Capítulo 58

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Lucy

Intenté lo mejor que pude no llorar, no quería que se preocuparan más de lo que ya estaban, y sobre todo, no quería ser una niña débil que necesitara de ellos. Una vez les dije, que si me iba de la casa, jamás volvería a buscar ayuda o compasión. Fue una promesa que hasta el día de hoy cumplí.

Mi madre lloraba del otro lado de la mesa, y la mirada iracunda de mi padre era demasiado para poder verlo fijamente. Mi padre y yo teníamos una relación complicada a veces. Eramos demasiado iguales, y eso hacía que chocáramos demasiado.

Fue una de nuestras peleas lo que en realidad me hizo terminar en Londres. Mis padres, como casi todas las personas a mi alrededor, esperaban demasiado de mi. Tanto que fallar debería ser un tabú en mi vocabulario, y esa presión, junto con el éxito profesional de mis padres, no era una fórmula de estadía eterna en West Virginia. Mi hermano menor, David, había terminado en Suiza, su carrera de Administración de Hoteles y Restaurantes, había sido su boleto fuera de WV. A él tanto como a mi, nos perseguía el prestigio y fama de nuestros padres, y los dos decidimos huir antes de que nos tragara por completo.

Pero al final, esta es una historia diferente y para contar después.

- ¿Cómo es que no puedes tener un poco de cabeza para ver consecuencias, Lucía? - mi padre me gritaba, el siempre me gritaba cuando no estaba siendo "inteligente" o teniendo "sentido común". Detesto que me grite - ¿Es que acaso te criamos tan mal? O ¿sólo no puedes usar lo que tienes encima de los hombros? - se levantó de la mesa y se dirigió al acuario que tenía en medio de la sala y comedor - A la universidad se va a estudiar y trabajar, no a hacer amistades. Siempre se te ha dicho lo mismo - Preferí no contestar, él nunca escucha.

Amo a mis padres, en serio que lo hago, pero eso no significa que quiera estar cerca de ellos siempre, y mucho menos cuando se comportan de ésta manera tan cerrada.

- Y encima de todo, se te ocurre no decirnos nada - mi madre me veía por primera vez desde que empezó a llorar - Es decir que si no hubieses tenido que venir, si nosotros no hubiésemos comprado los boletos, ¡jamás nos abríamos enterado de esto! - Para variar, los gritos venían de ambos.

- No, la verdad es que no les hubiera dicho - dije seriamente.

- ¡Vete a la mierda! - dijo mi padre. Subió a su habitación, y azotando la puerta no escuché más de él el resto del día.

- ¿Cómo puedes ser así? - mi madre se veía dolida, pero era cierto, si no hubiera tenido que verlos en éste tiempo específicamente, no les habría dicho nada. ¿Para qué? Estaba bien y en una pieza, no necesito que se preocupen por algo innecesario, solo les haría enfermar - Has cambiado demasiado, no te está haciendo nada bien estar en Londres, ¿con qué tipo de gente te has estado relacionando? ¿Por qué de repente te importa tan poco tu familia? - se levantó igualmente.

- Me importa, pero soy un adulto, y no necesito que nadie me cuide si no es necesario - la vi.

- ¡Pero ésto es otra cosa! ¡Eres un maldito adulto que no entiende las diferencias! - se hizo el cabello hacía atrás - Pero bueno, como siempre, a ti te importa un comino lo que digamos, como la señorita ya vive sola, piensa que puede tratar como quiera a sus padres. Pues... ¡Qué mal hicimos nuestro trabajo contigo! - con eso siguió a mi padre escaleras arriba.

Tomé mis cosas y salí de la casa. Eran casi las once de la noche. Puede que mis padres, no quieran verme mañana, y lo entendería, es su casa al final y al cabo, regresaría a Londres y seguiría con mi vida.

Entré al auto alquilado que conseguí y me dirigí a la autopista. Estaba empezando a llorar, pero tenía que ser fuerte, al menos un rato más.

Encendí la radio y subí mucho el volumen, necesitaba dejar de pensar. Pero mi cabeza no me cooperó y de inmediato fue al único lugar con luz que tenía.

There's a world out thereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora