XXX) ¿Qué pasa contigo?

342 5 1
                                    

A las 10 me despierta mi amiga con un buffet en la cama. - ¿De dónde salió tanto amor? - Le pregunto mientras estiró mi cuerpo.

- Hoy te vas y quería hacer algo lindo, si te molesta no comas. -

- ¿Qué no que? Me muero de hambre. - Suelto una risita de colegiala. - ¿Esperamos a alguien o me viste la cara de hambre? Es demasiado para nosotras. -

- Es para que no pases hambre. - Suelta Amanda entre risas. - ¡A comer! - Cuando ya no podemos comer más en la gran bandeja que trajo mi amiga sólo quedan algunas galletas y algo de jugo. Cuando me dirijo al baño a tomar una refrescante ducha soy interceptada por la pelirroja. - Casi se me olvida, Román va a venir a las 12 al final. Quiere llevarte a comer, me pidió que te avisará. -

- ¡¿A las 12?! ¡Eso es en menos de una hora! - Dicho esto vuelo al baño, tengo exactamente 45 minutos para bañarme, vestirme, maquillarme y hacer algo con el desastre mejor conocido como mi cabello. Y aún no sé que ponerme. Salgo del baño 10 minutos más tarde envuelta en una toalla y con otra en mi pelo recién lavado, obviamente lo tendré que llevar al natural cosa que me molesta. En la habitación, sobre la cama, encuentros mi ropa junto a una nota de Amanda.

Dice mi hermano que te abrigues que está fresco y que van a estar al aire libre.

