X) El baile

95 10 0
                                    

Me sumergí en mis jeans ajustados negros, una camisa verde que traslucía mis bracier negro también, unos tacos con tiras verdes y negras y una cola alta verde me daban un look bastante mayor, para finalizar y no volver a terminar con ningún boca de sapo me puse mis lentes y estaba para matar. Amanda apareció por la puerta del camerino y me ofreció un pequeño vaso con ron.

- Fondo blanco para empezar la noche con todo. - Brindó y se lo tomó de un sólo trago, sin pensar hice lo mismo y sentí como la bebida raspaba mi garganta de tomadora inexperta. Amanda se rió, me tomó del brazo y me arrastro a la pista con ella.

No hacía ni 20 minutos que habiamos empezado a bailar y mi querida Amanda ya se estaba refregando con un hombre que, como mínimo, le llevaba 5 años más. Yo por otro lado me sentía algo cohibida cuando un hombre se me acercaba, quizá por el hecho de que todos me llevaban al menos 3 años. Decidí dejar de bailar un momento y arrimarme a una de las barras en la que un hermoso rubio atendía. 

- Hola linda, ¿queres tomar algo? - logre entender lo que decía a pesar de la fuerte música.

- Un ron, bebé. - Tal vez al principio me hubiese quemado la garganta pero después de algunos cocteles sería rico. En eso otro rubio muy parecido al primero se me acercó.

- La chica de verde toma en serio. Que sean dos Jean Pierre. -

- ¿Queres competir? - Le dije seductora, el coqueteo es lo mio, querido.

Jean Pierre apareció con tres vasos de ron, - Hasta el fondo. -

A la media hora estabamos Jean Pierre, Francisco (creo que así se llamaba el rubio número dos) y yo sentados en un living apartado, como Jean Pierre era de la barra podíamos tomar todo lo que quisieramos y pagarlo a menos de la mitad del precio. Dos botellas de ron y una de tequila ya habían pasado y descubrí que los rubios eran ni más ni menos que mejores amigos, seguro así engatuzaban a todas las chicas. Decidimos jugar un pequeño juego que ellos llamaban "Yo nunca, nunca...", las reglas eran sencillas, cada uno diria "Yo nunca, nunca..." y completaría la frase si tu nunca habías hecho eso debías tomar un vaso de ron o tequila y, de ser el único que tomase o no tomase, cumplir una prenda. Yo corría con dos claras desventajas en este juego, número uno que ya estaba bastante alegre por así decir como para pensar con claridad y, número dos, que ellos eran mejores amigos y sabían a la perfección lo que el otro había hecho. Aún así acepté las reglas del juego sin dudar.

Jean Pierre comenzó diciendo, - Yo nunca, nunca fumé marihuana. - a lo que Francisco y yo respondimos con un vaso de ron. La prenda la decidió Francisco, tomar un vaso de tequila, chupando la sal de mi hombro antes. Ninguno de los dos nos negamos a ello, Jean Pierre puso un poco de sal en mi hombro y dejo caer un poco más dentro de mi camisa, aún así solo paso su lengua desde un par de centímetros más arriba de mi seno hasta donde terminaba la sal y luego cumplió su prenda.

- Me toca a mi, me toca a mi. - dije cómo una niña pequeña al ver los regalos de navidad. - Yo nunca, nunca.... - lo pensé un momento, no estaba segura de que preguntar así que dije lo primero que cruzó por mi mente, - dí mi primer beso. - Ninguno tomo absolutamente nada.

- Eres muy inocente, me toca a mi. - Dijo pícaro Francisco. - Yo nunca, nunca tuve sexo con un desconocido. - Fui la única en tomar, aquí es cuando se empezaba a notar mi clara desventaja. - ¿Ah no? - preguntó incredulo Francisco, yo negué con la cabeza. 

Los amigos se miraron complices para luego mirarme a mi, sentía como me desnudaban con la mirada y una sonrisa seductora se dibujaba en ambos rostros. Jean Pierre se acercó a mi oido y susurro, - Tu prenda es dejarte llevar por nosotros. -  Esas palabras tan prometedoras y seductoras fueron mi perdición, besé con pasión a Jean Pierre mientras sentía los labios de Francisco en mi cuello.

Me separé de Jean Pierre únicamente para tomar aire un segundo, Francisco dijo simplemente - Ahora es mi turno. - Y comenzó a besarme con más ternura mientras deslizaba una de sus manos a mi entrepierna, Jean Pierre siguió con el reguero de besos que su amigo había comenzado en mi cuello, mientras desprendía algunos botones de mi camisa que poco dejaba a la imaginación y acariciaba con delicadeza uno de mis pechos. 

Los rubios cesaron con su excitante manoseo y Jean Pierre dijo, - Yo nunca, nunca me hice un tatuaje. - Recuerdo claramente haber dicho que siempre quise uno pero mis padres no me dejaban hace botella y media de ron, nuevamente fui la única que tomo algo ya que ellos tenían sus muy trabajados brazos tatuados. Acabo de caer en la cuenta de que Jean Pierre tiene una remera roja.... no querido, cornudas yo no hago.

- ¿Por qué esa remera Jean Pierre? - dije cerca de sus labios antes de que decidiesen cual sería mi prenda.

- Está bien estoy en delito yo, ¿te molesta linda? - 

- Lo suficiente como para quedarme con tu amigo. - Le guiñe un ojo y volteé hacia Francisco que llevaba una remera verde loro que resaltaba sus pectorales, - ¿Y bien chico de verde? ¿Cuál es mi prenda? - 

- Perdona linda, buscabamos un trio nosotros. ¿Tanto te molesta que Jean Pierre este en delito? - dijo seductor mientras ambos volvían a lanzarse sobre mi, no señor, yo no hago cornudas. sin más me levante tome un vaso de ron y les dedique una sonrrisa coqueta a los hermosos hombres que tanto me habían excitado.

- Gracias por invitar queridos. - Tras decir esto me perdí entre la gente, si tenía novia al menos que lo pagara. 

No podía encontrar a Amanda, tal vez debí haber aceptado la propuesta de los rubios... siento que unas manos fuertes me toman por la cintura y antes de poder reaccionar mi boca es invadida por una lengua con gusto a whisky, es un chico alto, atletico, castaño de ojos verdes, no era nada feo así que le devolví el beso con igual pasión y desesperación. Me acorralo contra la pared y comenzó a tocarme con fuerza, era brusco, bruto inclusive; entiendo porque la insistencia de Amanda en que trajera su monedero con forros. Lo separé como pude, esto ya no me estaba gustando y me alejé rapidamente.

Logro ubicar a Amanda bailando arriba de una de las barras, no sé por qué pero esto no me sorprende en lo más mínimo, al verme baja siendo seguida por algunos de sus fans.

- ¿Alguien se estuvo divirtiendo? - Me pregunto señalando los botones rotos de mi camisa, el castaño se había desubicado en serio menos mal que me aleje o me habría violado, pobrecito estaría necesitado. - Te iba a decir que me encontré con unos amigos y vamos a estar en uno de los livings si querías venir, pero veo que te estás divirtiendo. - Miré a sus amigos, ninguno era de los monos alzados que me había topado en la noche, parecía buena idea.

- Voy con ustedes bonita. - Terminamos jugando nuevamente al "Yo nunca, nunca..." pero esta vez no corrí con tal desventaja, nunca quedé sola tomando así que no me tocaron prendas, los amigos de Amanda eran aún más santos que mis amigos. La única vez que me sentí desubicada fue cuando una de las chicas dijo "Yo nunca nunca me masturbe." y las únicas mujeres en no tomar nada fuimos Amanda y yo.

Dime como quieras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora