XXXVIII) Hora del almuerzo

27 2 3
                                    

- Ramón querido, vení, unite a la fiesta. - Dice Amanda con una voz aterciopelada, esto no me gusta. Tal vez debería esconderme bajo las sabanas pero en verdad, ninguno de los dos está viendo nada que no conozca ya.

- Román... - Quiero darle una explicación aunque no la tenga, es obvio lo que pasó y no hay pero que valga.

Él comienza a reirse. - Tranquila Nicole. - La cara de decepción que tenía es rápidamente reemplazada por una de seguridad. - No somos nada, ¿verdad? Solo algo casual así que, hace lo que quieras con quien quieras. - ¿Lo dice en serio? - Las dejo que se sigan divirtiendo. - Hace el amague de irse pero su hermana lo frena.

- Te la regalo. - Dice refiriéndose a mi como si fuese un objeto. - Ya terminé con ella y no necesito niñera. -

- Amanda no soy tu niñera, vengo a hacerte compañía...-

- Adiós. -

- Pero qué mierda...- 

- ¡Nicole! - Me llama el pelirrojo ahora algo más molesto desde la puerta. - Vení. - ¿Es que a caso todos en esta familia tienen la manía de dar ordenes? Tomo mi ropa interior, me acomodo el bra y salgo así, en un encaje color piel que estaba planeado para él.

- ¿Qué? - 

- Hola. -

- No estoy para juegos Román. -

- Se nota. - Dice sarcástico.

- Si te vas a poner boludo mejor los dejo a los dos solos. - Me dirijo hacia la puerta cuando me grita.

- ¿Pensas irte en tanga? - Por más que odie admitirlo tiene razón. Vuelvo hacia el cuarto y la puerta está trancada, genial.

- ¡Amanda! Abrí la maldita puerta y dame mi ropa. - Me siento usada y totalmente humillada, este par no han hecho más que jugar conmigo desde un principio.

- No te va a escuchar. - Me dice al tiempo que pone su campera de cuero sobre mis hombros, aún está caliente y su perfume se cuela en mi organismo. - Vamos a charlar. - Me toma por la cintura y me guía al living, solo entonces me doy cuenta que los tres invitados de mi supuesta amiga se han ido. 

- ¿Charlar de? -

- Primero que nada que no podes estar a la defensiva si pretendes ayudar a Amanda de algún modo. -

- No estoy a la defensiva. - Digo cruzándome de brazos reafirmando su punto.

- Sí lo estás. Te conozco Nicole. -

- Está bien, tal vez estoy un poco. -

- Bien, no podes estar así. Amanda está... ¿cómo decirlo? -

- ¿Hecha una maldita perra hija de puta que no hace más que usar a la gente? - Digo para que ella pueda escucharme, a lo lejos se oye una risa socarrona y quiero estrangularla con mis propias manos.

- Es por Richard. - Dice él con desprecio en su voz. - Ese infeliz la transforma, la hace una adicta al sexo que nada más le importa. Sabes que ella no es así normalmente pero... en estas situaciones es un poco malvada. -

- ¿Más de lo normal? - 

- Mucho más y más insensible también. Hay que dejarla ser que poco a poco va a volver, de eso se encarga Rodrigo aunque no me agrade. - Se puede ver desde lejos como cuida y pone a su hermana ante todo.

- ¿Y si no puede él tampoco? - Su relación con el padre ya no es la misma que hace tantos años atrás. 

- El doctor dictaminará. - Escucho que se abre la puerta del dormitorio y ella sale envuelta en su bata rojo pasión. - ¿Películas y pizza? - Miro a Román algo extrañada.

Dime como quieras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora