -

Salí de la casa con dirección al campo de entrenamiento en Eindhoven. Al llegar estaban algunos de mis compañeros como Héctor Moreno y Andrés Guardado estaban platicando sentados sobre balones.

-¿Que hay, Santi? -preguntó Moreno mientras la chocaba con él.
-¿Que dice, Nati? -preguntó Guardado cuando lo salude.

Nati, así se llamaba. Que lindo nombre.

-Me dijo Irene que irían al centro comercial hoy con Mía, Máximo y Sandra -dijo Moreno mencionando a su esposa e hija y al hijo y la esposa de Andrés.
-¿Irene? Pero ella era muy amiga de Karin -me confundí.
-¿Quien es Karin? -preguntó Andrés.
-¿Como que quién es? Es mi ex novia, la conocieron el año pasado -respondí.
-¿De que hablas? -preguntó de nuevo Andrés. -¿que te estás metiendo, Arias?
-¿No conocen a Karin? -pregunté casi jadeando.
-Amigo llevas casi dos años casado con Natalia -dijo Moreno.
-¿Que? -solté un gritito cual niña adolescente. -ay no, esto debe ser una maldita broma.
-Santiago, tú amas a Nati -
-No lo dudo, -grité. -es todo lo que siempre quise pero, a ver, Guardado, pellízcame.