Abro las cortinas y veo que no hay una sola nube en el cielo, pero aún así sé que es un día frío. El invierno ya comenzó y faltan dos semanas para las vacaciones, decido ponerme la ropa elegida por mi amiga, después de todo debe conocer a su hermano un poco más que yo. Ya sólo quedan 10 minutos para las 12 pero yo ya estoy lista, me merezco un premio por arreglarme en media hora, me miro una última vez en el espejo. Un jean azul claro algo gastado, una polera cuello de tortuga negra con un buzo de cuello bote rosado por arriba, unas botas negras con puños de corderito blanco terminaban el conjunto. Me había decidido por un maquillaje natural y una trenza cocida, no quería verme muy cargada. Me pregunto a dónde iremos al aire libre, pronto lo sabré pienso al escuchar el timbre, me pongo perfume y voy a abrir, ¿por qué tengo que abrirle la puerta si esta casa es más suya que mía?
Por la puerta entra un chico ajeno a mi conocimiento, ese no es el Román que yo conozco. Mi Román es un mujeriego, creído y que sólo me quiere para sexo, pero quien acaba de entrar es un chico tierno y tímido escondido tras un ramo de flores. - ¿Quién eres y que has hecho con Ramón? - pregunto apuntandole con un arma hecha con mis dedos.
- Sabía que sería mejor si venía con una rubia en cada brazo. - Un Jean azul oscuro, unas botas DC, un buzo oliva y una campera de cuero por encima, su cabello tan perfectamente despeinado como siempre, está para comérselo.
- Si lo hubieras hecho tendrías la puerta pegada a la cara. Dame que voy a ponerlas en agua. -
- ¿Pensas demorar mucho más? -
- ¿Perdón? -
- Me han dicho que las mujeres demoran en arreglarse para las citas, pero tanto como vos no pensé que fuese posible. - Dice mientras nos dirigimos a la puerta.
- Sos un atrevido, todavía que cambias la hora a último minuto. -
- Va a valer la pena. -
- ¿A dónde vas a llevar a ésta bella damisela? -
- Yo no voy a llevar a ninguna damisela. - Dice cuando entramos en el ascensor quedando a escasos centímetros. - Yo, te voy a llevar a ti, mi linda chica, a comer un picnic. - Luego se acerca a mi terminando de acorralarme, espero un tierno beso que nunca llega y en su lugar recibo un suave susurro. - Hoy no, linda. - ¿A qué se refería con eso? No lo sé, no tuve oportunidad de preguntárselo ya que las puertas se abrieron, él me tomo de la mano y me saco de allí. Hasta ahora todo estaba siendo muy extraño, definitivamente algo le pasaba, iba más allá de jugar con mis sentimientos creo...
- ¿A dónde vamos? - Me atrevo a preguntar al cabo de un rato, hacía ya unos 10 minutos que nos habíamos encaminado en la ruta pero no tenía idea hacia dónde me llevaba.
- No te voy a decir. -
- ¿Eres un secuestrador? ¡Oh Dios mío! Eres un secuestrador. Auxilo mamá me secuestran, me secuestran, me van a violar. ¡Mamaaaaaá! -
- No soy un secuestrador pero tengo un poco de cinta en la caja, si no te callas te voy a atar las manos, tapar la boca y violar. - Me alegra que siguiera mi tonto juego para ponerle un poco de humor a la cosa. - Y lo digo en serio Nicky. -
- No se si el hecho de tenerte dentro mío sea una buena amenaza. - Terminó de decirlo y creo que no debí hacerlo, lo noto algo incómodo y me ignora completamente.
- Llegamos. - Miro sobre mi hombro y veo el lugar más romántica que me pudiese imaginar, es un pequeño campito del pasto más verde que jamás vi, seguido de un montón de rocas y luego el mar. Bajamos del auto y sólo se escucha el murmullo de las olas al romper en las rocas, es hermoso. Román toma una cesta del asiento trastero del auto. Cuando encontramos el lugar perfecto a la sombra de un árbol, bien conocido como la oreja de negro, saca de la cesta un mantel negro y lo ayudó a extenderlo. - Gracias linda. -
- De nada Ramón. -
- Vos y tu jueguito. -
- ¿Te molesta? - Digo con genuina curiosidad, no me gustaría estar siendo grosera con él después de todo lo que está haciendo por mi.
- Generalmente me molestaría pero viniendo de vos me resulta tierno. - ¿Eso era un cumplido? - Me recuerda a como me peleaba Amanda cuando éramos niños, antes de que me fuera de casa, antes de lo de Richard... -
- ¿Richard? -
- El entrenador de mi madre, hubieron algunos problemas con ese imbécil. -
- Ya sé, Amanda me contó. -
- ¿En serio? Vaya uno a saber que la habrás hecho para que hablara, odia ese tema. -
- Me lo contó por su cuenta así que guarda ese dedito incriminador. - Vuelve a haber un silencio incómodo que por suerte él rompe.
- ¿Comemos algo? -
- Obvio, ¿qué trajiste de rico? -
- Traje sandwiches, no es una delicia pero... - No lo dejo terminar, se le nota algo apenado y no quiero que se sienta así. Tomo uno de los sandwiches de la cesta, es un poco de pollo, tomate, huevo duro y mayonesa puesto en dos panes.
- ¿Y la lechuga? - Finjo estar furiosa. - ¿Cómo se supone que valla a comer un sandwich sin lechuga? - Se le ve de lejos lo mal que se siente así que no resisto más y largo una fuerte risa. - Tendrías que verte.... - Logro decir cuando recupero el aliento y le doy la primer mordida, la verdad esta riquísimo.
- Confirmado, nunca más intento ser lindo contigo. -
- ¿Y por qué intentas serlo? No me mal interpretes, está bueno que por un momento dejes de ser un mujeriego creido y toda la historia, pero no entiendo. ¿Por qué tratas de engatuzarme si ya me tuviste entre tus sábanas? -
- ¿Ese es el único motivo para ser lindo con alguien? ¿Querer llevarlo a la cama? -
- No sé si siempre sea así, pero viniendo de ti y con lo que te conozco... - Me interrumpe.
- ¿Me conoces? - Abro la boca y de inmediato la vuelvo a cerrar, es cierto no sé absolutamente nada acerca de él.
- Touche. Contame de vos. -
- ¿Qué te cuento, linda? - Y así pasamos unas hermosas horas, me contó todo, desde su trabajo, su ex novia, la vida a su edad, sus gustos y disgustos, algunas reuniones familiares con sus primos y más. Yo finalmente tuve que decirle porqué me quedaba con su hermana, le mencione la pequeña locura de verano con mis amigas que, según él, son unas mojigatas y mencione que mi familia es muy pequeña, solo mis padres, mis abuelas, mi tío con su esposa y su hijo. Al terminar la comida juntamos todo y fuimos a caminar por las rocas, mientras más nos acercabamos al mar más difícil se hacía por las algas que tenían algunas. Un par de veces me resbale pero me pude mantener en pie sin que él lo notara, no sé muy bien por qué me importaba tanto su opinión si sabía a la perfección dónde terminaría este mágico día. Mi mente comenzo a divagar sobre lo que ocurrió el otro día entre nosotros, en especial lo raro que se puso después de que terminara todo. Estaba tan distraída que no noté las algas frente a mi y terminé callendome de espalda contra las rocas. - ¿Estás bien, Nicki? - Era lindo que me llamase así de vez en cuando, asentí con la cabeza ya que solo me sentía un poco aturdida por el golpe. - Que bueno si no Amanda me mataría. - Le enseño el dedo del medio y el me ayuda a pararme. - Me parece que fue suficiente por un día. -
- Todavía tengo una hora más antes que tener que ir a mi casa, ¿qué te gustaría hacer? - Digo media juguetona tomandolo de la chaqueta y acercandolo a mi.
- ¿Tomar un café? - Está bien eso no es lo que tenía en mente pero le regalo la más amplia y falsa de mis sonrisas y asiento. Pasamos por una cafetería de camino a casa de Amanda, allí me despedí de mi amiga y tomé mis cosas, ella me dio una de esas miradas que te dicen que necesitan hablar y nos dejó ir.
- La de ladrillo a la vista con escalerita. - Digo cuando estamos a metros de mi casa, Román estaciona y baja mis cosas.
- Gracias por lo de hoy, la pase hermoso linda. - Cierro los ojos esperando un tierno beso que no llega, luego de una larga espera decido abrirlos para encontrar que él ya se fue y me dejo ahí plantada esperando algo que sé que no pasaría. ¿Por qué esperé que me besara con ternura sabiendo que es él? ¿Por qué fue tan lindo conmigo? Si todo lo que quiere es sexo sabe que no necesita de estos jueguitos. Miro por el rabillo del ojo y veo que el auto no está por lo que solo está mamá en casa, entro esperando lo peor, ¿y si nos vio?

Dime como quieras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora