El libro me engulle desde la primera página hasta la última, me dejo sumergir en ese mar de letras, entre esos pequeños dibujos en blanco y negro que están al final de cada capítulo. Cada pocas páginas hay citas de famosos escritores, conozco a prácticamente a todos y cada uno de ellos. Cuando paso la última hoja ya casi no hay luz en el cuarto, asique me levanto para encender la luz del techo. Me froto los ojos por debajo de las gafas, me pican y me escuecen por haberlos tenidos tantas horas leyendo sin parar.
En el piso de abajo huele bien, como a pastel y a limón. En la mesa de la cocina hay una fuente llena de muffins; muffins de fresa, de chocolate, rellenos de cremas deliciosas, algunos son incluso integrales... El estómago me ruge y la boca se me llena de saliva. Catherine está de espaldas a mí, sacando algo del horno, cuando se gira da un respingo al verme. Tuerzo los labios.
-Lo siento...-Susurro con la voz áspera. Me aclaro la garganta y me paso una mano por el pelo.
-Tranquila, ¿cómo estás?-Pregunta en tono amable, su voz es dulce y aguda, no como la mía...que es grave y áspera.
-Bien, estoy bien. ¿Dónde están todos?
Catherine se vuelve de nuevo y mira por la ventana.
-Alexander se los ha llevado a ver luciérnagas.
Ladeo la cabeza y me acerco a la ventana, veo a Eli saltar alrededor de los tres chicos señalando las lucecitas verdes que se esconden entre los arbustos.
-Luciérnagas... pensé que se habían extinguido...-Comento, con asombro.
-Eso pensé yo también, hasta que llegué a este lugar, el campo está plagado y se pueden ver animales que en las ciudades dan por extinguidos, tenemos mucha suerte de estar aquí Daniela.-Mientras habla se pone a mi lado, sonriendo de manera dulce.
La miro detenidamente, tiene la cara salpicada de pecas, resaltan sobre su piel blanca. Se ha pintado los labios de un rojo pasión precioso, los lleva así desde que llegué. Es preciosa, ojalá yo tuviera las pestañas así de largas y espesas. Me muerdo el labio y se escucha la puerta abrirse y cerrarse.
-Anda, hola chicas.- Saluda Alexander entrando en la cocina, lleva un frasco en la mano y dentro hay un par de luciérnagas. Las miro detenidamente, asombrada, más que antes.
-Hola cielo- Dice Catherine mientras le da un beso en los labios.
Bajo la mirada, incómoda, y miro a Óscar casi teletransportarse a por una luciérnaga. Salgo de la cocina y salgo al porche. Eli corre detrás de Óscar riendo y chillando. Michael aparece a mi lado como por arte de magia.
-¿Te gustan las luciérnagas?- Le miro fijamente, recordando el episodio de el pasillo y trago saliva.
-Son bonitas...-Susurro con la voz ronca.
Michael se ríe y me pasa una mano por la espalda. Gruño y me aparto.
-Vamos...siento lo del pasillo, solo estaba de coña.
La aparto de mí de un empujón y bajo las escaleras hacia Eli y Óscar, fuerzo una sonrisa y dejo que la niña me abrace y se me suba a la espalda. Sujeto su cuerpo para que no se caiga y río. El chuco se acerca sonriendo.
-Vaya dos princesas...-Dice con la voz grave, jadea por el cansancio.
Los ojos le brillan de una manera curiosa cuando se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.