XXIII) Bombones de postre

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- ¿Qué quería Susana la mamá de Magui, Rosie? - Se burla Amanda apenas entro en la habitación.

- Saber cuándo su hija va a volver a casa y pedirme que le avise que en vacaciones de invierno se quedará sola en su casa bajo tu cuidado. - Le sigo el juego.

- ¿Y quién te dijo que no tengo planes? -

- Solo tenes que estar ahí cuando se vallan y cuando vuelvan. -

- Bien, asi sí. -

- Me quedo hasta el domingo. -

- Genial, entonces vas a estar en la fiesta del viernes. -

- ¿Vas a hacer una fiesta? -

- Obvio. Y Román va a venir a cenar hoy. - ¿Qué? Y yo recién me entero.

- ¿A qué hora viene? -

- Una hora creo, ¿te vas a poner bonita para mi hermano? -

- No, solo voy a darme una ducha y vestirme decente. - Dicho esto me encamino al baño, 45 minutos después estoy bañada, perfumada, maquillada de forma natural y enfundada en un jean negro como la noche acompañado de una polera color crema que, por el alto cuello que tiene, realza mis pechos. Para terminar mi look me hago una treza cocida y me pongo unas botas de media caña color chocolate. Al salir veo a Amanda terminando de cocinar la pasta que cenaremos, está hermosa y sencilla en su calza negra y un buzo parecido al que llevaba yo hace unas horas solo que azul marino al igual que sus converse. - Mamita, con esa cola te invito a cagar a mi casa. - Le grito imitando la voz de los obreros de cerca del intituto.

- ¿Quién osa hablarle así a mi hermanita? - Dice Román entrando por la puerta, lleva un buzo verde oliva justo al cuerpo, unos jeans azul oscuro y unas botas chocolate acordonadas.

- Yo le hablo como quiero. - Respondo sin más.

- No me hagas callarte, linda. ¿Cuándo vas a volver a tu casa, o mejor a la mía? -

- Siempre tan desubicado Ramón. A tu casa, cuando te conviertas en el principe azul de mis sueños. - Digo con tono de niñita enamorada. - Y a la mía el domingo. -

- ¿Entonces el viernes va a estar? - Se dirige a Amanda.

- Sí, va a ser la mejor, Laila se va de la ciudad y me dejo a cargo de regarle las plantas. Me dio permiso de usar su casa para la fiesta así que van a ser mínimo 500 personas. - Eso si era una fiesta.

- Bueno, está bien, este año vas a ganar vos. ¿Ya estás feliz? -

- ¿Ganar? - No puedo evitar preguntar. -

- Este es el tercer año que apostamos para ver quién de nosotros organiza la mejor fiesta, tenemos un trofeo y todo. - Me explica Román.

- Y el perdedor perdedor, osea él, debe de concederle un deseo al ganador, osea yo. - Termina Amanda.

- Solo porque tu nuevo vecino no es un policía, tengo que encontrar un lugar y veremos quién gana... -

La cena fue increiblemente cómoda, luego de hablar de la fiesta del viernes terminamos contandole a Román de mi rivalidad con Fiorella con todos los detalles, él comprendio mi gran odio y aclaro que debería seguir con Leandro un tiempo más frente a sus ojos. Luego de terminar con la pasta seguimos con una caja de bombones que nunca me enteré que él había traido. Luego de esto me fui a dormir y los deje conversando, mañana era día de clases.

- Es hermosa. - Dice Román a mi oido mientras me acaricia uno de mis pechos con una mano y me sujeta de la cintura, apretandome contra él y haciendome sentir su gran erección.

- Y en la cama ni te cuento. - Dice Amanda apareciendo frente a mí. Se inclina y comienza a besarme en mi zona más íntima, precionando mi clítoris con su lengua, me hace gemir y siento la risa de Román en mi cuello. - Mmmmm está muy mojada la chica, creo que le gustaría más estar acostada. - Dicho esto los tres fuimos hacia la cama de Amanda, ella se acosto y me indico que me sentará sobre su rostró y no dude en hacerlo, mientras ella seguia con lo que estaba haciendo anteriormente Román se para frente a mi dejando su gran erección a mi disposición.

- Toda tuya. - Dijo él y yo sin pensarlo me la introduje lo más adentro que me fue posible sin causarme arcadas. Comencé a mover mi cabeza de arriba a abajo acompañada por una de mis manos mientras que con la otra me sujetaba de sus caderas, él me tomo del pelo y comenzó a llevar el ritmo. No sabía que me gustaba más en este momento, si mi amiga entre mis piernas dandome placer en el clítoris con la lengua y dos dedos en mi interior aumentando cada vez más la velocidad, o darle a este hermoso hombre placer con mi boca. - Para. - Me ordeno e hice lo que dijo. - Quiero llegar adentro tuyo. - No estoy segura de en qué momento Amanda salió de abajo mío pero él no tuvo inconveniente en acostarme en la cama de un empujón, estaba claro que la excitación lo cegaba. De una fuerte embestida me penetró manteniendose derecho y llevando mis caderas hacia él haciendo que arquee mi espalda. - Este es el bomboncito que yo me quería comer hoy. -

Amanda se tumba junto a mi y comienza a besarme con pasión al tiempo que acaricia uno de mis pechos con su mano. Cada vez estoy más excitada, siento un fuerte orgasmo creciendo por mi cuerpo desde donde Román me enviste. No estoy segura de en que momento ocurre pero el sale de adentro mío y acaba sobre mis muslos y mi vagina, sale del cuarto como si nada hubiese ocurridó y yo trató de recuperar mi aliento.

Me despierto sudando enredada en las sábanas, al parecer todo fue un hermoso sueño. Miro sobre mi hombro y Amanda está placidamente dormida sin siquiera notar que yo acabo de llegar en sueños pensando en ella y en su hermano. Si bien son recién las 5 y media de la mañana decido ya darme una ducha para borrar la evidencia de mi traviesa imaginación y arrancar el día con todo.

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