"Sergio, recoge a Marc del cole, por favor" envié, de verdad esperaba que viera mi mensaje.
Seguí concentrada en la oficina, no recibí respuesta al mensaje así que di por hecho que Sergio había ido por Marc, nuestro pequeño hijo de cuatro años.
Al llegar a casa no escuche ningún ruido, seguro estaban en el parque o en Valdebebas, a Marc le encantaba ir. Dejé las llaves sobre la encimera del recibidor y la foto de Marc no estaba en su cuadro. Marqué el número de Sergio.-¿Por qué la foto de Marc no está? -algo en mi sabía que no estaba bien.
-Estoy llegando a casa, te explicaré cuando llegue -escuché y me puse muy nerviosa.
-Esta bien -colgué.Fueron los tres minutos más largos de la vida, me senté a esperar la llegada de Sergio pero no podía quedarme quieta, tenía que averiguar qué estaba mal.
Escuche la puerta y salí a su encuentro. Estaba Sergio, con los ojos rojos y una expresión desesperada.-¿Dónde está mi hijo, Ramos? -grité.
-Fui por él al colegio, lo vi parado en la puerta y vi cuando caminó hacia mi, en ese momento Cris me llamó y me voltee de espaldas para responder -era una costumbre tan estúpida de Sergio, darle la espalda a las personas para responder. -lo perdí de vista un segundo, cuando volví mi rostro Marc no estaba.
-¿Qué? Sergio si esto es otra de tus malditas bromas te juro que te mato, ¿dónde está mi bebé? -grité.
-¿Crees que jugaría con algo así? -su rostro era serio, lagrimas resbalaban por sus mejillas y formaban pequeños riachuelos.
-No, no por favor, mi bebé no -me lancé al pecho de Sergio llorando descontroladamente.Mi bebé no podía estar desaparecido. ¿Dónde estaría? ¿Habría comido? ¿Lo habrían golpeado? Miles de preguntas llegaban a mi cabeza, una peor que la anterior; hasta que mi cabeza llegó a la peor, ¿lo dejarían vivir?
Cuatro meses después.
-Crista, despierta mi amor -Sergio me sacudió un poco.
-Estoy despierta -me senté en la cama y Sergio salió de la habitación.Cada uno llevaba su duelo de una forma diferente, habían pasado cuatro meses y aún no nos regresaban a Marc aunque la policía decía que ellos estaban buscándolo por cielo, mar y tierra, yo ni siquiera estaba segura de que mi bebé siguiera en España.
Sergio vivía con el miedo constante a que un día se despertara y yo lo hubiera dejado, y yo vivía con el miedo de que un día no soportara más y acabara con mi vida.-Emma vendrá para que vayan a desayunar a las nueve, me acaba de avisar Toni -me avisó Sergio.
-Esta bien, comenzaré a arreglarme -suspiré.Me metí en la ducha, vomité un poco antes de salir del baño pero era algo a lo que me había acostumbrado, desde que se llevaron a Marc las nauseas y el asco no se iban al igual que la tristeza. Me puse un vestido suelto y unas sandalias muy simples. Me maquillé para ocultar las bolsas de mis ojos, además que estaba muy demacrada de que no comía mucho y lloraba demasiado.
A las ocho con cincuenta y nueve minutos llegó Emma, puntualidad alemana.-Hola Crista, ¿cómo estás? -
-Emma, que gusto, pues... ¿Qué te puedo decir? -solté el aire de pronto y me sentí mareada, tuve que apoyarme en la castaña frente a mi.
-¿Te sientes bien? -
-No, ¿puedes llevarme a un médico? -pedí, la verdad es que últimamente me había estado sintiendo peor de lo normal pero creí que fue porque el dolor iba en aumento.
-Claro que si, ¿le aviso a Sergio? -negué con la cabeza.
-No lo quiero preocupar -Me pasaron a urgencias y ahí llegó rápidamente un especialista, supongo que ser la esposa de Sergio Ramos tiene sus ventajas. Me tomaron una muestra de sangre y me dejaron en la camilla con Emma a mi lado.
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El amor en tiempo de fútbol. |One Shots.
FanfictionEs fútbol en la actualidad es como una gran nación conformada por más países que la ONU, el fútbol une a las personas o las separa en los diferentes grupos o comúnmente llamados equipos. Pero, ¿nadie se pregunta que sucede en las vidas de los prota...