Capítulo 46

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Lucy

- Te ves preciosa - llegué a la casa de Ashton a las ocho y cinco, me puse un lindo vestido blanco y unos zapatos bajos, total, no iba para impresionar a nadie.

- Eres un mentiroso - besé su mejilla.

- Sabes que siempre estas hermosa para mí - me abrazó por la cintura. Su contacto no me molestaba, pero no quería darle falsas esperanzas.

- Ash... - no me dejó terminar.

- Lo sé, siéntate - la mesa estaba decorada sencilla, y la comida olía delicioso.

- Huele muy bien - sonreí, Ashton se dirigió a la cocina y trajo el estofado que había hecho.

- Espero te guste el vino - sonrió sabiendo que no era muy fan del vino, pero que tampoco me negaría.

Cuando trajo las dos copas la cena empezó; Ashton dijo cuanto sentía lo que había ocurrido en su oficina, y que en realidad no quería pasarse. Yo le dije que estaba bien, pero que esperaba que no se volviera a repetir. Puede que haya empleado la palabra: "pinzas" y "testículos", pero Ash lo entendió completamente.

Durante la cena empecé a sentir como el vino subía a mi cabeza, y las risas se volvieron más fáciles, el contacto con Ashton más seguido.

- ¿Te sientes bien, nena? - preguntó.

- Yo... Creo que si - sonreí como una boba, no sé qué me pasaba, pero quería tocar a Ashton, o cualquier individuo del sexo opuesto.

- ¿Quieres bailar? - la pregunta me tomó por sorpresa.

- Quiero - me levanté tambaleante y él me sostuvo para equilibrarme. Un ritmo suave empezó cuando Ashton encendió el equipo de sonido, me tomó en brazos, dejándome llevar por él.

- Te quiero tanto, nena - Ashton empezó a besar mi cuello, un cosquilleo recorrió mi espina dorsal, y el reconocimiento hizo que mi corazón se saltará un latido. 

Deseo. 

Del carnal, del superficial, del que no había sentido. Solo con Harry, mi deseo siempre había sido de él. Ni siquiera Cameron despertaba esa sensación en mi. Esa... Necesidad.

Ashton bajó sus manos a mi cadera y la apretó, haciendo que gimiera en su cuello. Soltó él también un gruñido, mientras mis caderas se apretaban más a él. Ash era guapo, alto y mi amigo, un perfecto depósito de mis fantasías. De un momento a otro estábamos en el sofá, besándonos con necesidad, el metió sus manos por mi vestido y llegó a mis bragas, jugando con los bordes.

Paso a besar mi cuello, dando pequeñas mordidas en el recorrido. Mi respiración se volvió irregular, mis caderas se levantaron para encontrar las suyas, soltó un gemido mientras empujaba contra mi. 

Se siente tan bien... 

Yo no podía pensar con claridad, y mi cuerpo no respondía muy bien al sentido común, no tenía el control sobre el. Algo está mal.

Cuando sentí su tacto contra mi centro, el pánico abarcó mi garganta, pero no podía moverme, ni siquiera podía dejar de moverme contra su mano. Esto estaba tan mal, en tantas maneras. Y no puedo detenerlo.

- Ash... - logré susurrar - Necesito... Usar el baño - se separó, agitado y con los ojos muy negros.

- Claro, te amo, bebé - la garganta se me cerró, pero atribuía todo éste calor al alcohol.

Como pude logré llegar al final del pasillo, creo que aquí estaba el baño. Pero nada me preparó para lo que me encontré abriendo la puerta. 

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